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04-10-2010

Nobel de Medicina para el "padre" del primer bebé probeta

15:18 | El británico Robert G. Edwards fue pionero de las técnicas de fertilización in vitro, que marcaron un "hito" en la medicina moderna.

ESTOCOLMO.- El premio Nobel de Medicina fue otorgado hoy por el Instituto Karolinska de Suecia al británico Robert Edwards, padre de la fecundación in vitro, quien en 1978 logró el nacimiento del primer bebé de probeta.

Edwards es pionero de una técnica que tuvo fuertes repercusiones sociales y que a partir del nacimiento de Louise Brown -que entretanto también es madre y que concibió a su hijo de manera natural-, permitió a miles de parejas con problemas de fertilidad tener bebés.

Se calcula que desde entonces unas cuatro millones de personas nacieron gracias a un tratamiento de fecundación asistida.

Sus primeras ideas para realizar una fecundación en el tubo de ensayos son de los primeros años de la década de 1950, según escribió Edwards en la revista Nature Medicine bajo el título "El camino lleno de baches hasta la fecundación in vitro (FIV) humana".

Edwards investigó primero en la Universidad de Edimburgo con embriones de ratones. Las hembras de estos animales fueron estimuladas con hormonas para madurar muchos óvulos.

En muchos experimentos con animales, Edwards aprendió a utilizar las hormonas para conseguir determinados fines y pronto, su interés por la ciencia básica cambió hacia la investigación clínica.

Las muestras de tejido ovárico humano las obtuvo de pacientes de la ginecóloga Molly Rose. Poco a poco logró determinar durante cuánto tiempo, a qué temperaturas, con qué sustancias nutritivas y en qué valor de pH debían madurar las células.

El trabajo avanzó y parecía posible también la fecundación artificial en los humanos. Con este objetivo comenzó su trabajo junto al ginecólogo Patrick Steptoe, experto en laparoscopía, gracias a la cual se podía observar el interior del vientre de las pacientes y con la que también se podían extraer óvulos.

"Trabajamos 20 años juntos, hasta su muerte (en 1988). Me enseñó la medicina", escribió Edwards, que en la actualidad vive en un asilo de ancianos por su precario estado de salud, por lo que está en duda si podrá asistir el 10 de diciembre a la ceremonia de entrega del premio dotado con diez millones de coronas suecas (1,48 millones de dólares).

Es posible que Edwards y Steptoe hubiesen compartido el máximo premio de la medicina, pero el Comité Nobel no puede conceder de forma póstuma dinero, medalla y gloria.

Ambos le dieron aplicación clínica al procedimiento experimental. Steptoe "consiguió" los óvulos, Edwards los cultivó y fecundó. Las células se dividieron varias veces y formaron así los embriones, hasta el estadio de ocho células, que fueron observados con fascinación por los investigadores.

"Nunca olvidaré el día en el que miré por el microscopio y descubrí algo raro en el cultivo. Lo que vi fue un blastocisto humano, que me miraba fijamente", recordó Edwards en 2008.

"Es difícil transmitir en palabras lo que significó para mí y nuestro maravilloso equipo este nacimiento", dijo Edwards.

El hecho revolucionó a la sociedad de entonces. "Tuvo una perseverancia enorme" ya que "nadie creía" en sus investigaciones, incluso la comunidad científica consideraba que con la fecundación in vitro nacerían "bebés malformados", dijo el profesor de pediatría y miembro del jurado de la Asamblea Nobel, Hugo Lagercrantz.

"Hubo también una enorme oposición religiosa que opinaban que sólo Dios podía crear vida nueva. Pero cuando nació el primer bebé, eso cambió de pronto. Todos consideraban el trabajo de Edwards fantástico", contó el médico en una entrevista con la agencia de noticias DPA.

Profesor emérito de la Universidad de Cambridge, Edwards nació en Manchester el 27 de septiembre de 1925.           

Tras combatir en la Segunda Guerra Mundial, estudió biología primero en Estados Unidos y luego en Escocia. En 1958 se convirtió en investigador del Instituto Nacional para la Investigación Médica en Londres, donde comenzó sus trabajos sobre el proceso de fecundación.

A partir de 1963 siguió su trabajo en Cambridge, primero en la Universidad y luego en la clínica Bourn Hall, donde fundó con Steptoe el primer centro mundial para la fecundación asistida, que dirigió durante muchos años.

Hoy, el actual director, Mike Macnamee, opinó que "Bob Edwards es uno de nuestros científicos más importantes, su trabajo inspirador a comienzos de la década de 1960 condujo a un gran avance que mejoró las vidas de millones de personas en todo el mundo".

Edwards, quien tiene 11 nietos, nunca estuvo motivado por la gloria del éxito, opinó Macnamee, para quien su principal meta era su fuerte deseo de ayudar a tener hijos a parejas infértiles.

"Lo más importante en la vida es tener un hijo", decía Edwards. "Nada es más especial que un hijo".