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La Ciudad 18 de julio de 2016

Cuando viajar con libertad se transforma en una forma de vida

Experiencias de jóvenes que recorrieron el mundo a dedo y con mochila, contando la experiencia a través de las redes sociales y escribiendo manuales destinados a futuros viajeros.

Para viajar y recorrer distintos puntos geográficos no se necesita mucho dinero sino “ganas, curiosidad y espíritu aventurero”. Esa es la receta que emplean, desde hace varios años, Daniel Elias y Juan Caldaroni (Dani y Jota), Esteban Mazzoncini y Aniko Villalba. Esas experiencias fueron volcadas en el “Workshop para futuros viajeros” que brindaron en la ciudad durante el pasado fin de semana y que repetirán en Buenos Aires y en Rosario, el próximo agosto.

En el seminario explicaron cómo “financiar un viaje largo, con distintos recursos para aprender a mantenerse en ruta durante un viaje largo, además de contar con ahorros”, ejemplificó Daniela, que recorre el mundo desde 2009, el último viaje fue a dedo, junto a su novio Jota.

La pareja, al igual que Esteban y Aniko, además de compartir la forma de viajar -“un estilo de vida”, coincidieron en definir-, tienen la misma forma de mantenerse: a través de libros que autopublican, los que se pueden conseguir a través de las redes sociales.

Aunque los cuatro están en Buenos Aires, vienen de sendos viajes. Daniela y Jota regresaron después de “siete años. Empezamos viajando a Nueva Zelanda para practicar inglés, por tres meses con mochila, y seguimos recorriendo Oceanía y Asia. Los últimos tres años viajamos a dedo”, explicaron.

Filosofía

Esteban empezó a viajar como muchos jóvenes en los ’90: el periplo iniciático a Europa, con mochila incorporada, aunque aclaró que “me hice más mochilero profesional a partir del ’93”. Y no paró más, ya que lleva recorridos “87 países y 435 mil kilómetros”, especificó en diálogo con LA CAPITAL. Acaba de terminar su libro “Un viajero curioso”.

Ellos tres, junto a Aniko (que no pudo participar de la nota), se conocieron a través de las redes sociales y sus blogs, desde donde comparten sus historias.

Aunque aseguraron que “no sólo contamos nuestras historias, sino que entusiasmamos a los futuros viajeros para que hagan su propio viaje. Es una ayuda, no sólo contás lo que salió bien sino lo que puede salir mal”, reflexionó Esteban.

Para Dani, viajar significa “hacer lo que quiero y como quiero. Cambiamos el sedentarismo por descubrir rincones que hasta hace 7 años eran desconocidos, como Irán o Kazajistán, que nos parecían imposibles”.

“Cuanto más barato viajas -definió- más contacto con la gente tenés, es un constante intercambio cultural. No hay una sola forma de viajar, nosotros empezamos haciéndolo en transporte público y el último lo hicimos a dedo”.

Esteban coincidió en cuanto a que “el contacto con la gente es lo que enriquece a cualquier persona, sea viajero o no. Es conocer esa realidad en primera persona y no sólo a través un libro”.

Además, consideró que “viajar es una hermosa manera de conocerse a uno mismo, nuestros límites y desafíos, nuestros propios miedos. Es un estilo de vida”.

Jota coincidió con sus compañeros de ruta y añadió que “a todos nos mueve la curiosidad. Cuanto más viajamos más nos damos cuenta de lo poco que conocemos, porque no todo es lo mismo, y también aprendés a resolver determinadas situaciones”.

Experiencia

Los jóvenes viajeros no planean parar, sino que toman la estadía en Argentina como una pausa para reorganizar los próximos viajes. Aniko, 32 años, se irá a Japón, mientras que Dani (27) y Jota (29) planean recorrer Sudamérica -a partir del año que viene- en bicicleta. Esteban (45), por su parte, planea cómo seguir aunque considera recorrer Argentina de la mano de algún proyecto social o recorrer Africa en moto. En tanto, visitan distintas ciudades argentinas dando charlas y presentando sus libros.

“No hace falta ser millonario para viajar -aseguró Dani-, hace falta tener ganas. La plata se consigue”.

Esteban señaló que “lo lejano y desconocido parece el desafío mayor. Pero cuando llegas a un lugar distinto, aunque hablen en chino, empezás a preguntar, a aprender algunas palabras, a saludar y es la misma vida que podés llevar en tu país pero con carteles en otro idioma”.

Así como existen tantas maneras de viajar como viajeros existentes, el alojamiento también va variando y puede tratarse tanto de un banco en una plaza hasta la casa de alguien que conocieron en un bar.

Lo mismo pasa con el equipaje, aunque lo ideal es no cargar demasiado peso y contar con el poder de adaptación necesario para pasarlo bien donde sea.

Los tres afirmaron que en Buenos Aires los guía “la misma filosofía. Tenemos los mismos trabajos que hacíamos en viaje. Es un estilo de vida”.