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Deportes 2 de abril de 2017

Federer y el revés de la trama

por Vito Amalfitano

Iván Ljubicic llegó a ser 3 del mundo por Croacia. Pero nació en Bania Luka, que hoy es territorio de Bosnia – Herzegovina. También supo correr las fronteras del tenis, del paso del jugador al entrenador. Y ser artífice, sobretodo, del increíble trasvasamiento de límites por parte de su nuevo pupilo, nada más y nada menos que el mejor tenista de todos los tiempos, el suizo Roger Federer.

Siempre se puede ser más grande. Pero Federer traspasa todas las fronteras imaginables. Acaba de destrozar a Nadal en la final de Miami, 6-3 y 6-4. Y quizá nadie con 35 años llegó a tal nivel de tenis, después de haber llegado ya a lo máximo posible a lo largo de su carrera (por ahí Connors es el único antecedente de campeonísimo longevo).

Ljubicic fue un jugador muy ofensivo. Pero a su anterior dirigido, Milos Raonic, se decía que le había servido sobretodo para la cuestión mental. Se suponía que hacia eso apuntaba Federer al elegirlo, con necesidad de más control en la resolución rápida de problemas, por ejemplo en puntos clave, teniendo en cuenta que no le convendrían los partidos de largo aliento en el final de su carrera.

Sin embargo, lo que increíblemente logró Ljubicic es hacerlo aun más ofensivo a Federer, quien ya tenía un entrenador que iba en esa dirección como Stefan Edberg. Y le dio así la posibilidad a Roger de reiventarse a sus 35 años largos, aun más que en sus “resurrecciones” de 2014/2015.

La clave es el revés. Ljubicic era un especialista de ese golpe a una mano. Y logró ahora,-claro, con la “colaboración” del mejor tenista de todos los tiempos-, que el revés de Roger sea aun más ofensivo y ganador, sobretodo sobre Nadal. La clave de su superioridad sobre el español, ya con una marca 4-0 en los últimos partidos, radica justamente en eso. Antes le costaba mucho a Federer encontrarle la vuelta a los tiros pesados del mallorquí sobre su revés, lo que ahora ya no es un problema. Claro que a esa mejora decisiva en un golpe que le cambió la ecuación sobre Nadal, también Roger, naturalmente, le agrega su mente limpia; su autoridad de sentirse el mejor; y su talento intacto, para meter voleas increíbles como la del séptimo punto del noveno game del segundo set.

Las fronteras territoriales son líquidas en algunos puntos del planeta. Todas las fronteras deberían ser así en lo humano. La Patria de Ljubicic es su gente y su cultura. Su Bania Luka estaba en un país y quedó en otro. También su Patria es el tenis, el territorio en el que es capaz de correrle las fronteras y los límites hasta al más grande de todos.