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16-02-2010

Firulete

por Juan Miguel Alvarez

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En el tango y en el fútbol es indudable la importancia del "firulete". Para el primero, el término se relaciona con el condimento agregado por cualquier paraje de baile vistosa. Llena los ojos. Seduce.

Dicha expresión fue tomada por el fútbol para identificar las jugadas atractivas generalmente ejecutadas por los más habilidosos.

En 1958, bajo la pluma de Rodolfo Taboada y la música de Mariano Mores, nació la canción El Firulete, cuya versión más conocida es la del uruguayo Julio Sosa. La letra hacía referencia a las nuevas tendencias de la época, ya que el tango estaba siendo desplazado por otros ritmos musicales. Ya hace varios años que el "firulete" también fue desalojado a un lugar de menor relevancia en el fútbol. Cada vez hay menos espacios, cada vez hay más futbolistas dedicados a "destruir" en lugar de "construir", cada vez se piensa más en defender el cero en el arco propio. Pero siempre hay algún atrevido que intenta romper el "molde".

Unión tiene al suyo: Federico Moreira. El ex San José, dotado de una clase y talento peculiar, es uno de esos "rebeldes" que todavía se anima a tirar un caño, un taco, una gambeta. En Paraná volvió a jugar como él sabe. Deleitando. Siendo el protagonista principal del espectáculo. Por eso, Unión volvió a ser el de antes.

Moreira es el jugador "distinto", el que marca la diferencia. Su estilo lujoso, el manejo exquisito del balón, la pegada formidable, la elegancia para correr la cancha son características que hacen que marque la diferencia en un fútbol cada vez más mezquino.

Contra Patronato, en apenas quince minutos tiró sus dos primeros caños. Los dos bien ejecutados. Ambos en velocidad y con resultado fructífero. "Juega bien ese '11'", se escuchó en la platea paranaense. Después llegó una gran acción en la que eludió a tres hombres y remató apenas desviado. "Hay que marcarlo mejor", tiró otro simpatizante de Patronato. En el segundo tiempo continuaron los caños; una definición maravillosa por sobre la cabeza del arquero rival, quien debió retroceder para evitar que la obra de arte termine en gol; y una triple pared con Damián Luengo -dos veces- y Leonardo Serfaty para generar otra situación clara. Derroche de talento individual. Los hinchas locales, enojados, empezaron a gritar "péguenle una patada así no jode más".

Federico, lejos de amilanarse por los gritos de la tribuna, pareció tomarse al pie de la letra lo que cantaba Julio Sosa:

"Vos dejá nomás que algún chabón chamuye al cuete y sacudile tu firulete"...