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Policiales 27 de abril de 2017

El violento asalto y la huella por la que cayó el “Chanchi” Becerra

En un vaso de vidrio quedó la prueba de que había sido uno de los ladrones del robo en un establecimiento rural de la ruta 55, en el partido de Balcarce.

Una huella dejada sobre un vaso de vidrio fue la evidencia indudable que confirmó la participación de Iván “Chanchi” Becerra en un asalto perpetrado a fines del año pasado en un establecimiento rural cercano a Balcarce.

El hecho fue de características violentas y se emparenta con otros ocurridos en cercanías de Mar del Plata, siempre en estancias o quintas, aunque por el momento no se le pudo acreditar la autoría a este delincuente que fue recapturado esta mañana.

El caso de noviembre sucedió el día 7, a las 16.50, aproximadamente cuando el matrimonio que reside en el establecimiento rural del kilómetro 70 de la ruta 55 fue sorprendido por Becerra y tres cómplices.

La maniobra para engañar al hombre fue sencilla. Había sol  y los perros vagaban por el lugar. De pronto comenzaron a ladrar y el morador salió para ver qué sucedía de raro. Entonces vio a dos hombres apostados en la entrada que le preguntaron sobre el precio de los corderos. También uno de ellos le solicitó un vaso con agua. Cuando el hombre se dispuso a entrar a la casa para satisfacer el pedido de quien imaginaba como un potencial cliente fue sorprendido desde atrás. Los dos individuos lo atenazaron y le colocaron un cuchillo a modo de amenaza. Luego aparecieron otros dos delincuentes.

Durante los siguientes 25 minutos los ladrones cargaron con todo lo que pudieron: dinero en efectico, un arma de fuego tipo escopeta calibre 12/70, una carabina calibre 22, un poncho salteño de color rojo, un rebenque con cabeza de plata con las iniciales DL, dos cuchillos de fabricación artesanal de plata de unos 25 cm de hoja, un televisor de 32 pulgadas marca Samsung, un reloj de bolsillo de plata marca Invicta y un cuchillo tipo daga de alpaca.

Para poder sustraer todo sin problemas, encerraron a la mujer en una habitación y ataron a una silla al hombre, a quien además castigaron con golpes en el rostro y la cabeza.

La huida se materializó a bordo del automóvil en el que habían llegado, pero no logró ser distinguido por las víctimas.

Horas después personal de Policía Científica trabajó en la casa en busca de rastros y se enfocó en un vaso de vidrio que estaba sobre una mesa. Los peritos descubrieron una triple impresión, de dedo índice medio y anular de una mano izquierda. Al comparar estas huellas con el sistema AFIS se estableció que pertenecía a Ricardo Iván Becerra, prontuario AP1315439.

La imputación no tardó en llegar por dos razones: la primera ella fue la infalibilidad de la identificación y la otra que Becerra no tenía ninguna relación con las víctimas, de modo que no había manera de justificar su presencia allí salvo que hubiera sido uno de los cuatro asaltantes.

Incluso, a partir de su identificación, se sospecha el automóvil empleado para escapar del lugar fue un Chevrolet Cruze, el mismo con el que Becerra, Fernando Busto y Lucas Giménez Pazos  usaron para fugarse de la cárcel de Viedma en el mes de octubre. Precisamente, Giménez Pazos fue recapturado en Miramar a bordo de ese vehículo.

Becerra fue mencionado en otras investigaciones por asaltos similares en la zona, uno de ellos en el establecimiento rural conocido como “Plantación de Gladiolos”, del paraje La Polola. Sucedió en la noche del 9 de febrero y en ese asalto el productor rural no solo fue despojado de 300 mil pesos sino que también sufrió un balazo en una pierna. Debido a que los autores del hecho, que fueron entre cuatro y cinco, llegaron y huyeron en una camioneta Renault Duster se abrió una línea investigativa para determinar si tenía Becerra alguna vinculación. Es que las labores de inteligencia aseguraban que un rodado de esa marca y modelo era parte del entorno del evadido. Sin embargo, cuando la víctima realizó el reconocimiento fotográfico no identificó a Becerra y las sospechas se diluyeron.



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