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El País 8 de diciembre de 2016

Cambiemos cumplió con los pedidos de Macri en Diputados, pero se abren varios interrogantes para 2017

Por Gustavo Beron

(DyN) – La coalición oficialista Cambiemos superó su primer año legislativo con holgura en la Cámara de Diputados, pero el mayor interrogante se abre para 2017 cuando desde su condición de primera minoría deberá rediseñar su estrategia de consenso en un calendario donde la atención estará puesta en las elecciones de medio término.
Nada hace prever que el jefe del Frente Renovador, diputado nacional Sergio Massa, mantendrá su fidelidad con la fuerza de Gobierno, lo que exigirá a Emilio Monzó, principal referente macrista en la Cámara baja a buscar alternativas que le garanticen las condiciones para aprobar las leyes pedidas por el Ejecutivo.

El peronismo oficial enrolado bajo el sello del Frente para la Victoria tuvo su proceso de decantación a principios de año con la fuga de Diego Bossio, Oscar Romero y compañía, pero aún sufre la amenaza de esa “lluvia ácida” que cada tanto cae por los casos de corrupción de la denominada “herencia kirchnerista”.

“Si no fuera por la política no hubiera salido ninguna ley”, repitió casi como una oración religiosa Emilio Monzó cada vez que pudo, no sólo para marcar diferencias en su interna con los defensores del marketing del Gobierno, sino para “revalidar” sus raíces peronistas.

Justamente ese pasado de quien fue el operador político del macrismo fue la llave para abrir, en tándem con el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, la puerta para juntar los votos con los gobernadores y Massa y sancionar, en el arranque del año legislativo, el acuerdo con los holdouts, proyecto que fue bandera del gobierno de Macri y clave para el programa económico.

La falta de un pacto de gobernabilidad obligó al oficialismo a negociar “día a día” con el tigrense y en esa relación “casi matrimonial” sufrió el primer desplante cuando el massismo buscó aliarse con el resto de la oposición para sacar la ley de emergencia laboral.

La maniobra al final le salió al revés al Frente Renovador, porque en una sorpresiva jugada de abstención, Cambiemos le terminó dando los votos al kirchnerismo que festejó el triunfo en el recinto aunque sabía de antemano que Macri vetaría días después la norma, sin generar mayor polémica en la opinión pública.

El massismo quedó afectado en su orgullo y en medio sus diferencias internas (en ese espacio conviven empresarios, sindicalistas y políticos) supo entender de su dependencia del oficialismo para imponer algunas de sus propuestas, en especial aquellas vinculadas con los temas de seguridad y justicia.

No menos relevante fue el papel del bloque Justicialista, los representantes más clásicos de los gobernadores peronistas en la Cámara baja, que también supo meter cambios a las exigentes iniciativas del Ejecutivo.
Esta sociedad tripartita le permitió al Gobierno celebrar la aprobación de la ley de Acceso a la Información Pública, el megaproyecto de Reparación Histórica para los Jubilados y la ley de Blanqueo de Capitales, entre un centenar de propuestas sancionadas en la Cámara baja.

El excluido Frente para la Victoria tuvo su propio combate interno porque en febrero, antes del inicio del período ordinario, perdió 17 bancas y dejó en manos de Cambiemos la condición de primera minoría.

El escándalo y detención de José López, ex segundo de Julio De Vido en el Ministerio de Planificación, que fue “cazado” cuando lanzaba bolsones cargado de dinero en un convento, derivó en una segunda fractura del kirchnerismo en momentos que el gobierno cosechaba sus primeras críticas por el tarifazo y la falta de respuesta de la economía.
Ya en el promocionado segundo semestre, el oficialismo no tuvo problemas para aprobar el presupuesto con variedad de cambios solicitados por la oposición y avanzar con la pretendida reforma política, que quedó trabada en el Senado, por presunto desacuerdo de los gobernadores.

Sin embargo, ya en tiempo suplementario, Cambiemos busca en sesión extraordinaria sacar la versión más “barata” de la reforma del impuesto a las Ganancias como así también otros proyectos del Ejecutivo.

Pero la principal incógnita para el macrismo en Diputados es cómo se adaptará al próximo año electoral, donde hasta sus propios socios comenzarán a jugar diferente, ya que son varios los que renovarán sus bancas.