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Tecnología 10 de julio de 2016

Camioneros contra robots ¿la primera gran crisis de reconversión tecnológica?

Otto trabaja con el objetivo de que en unos años circulen por carretera camiones con piloto automático. Convoy se posiciona como el Uber de los transportistas.

WASHINGTON, Estados Unidos.- El 10 por ciento del PBI estadounidense y más de 8 millones de empleos dependen del sector del transporte por carretera, uno de los que primero puede verse afectado por los avances de vehículos que se conducen solos y abrir la puerta de una reconversión tecnológica de consecuencias impredecibles.

Desde Palo Alto (California), Otto, una empresa con 40 empleados, trabaja con el objetivo de que en unos años circulen por carretera camiones con piloto automático, capaz de guiarse con un conjunto de sensores y conexiones sin prácticamente intervención humana alguna, según un cable de EFE.

La firma, al igual que competidores en el mismo nicho como Daimler o Peloton Technology, quieren que el tráfico de camiones sea más eficiente, al consumir menos combustible, y seguro, al reducir el número de accidentes.

“En un camión de Otto el conductor tiene un rol supervisor, lo que le permite conducir más millas, a la par que trabaja en condiciones más seguras y productivas”, señala la empresa, integrada por ex ingenieros de Google y Apple, a EFE.

Con el mecenazgo de Jeff Bezos (Amazon) y otros grandes inversores tecnológicos también nació Convoy, que se posiciona como el Uber de los transportistas y que intenta eliminar los intermediarios en el complejo y tradicional sistema de transporte de mercancías.

Estos son solo dos ejemplos de lo que está por llegar y que puede traducirse en una revolución en uno de los sectores más importantes de la economía estadounidense, especialmente en los márgenes de la clase media, cada vez más resentida con el sistema.

La conducción de camiones, un trabajo que realizan 3,5 millones de estadounidenses, es la primera profesión en 29 de los 50 estados del país y de ella dependen indirectamente otros sectores como el de seguros, estaciones de servicio y mecánica.

La semana pasada Christopher Hart, presidente del Consejo de Seguridad en el Transporte (regulador federal conocido por las siglas NTSB), aseguró que una pronta adopción de camiones y autobuses con piloto automático es “una realidad muy posible” y recordó que la colaboración entre autoridades, empresas tradicionales del sector y los nuevos actores tecnológicos es clave.

En su opinión, la transición a la nueva tecnología de vehículos autómatas se inspirará en otros modos de transporte, especialmente la aviación, y pese advertir que “las cosas son más complejas de lo que parece” consideró -sin establecer horizontes- que inevitablemente en el futuro no hará falta un humano detrás del volante.
Andy Stern, asesor del presidente Barack Obama para el futuro del estado del bienestar y autor de “Raising the Floor“, habla de la revolución de la nueva robótica como algo incluso más consecuente que la globalización.

“La externalización de trabajos a otros países afectó a zonas geográficas muy demarcadas por una especialización industrial como el acero o el carbón, pero en el caso de la automatización en transporte, medicina, contabilidad o finanzas el impacto será global”, explica Stern, ex presidente del sindicato SEIU.

“Hoy para las grandes empresas el costo laboral es equivalente al coste en materias primas y casi todas las nuevas invenciones tienen la capacidad, sino el fin, de reducir la necesidad de trabajadores”, añade.



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