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La Ciudad 29 de noviembre de 2017

Apuntan a mejorar la gestión del agua para reducir las pérdidas y el derroche

El coordinador de gabinete de la Subsecretaría de Recursos Hídricos de la Nación advirtió sobre los costos que involucra la falta de medición y el desperdicio en el servicio de agua potable.

Emilio Lentini, coordinador de gabinete de la Subsecretaría de Recursos Hídricos de la Nación.

El coordinador de gabinete de la Subsecretaría de Recursos Hídricos de la Nación, Emilio Lentini, destacó que además de cumplir con el reto de incrementar de manera ostensible la cobertura en agua potable y saneamiento, el Gobierno nacional aspira a lograr una mayor eficiencia en materia de producción, distribución y consumo de agua en todo el país.

El funcionario puso énfasis en que para ello, los prestadores deben avanzar con el uso de sistemas de medición y realizar inversiones que permitan disminuir las pérdidas que provocan que aproximadamente la mitad del recurso que se produce en las grandes ciudades no llegue a los hogares.

“En Argentina producimos 600 litros de agua por habitante para consumir 300 porque el resto se pierde”, explicó el funcionario en el marco de la “Semana de la Sustentabilidad Urbano Ambiental y Cambio Climático” que se desarrolla desde ayer en la Plaza del Agua.

Lentini participó del encuentro junto al director nacional de Agua Potable y Saneamiento, ingeniero Juan Martín Koutoudjian, quien ayer también describió de qué manera el Gobierno nacional aspira a incrementar las inversiones en el sector mediante la participación pública y privada.

-¿Cuál es a su juicio el principal desafío que tiene el país en materia de agua y saneamiento?

-Dar acceso universal a los servicios en todo el país, porque son vitales. Además hay una serie de retos de segundo nivel que hay que cumplir, como por ejemplo el tratamiento de aguas residuales. Si bien es muy importante que las familias puedan descargar las aguas cloacales de sus domicilios también lo es el tratamiento posterior para evitar la contaminación…

-¿En algún momento del pasado reciente, el país tuvo mejores índices de cobertura que los actuales en relación a su población?

-Habría que remontarse a mediados de los años ’70. Las estadísticas muestran que en ese momento hubo un quiebre y se ingresó en una fase de problemas macroeconómicos recurrentes, con aumento de la pobreza. Por lo tanto así como hemos visto deterioros en los servicios de salud y educación, hemos sufrido una degradación general en infraestructura que también se verificó en agua potable y saneamiento. Por lo tanto hoy es necesario hacer inversiones de muy largo plazo que tienen un gran impacto social. El esfuerzo del Gobierno nacional está en revertir esta situación.

-Usted señaló que ni el modelo privatizador de los ’90 ni la intervención estatal de los últimos años dieron resultados. ¿Cuál es el modelo actual?

-Si analizamos al sector internacionalmente, observamos que las grandes inversiones en materia de agua y saneamiento no se pueden pagar íntegramente con tarifas. Prácticamente todos los países desarrollados han extendido su infraestructura con una activa participación estatal. Y en la región ha sucedido lo mismo, como por ejemplo en Chile, donde hubo privatizaciones recién cuando hubo una altísima cobertura de servicios de agua y cloacas. Lo que es determinante es el contexto de crecimiento y de baja inflación porque para que se invierta en este sector debe existir estabilidad y crecimiento.

-¿Al margen de incrementar la cobertura, qué otro reto le parece crucial en esta área?

-En Argentina se consume por lo menos un 50% más de agua potable que en la región. Y el tema de las pérdidas es muy importante. En los países de la región se conoce lo que se produce y lo que se pierde, cosa que en el nuestro no. En cualquier actividad, sin números claros, no se puede avanzar. En Argentina producimos 600 litros de agua por habitante, para consumir 300 porque el resto se pierde. Por más abundancia de recurso que haya, lo cierto es que el agua debe ser captada, tratada, transportada y eso involucra consumo de electricidad. Por lo tanto todo eso tiene un costo económico y ambiental. La mitad de eso lo perdemos. Y de los 300 litros que consumimos, por lo menos el 30% lo derrochamos por malos hábitos o descuidos.

-¿Y cuál es la política para revertir esa realidad?

-Hay cambios tecnológicos impresionantes en materia de medición, cuya implementación nos tiene que estimular para hacer un uso racional del agua. Los medidores inteligentes, se veían como algo lejano y ahora existen en una oferta en el mercado. Eso permite medir la entrega del agua como si fuera electricidad y eso es una revolución para el sector. Me sorprende gratamente escuchar al presidente de Obras Sanitarias de Mar del Plata, Mario Dell’Olio, hablar sobre la posibilidad de tener en un futuro tarifas modeladas por horarios. Sería una revolución para Mar del Plata tener sistemas que le permitan estimular un consumo más racional durante el verano.

-¿Y desde la Nación existen políticas para alentar este tipo de inversiones?

-Sí, hay interés en direccionar especialmente parte de la inversión al fortalecimiento, con financiamiento internacional, para desarrollar sistemas comerciales e instalación de medidores. Ojalá el sector se anime a hacerlo. En Londres, donde con la medición se llegó a un consumo de 180 litros por habitantes por día, se está implementando un programa de medidores inteligentes para seguir reduciendo esa cifra. Podemos decir que Inglaterra tiene otro nivel de desarrollo. Pero no podemos desconocer los notables beneficios que tiene medir y reducir pérdidas.



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