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04-05-2011

Piden tope horario para Alem y que no haya nuevos locales nocturnos y gastronómicos

El concejal Monti pidió que se vede de manera permanente la instalación de bares, pubs o restaurantes en Alem. En la actualidad, la medida rige mediante un decreto transitorio. Además propuso que los locales cierren a las 3.30.

Luego de reunirse ayer con un grupo de vecinos de la zona de la calle Alem, el presidente del bloque de concejales de Acción Marplatense, Diego Monti, decidió presentar un proyecto de ordenanza para convertir en definitivas algunas de las disposiciones aplicadas en los últimos tiempos en ese sector de la ciudad con la intención de reordenar la actividad comercial. En concreto el concejal propuso que se mantenga la suspensión para la radicación de nuevos locales gastronómicos y de esparcimiento nocturno en toda el área y que tal como sucedió de manera transitoria durante el último verano se establezca un tope horario que obligue a este tipo de comercios a cerrar sus puertas a partir de las 3.30 de la madrugada.

El jefe de la bancada oficialista decidió presentar la iniciativa en el marco de una serie de dudas generadas en los últimos días respecto de las regulaciones aplicadas sobre la actividad comercial en la calle Alem y sus alrededores, que habían despertado resquemores entre los vecinos. De hecho el concejal se reunió ayer a la mañana con representantes de la sociedad de fomento Leandro N. Alem, quienes le plantearon su inquietud frente a la posibilidad de que en algún momento se admita la radicación de nuevos locales gastronómicos en el barrio, posibilitando que con el tiempo estos establecimientos comiencen a ejercer una actividad ligada a la nocturnidad. "Días atrás los presidentes de bloques nos habíamos reunido con los vecinos y habíamos asumido el compromiso de seguir trabajando para no retroceder en los logros que se alcanzaron para mejorar la situación de este sector y la convivencia con los comerciantes", le explicó Monti a LA CAPITAL. Según dijo, por esa razón resolvió presentar su proyecto y tratar de llevarles tranquilidad a los habitantes de la zona.

En uno de los artículos de la iniciativa se propone que la suspensión para las habilitaciones de locales gastronómicos y nocturnos que se encuentra en vigencia mediante en un decreto se convierta en una disposición permanente en todo el sector. Puntualmente la zona en la que esto se aplicaría sería la calle Alem, entre Almafuerte y Roca y sus transversales y la calle Bernardo de Irigoyen, entre Almafuerte y Matheu. Esta medida ya está vigente, pero de manera transitoria. Es que la suspensión de las habilitaciones para este tipo de comercios fue impuesta a mediados de 2008 mediante un decreto que originalmente tenía un plazo de aplicación de 180 días y que fue prorrogado en sucesivas oportunidades hasta la actualidad. De hecho la última vez que se extendió su implementación fue el pasado 1 de mayo, por un período de 30 días hábiles. En el caso de que el proyecto de Monti fuera aprobado la veda para la radicación de nuevos locales como bares, pubs o restaurantes tendría carácter definitivo. "Creo que una vez que podamos poner en práctica esto de manera se aclararían las cosas para comenzar a avanzar más firmemente en otro tema, como es el de promover actividades comerciales diurnas en la zona", explicó.

La segunda disposición central propuesta en el proyecto consiste en fijar un tope horario para que los comercios gastronómicos y de esparcimiento nocturno de la zona cierren obligatoriamente a las 3.30. "El cese de las actividades implica la no permanencia de público en su interior a partir de esa hora", precisó el concejal. Esta misma medida fue implementada durante el verano pasado, cuando la Municipalidad obligó a bares, pubs y restaurantes del sector a cerrar a las 5 de la mañana. "La verdad es que esa fue una buena decisión con la que se mejoró la calidad de vida de los vecinos y se logró descongestionar la zona y evitar disturbios e incidentes en la vía pública", destacó Monti. Incluso el tope horario aplicado en el verano había tenido el visto bueno de algunos comerciantes dedicados a la oferta de esparcimiento nocturno, quienes atribuían buena parte de los conflictos que ocurrían en el lugar al hecho de que al abandonar los bares y pubs muchos jóvenes permanecían deambulando por las calles y concurriendo a pizzerías, sanwicherías o pancherías a las cuales, también se obligó a cerrar.