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La Ciudad 24 de julio de 2017

Dos aspectos suman preocupación en la lucha mundial contra el VIH

En Argentina, una de cada diez personas que iniciaron un tratamiento antirretroviral estándar tenía una cepa resistente a alguno de los medicamentos más utilizados, una tendencia de aumento advertida por la OMS. La debilitación en la medidas preventivas también alertan a los especialistas.

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Argentina fue uno de los 11 países del mundo que presentó ante la Organización Mundial de la Salud (OMS) los índices de resistencia del Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH). Según se indicó, en el país 1 de cada 10 pacientes que iniciaron tratamiento antirretroviral estándar tenía una cepa resistente a alguno de los medicamentos más utilizados.
Según el informe elaborado por la organización sanitaria, este panorama se repite en 6 de los 11 países analizados en Africa, Asia y Latinoamérica, a los cuales se recomendó “revisar de manera urgente sus programas de tratamiento de HIV”. Los porcentajes más altos se dieron en Uganda (más del 15%) y Nicaragua (19%).
“Necesitamos abordar los crecientes niveles de resistencia del VIH si queremos alcanzar el objetivo mundial de poner fin al SIDA para el año 2030”, agregó el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus.
De no tomarse las medidas necesarias, se estimó que “los nuevos virus resistentes causarán más de 135.000 muertes y 105.000 nuevas infecciones durante los próximos 5 años”.

Datos en Argentina

La información de Argentina se desprende del boletín nacional sobre el VIH-sida, publicado en diciembre de 2016 por el Ministerio de Salud de la Nación.
Allí se señala que “el desarrollo de resistencia del VIH a los medicamentos antirretrovirales conduce a la falla terapéutica, lo que tiene como resultado no solo un perjuicio para las personas de manera individual sino también una amenaza para la efectividad de los programas de tratamiento del VIH”.
En cuanto a las causas que lleva a que el virus seleccione mutaciones que le confieren la capacidad de reproducirse aún bajo tratamiento, el informe señala que éstas pueden ser múltiples, ya sea “por adherencia incompleta a los medicamentos o eficacia subóptima de los esquemas indicados”, entre otras.
Esta situación también se registró en personas antes de haber comenzado el tratamiento antirretroviral. “Esto puede deberse a la infección por virus que ya tenían mutaciones al tratamiento o a que estuvieron expuestas a medicamentos antirretrovirales (por ejemplo, porque realizaron profilaxis de la transmisión perinatal)”, explicaron.
Según señalan, en los últimos años esta “resistencia pretratamiento” ha ido en aumento en varias partes del mundo y también en la Argentina, en el que se registra un “nivel moderado” con un porcentaje del 6%.
“Se ha demostrado que las personas que comienzan un tratamiento antirretroviral para un virus con resistencia pretratamiento tienen tres veces más posibilidades de falla virológica”, reza el informe de Salud.

Menos prevención

Al tiempo que se encienden las alertas respecto la resistencia, la debilitación de las medidas preventivas, sobre todo en los más jóvenes, aumentan la preocupación frente a la circulación del virus.
“Las medidas relacionadas a la prevención de la adquisición del VIH, entre otras enfermedades de transmisión sexual, son insuficientes sobre todo entre los jóvenes”, advierte la infectóloga Mariana Hualde, especialista de la Sociedad de Infectología de Mar del Plata.
Según señaló, esta situación tiene que ver con tres factores: por un lado, y fundamentalmente, con el desconocimiento de las ITS (infecciones de transmisión sexual) y de las medidas para prevenirlas; por el otro, con la idea de que existen tratamientos. “Se ha convertido en una enfermedad crónica, que si bien por el momento no tiene una cura, los pacientes saben que pueden tener una expectativa de vida normal”; y finalmente, con la falta de control sobre la propia vida sexual, facilitada por el consumo de sustancias y sobre todo de alcohol entre los jóvenes, situaciones que atentan directamente contra el autocuidado y el cuidado del otro, no sólo en relación el uso del preservativo para evitar la transmisión del VIH, sino también la de otras ITS, como sífilis, gonorrea, hepatitis B, etc.
Basándose en estadísticas globales, Hualde señaló que “si bien ha habido un descenso de los pacientes diagnosticados con VIH, no ha ocurrido lo mismo con otras enfermedades de transmisión sexual, por ejemplo la sífilis, datos que señalan la falta de uso de métodos de barrera (preservativo) entre los jóvenes”, señaló.



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