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La Ciudad 29 de mayo de 2017

“La pesca marplatense está en una crisis severa y se necesita la intervención del Estado”

El ex subsecretario de puertos de la Nación y secretario de la Producción de la Municipalidad, Horacio Tettamanti, asegura que desde las embarcaciones más pequeñas hasta las empresas más grandes tienen problemas. Le apunta a las políticas económicas del Gobierno nacional.

El ex subsecretario de Puertos de la Nación, Horacio Tettamanti, asegura que “la pesca marplatense está en una crisis severa” y afirma que se necesita “la intervención del Estado”.

El ingeniero naval también ocupó el cargo de secretario de la Producción durante la gestión de Gustavo Pulti y fue integrante del Consejo Federal Pesquero en representación de la provincia de Buenos Aires durante el gobierno de Daniel Scioli.

“Tenemos un conjunto de problemas serios que deben atenderse. El escenario macroeconómico actual de la Argentina, que ya se ha repetido y no es novedoso porque hubo una experiencia similar con Martínez de Hoz y Cavallo, tiene un retraso cambiario que afecta la capacidad exportadora del puerto de Mar del Plata y tasas de interés altamente positivas que hace que el financiamiento de las pymes se vea dificultado. Es evidente que no están dadas las condiciones para que el puerto alcance su máximo potencial”, dice en una entrevista con LA CAPITAL.

– Los que más sufren esta actualidad son los obreros a los que le falta pescado para filetear. ¿Cómo se solucionan los inconvenientes que hay en los buques fresqueros a diferencia de lo que ocurre con los congeladores?

– La realidad es que ese es un viejo tema de Mar del Plata. He sido casi seis años integrante del Consejero Federal Pesquero de la provincia de Buenos Aires y hemos trabajo fuerte en esa instancia. En esos años, Mar del Plata hizo avances que se tradujeron en la recuperación de un 30% de la merluza que se había perdido en la década del noventa, donde había migrado hacia el sur y los buques congeladores. Ahora la problemática de la distribución entre congeladores y fresqueros, que había sido un elemento de conflicto, parecería que hoy no está en la centralidad del tema.

– ¿Y cuál cree que es el problema?

-Hoy el tema es que frente a la pérdida de rentabilidad, producto de este escenario macroeconómico, tenemos una migración de barcos que históricamente operan en el puerto de Mar del Plata que están yendo al sur. Me da la impresión que la actual política pesquera debería retomar su presencia. Hay como una especie de retiro del Estado. Entonces ahí hay un punto donde se debería ejercer mayor presión para que efectivamente esos derechos de esa materia prima que tiene cada barco sea efectivamente cumplida. Inclusive se podrían tomar sanciones. Me da la impresión que el Estado nacional no está ejerciendo los resortes necesarios para que realmente se garantice que al menos las cuotas que están otorgadas sean efectivamente cumplidas y descargadas en el puerto.

– Y las empresas más importantes, ¿en qué escenario se encuentran?

– Las empresas pesqueras importantes de Mar del Plata, que han alcanzado un nivel de maduración con una amplitud de explotación con embarcaciones que van al calamar y pueden procesar congelados en altamar, pueden estar en una situación un poco menos vulnerable, pero también es cierto que están pasando un momento difícil. Creo que la dificultad en el mercado pesquero la atraviesa desde la más pequeña de las embarcaciones hasta las empresas más grande.

– ¿Cómo es la situación de los astilleros de la ciudad?

– En lo que es astilleros, la verdad es que Mar del Plata es uno de los centros productivos más importantes de la Argentina. El polo de reparaciones de naves muy complicadas como un submarino hace que sea un elemento de mucho potencial. También ahí hay políticas públicas que fueron aplicadas en los últimos tiempos donde se ha habilitado la importación de buques usados. Contra eso es imposible competir. Los buques no se fabrican usados. Se ha puesto a la industria naval de nuevas construcciones en una situación prácticamente de indefensión.

– ¿Qué es lo que más los afecta?

– Las ecuaciones de costos, la paridad cambiaria que se utiliza como un ancla antiinflacionaria, los costos en dólares con inflaciones del 30% anual y el dólar prácticamente planchado. Todo eso hace que podamos trasladar con mucho esfuerzo costos a buques nacionales, pero que evidentemente han sacado del mercado internacional a esa mano de obra. A pesar de que es un sector que mantiene buena actividad también está sufriendo las consecuencias de esta política macroeconómica.

– La realidad que describe es de una crisis general en el puerto marplatense. ¿Es así?

– Desde el punto vista técnico, desde el punto de vista de lo que es la paridad cambiaria, desde el punto de vista de lo que es la presión impositiva y la situación macroeconómica, la pesca marplatense está en una crisis severa. Se está solicitando una intervención del Estado. Es imprescindible que los estados municipal, provincial y nacional estén activos. No se puede dejar a la pesca argentina, que el 70% es marplatense, liberada a esta situación sin la presencia activa del Estado.

– A este gobierno se lo acusa de achicar y ausentar al Estado. ¿En la pesca está ocurriendo?

– El tema cuantitativo del tamaño del Estado revela que no sólo no está más chico sino que está más grande. La cantidad de agentes en todos los niveles ha aumentado. Entonces no se puede decir que hay un achicamiento. Lo que sí se ve es que hay una visión política donde se interpreta que el Estado no debe participar de las actividades económicas. Ahí estamos entrando en un debate más complejo y más profundo. Por supuesto en este momento internacional con un mundo que está al borde de la guerra es complejo que la Argentina pueda realizar actividades económicas sin la presencia del Estado.

– Los empresarios del puerto reclaman por el atraso cambiario pero una nueva devaluación sería un golpe brutal para los bolsillos de los que menos tienen. ¿Cómo imagina que se puede salir de esta compleja situación?

– Hay una situación macroeconómica que a uno se le hace difícil de interpretar. La realidad es que la Argentina tiene como circulante efectivo volcado a la actividad económica solamente un 10% de su producto bruto. Hay pocos países en el mundo con una plaza tan seca de liquidez. Eso es incompatible con la actividad industrial. Pero además tenemos un 110% de esa base monetaria que está esterilizada en el Banco Central con un costo cuasi fiscal altísimo. La verdad que preocupa como se va a salir de esa situación de desequilibrio. Antes entre el dólar y el pan existían una serie de intervenciones que hacían una especie de amortiguación. Hoy tenemos prácticamente entre el dólar y el pan una continuidad directa.

– ¿Qué pasaría si se devalúa de nuevo?

– Cualquier variación de esa paridad cambiaria afectaría el pan de los argentinos. Si estamos al borde de una emergencia alimentaria no sé lo que podría pasar si se deslizaría la paridad cambiaria. Sería una catástrofe social. Estamos ante un problema difícil.

– En este escenario, los empresarios apuestan más al mercado financiero que a la producción. ¿No hay responsabilidad también de los industriales?

– Tengo una diferencia en ese sentido ya que me considero de un grupo de los militantes industriales. Se decía que con estas tasas de interés, ¿qué industrial va invertir su dinero en su industria cuando puede sacar el triple en el mercado financiero? Como conozco puedo decir que tenemos una cultura productiva muy asentada en Mar del Plata. Tenemos estructura de empresarios de segunda y tercera generación que tienen vocación industrial irreversible que si tuviesen el dinero lo invertirían en su fábrica.

– ¿Por qué no lo hacen?

– Es que hoy ni siquiera pueden evaluar si van a tener una inversión en sus máquinas porque no tienen un excedente. Es decir: para Mar del Plata el mercado interno es esencial, con lo cual los excedentes que por el costo de los alimentos se le quitó a la clase media trabajadora hace que la gente haya dejado de venir y de comprar en la ciudad. Si los industriales tuvieran un excedente no lo pondrían en una tasa de interés, sino que lo invertirían a pesar de todo en sus empresas. Es nuestra forma de vida y de vincularnos con la sociedad. Pero hoy estamos angustiados por los costos de las tarifas que se dispararon, la presión impositiva y el achicamiento de la demanda. Todo eso hace un cóctel complejo.

– Saliendo del puerto, ¿cómo ve al resto de la ciudad?

– Estoy impresionado de ver el deterioro de mi ciudad. Ya no estamos aspirando a tener asfalto sino a cosas más graves como que no se inunde un barrio. La infraestructura de la ciudad en este año y medio se ha deteriorado y la gente está preocupada. El que trabaja no quiere perderlo y el que lo ha perdido no lo encuentra. Los empresarios pymes están preocupados porque se les erosionó toda la rentabilidad. Mar del Plata está pasando un momento preocupante y los índices de desempleo marcan que hay un problema económico.