Un día de sensaciones
por Rubén Aguilera
El Día del Periodista se constituyó en una jornada de variadas sensaciones para quien escribe esta columna. "La vida es una inmensa disonancia" expresó alguna vez Federico Chopin y de alguna manera así lo fue. Por la mañana asistiendo a la triste despedida de Juan Carlos Cervi una gran persona, excelente compañero de trabajo y mejor docente. Un hombre común de esos que les gustaba rescatar a Osvaldo Ardizzone y que se fue con el aplauso de quienes en vida supieron de su humildad, don de gente y calidad humana.
En el mediodía presenciando el acto por el cual el Concejo Deliberante homenajeó a Luis Carlos Secuelo por su medio siglo de unión con la profesión periodística en el plano deportivo. Toda una vida dejando su impronta en el desaparecido diario El Trabajo, en las páginas de LA CAPITAL y en las radios de AM y FM de nuestra ciudad.
Fue un momento de gratas emociones por el reencuentro con numerosas personalidades del periodismo y la cultura para este veterano de los medios de comunicación que a la hora de cerrar el acto no pudo disimular los sentimientos que lo embargaban ante un número muy importante de amigos, familiares y deportistas que fueron a testimoniarle su cariño y agradecimiento.
El haber transitado tanto tiempo en las redacciones lo hace un testigo meritorio de los grandes cambios sucedidos en nuestro tiempo. Un ejemplo lo da el básquetbol. Para las nuevas generaciones nacidas en la era de la Liga Nacional les parecerá poco creíble que hubo otras épocas como las que Secuelo vivió en sus comienzos donde la máxima aspiración de un periodista era cubrir un certamen zonal o provincial como bien lo recordó.
Saber que ha asistido a nada menos que veinticinco mundiales de patín lo convierten en el principal referente de la evolución ecuménica de este deporte y el que con mayor fundamento puede reflejar las grandes gestas de este deporte a nivel internacional.
Lucase, como algunas veces firmó sus notas, se ganó un lugar en la historia del periodismo deportivo local. Como pocos puso sus horas libres al servicio de emprendimientos como el de la biblioteca "Dante Panzeri" del Círculo de Periodistas Deportivos, ubicada en la sede del club Quilmes, que llevaron un largo tiempo de planificación y puesta en marcha. La organización de los premios "Lobos de Mar" siempre lo han tenido entre sus principales gestores al igual que su apoyo constante a todas las manifestaciones deportivas. Un reconocimiento de ello es el caso del atletismo deporte que le entregó del trofeo Barón Pierre de Coubertin.
Fue de los primeros en avizorar el impacto que tendrían los Juegos Panamericanos en la ciudad y siempre estuvo unido a su difusión, cumpliendo también funciones en la prensa oficial desde aquel recordado "búnker" de la calle Gascón.
Secuelo también se fue despedido con un fuerte aplauso. Aunque aquí en la sede misma de la conducción política de la ciudad el significado era muy distinto. Una celebración feliz. "La vida es nueva cada día" decía Gregorio Marañón y quizás esta frase se podría extenderla a cada hora que transcurre.
Para culminar un día de sensaciones encontradas estaba la lectura de la extensa nota de Marcelo Pasetti a Vicente Ciano un emblema del periodismo marplatense afortunadamente recuperado de los problemas de salud que hicieron temer por su vida.
Un grande de nuestra profesión que ha sabido ganarse el afecto sincero y el respeto de toda la comunidad marplatense que lo considera una de las personalidades más creíble, y al que podríamos agregarle por nuestra cuenta, querible de la ciudad.
El "Cholo" fue la cara diaria visible de Canal 8 en el cual sus comentarios y entrevistas supieron poner en aprietos a muchos funcionarios. Los amantes del atletismo lo recordarán por aquellos años haciendo su aparición acompañado del camarógrafo cubriendo los torneos sabatinos y la gran mayoría de las carreras de calle de los domingos.
Un aspecto olvidado en la vida de Ciano fue su paso por la Cooperativa Zona Norte, luego Banco Zonanor desde cuya gerencia tantas manos les dio a tantas personas cuando desde la entidad crediticia que marcó una época en nuestro pago chico supo estar como siempre junto a la gente.
"No hay remedio para el nacimiento ni para la muerte. Lo único que nos resta es poder aprovechar el intervalo" escribió George Santayana y qué mejor mensaje final para un día donde el humor fue variando de la tristeza a la alegría y la esperanza.
