Tenía dos nombres y un apellido, pero marplatenses y turistas, fueran deportistas, políticos, profesionales o simplemente gente común, lo conocía por el diminutivo de su primer nombre: simplemente Ricardito. Ricardo Spiro Monterisi había nacido en Mar del Plata el 8 de noviembre de 1916 y víctima de un inesperado síncope cardíaco falleció el 10 de noviembre de 1970, dos días después de haber cumplido 54 años.

Su bar Ricardito, ubicado en Arenales y Gascón, era sinónimo de Mar del Plata, porque su propietario era un personaje típico de la ciudad y su comercio formaba parte de las atracciones turísticas del balneario. ¿Cómo no llegar a la ciudad y concurrir al Casino o tomar una copa en Ricardito...? Sería imposible nombrar a todas las figuras del deporte que pasaron por allí y fueron amigos de Ricardito. Por eso hoy -cuando se han cumplido recientemente 40 años del fallecimiento de Ricardito- lo recordamos en esta columna.

Allí exhibía además de las más famosas bebidas del mundo, innumerables cuadros de grandes figuras del deporte.

Amigos con historia

Ricardito era el amigo de todos. Por su local de Arenales y Gascón pasaron futbolistas inolvidables como Adolfo Pedernera, Néstor Rossi, Alfredo Distéfano y el marplatense Roberto Saba, quienes figuraron entre sus principales amigos.

Pero por el Bar Ricardito pasaron también Vicente de la Mata, Arsenio Erico, Juan Manuel Fangio, Oscar Arturo Frendizi, Mario Boyé, Ubaldo Ratín, Gálvez, Irineo Leguisamo, Alberto J. Armando, Luis Seijo...

La lista sería interminable. Desde Ricardito se hicieron programas radiales deportivos. Con el querido Helmer Uranga, a comienzos de los '60, nos juntábamos con las principales figuras del deporte en una emisión dominical a mediodía por LU6.

"Aquí en verano -dijo Ricardito una vez a LA CAPITAL- se hacen reuniones, se resuelven contratos, adquisiciones, negocios..."

Futbolista en General Urquiza

Ricardito jugó a los 16 años en la primera de Gral. Urquiza, cuando todavía se llamaba Club Atlético Nacional. Era zaguero, pero no jugó mucho tiempo. Desde pibe fue hombre de trabajo, hacía el reparto del almacén de su padre ubicado en esa esquina histórica, y cuando podía, también repartía carne del mercado "Famille" en Gascón y Olavarría, que tenían mi padre, José Ramírez y Julio Franceschi. Ricardito se hizo cargo del almacén y despacho de bebidas, pero desde 1955 funcionó como bar exclusivamente.

"Y... qué te voy a cobrar"

En su negocio Ricardito acuñó una frase que fue conocida también en el extranjero, porque hasta el bar llegaban turistas de otros países. Ricardito sólo fue superado por el de Perico Chicote, de la gran vía de José Antonio, en Madrid.

La frase, estoy seguro, la recordarán muchos "veteranos" al leer estas líneas: "Y... qué te voy a cobrar..."

Ricardito estuvo siempre presente en transmisiones deportivas en las que participaban marplatenses, fuera fútbol, automovilismo, boxeo... Conmigo hizo un trato: "Ramírez.... poné el aviso, pero te lo pago con botellas". Cuando iba "a cobrar", me decía: "Abrí el baúl del auto..." Lo llenaba de botellas o hasta que yo le decía ¡basta! Ricardito: un grande, único en su género. Hace 40 años que nos dejó.