El día que Mar del Plata se puso los pantalones largos
A treinta años de la consagración de la selección de Mar del Plata en el Provincial de 1982 de básquetbol.
por Sebastián Arana
Hoy se cumplen treinta años del título que logró Mar del Plata en el Torneo Provincial de 1982, que se jugó aquí mismo, en el "José Martínez" de Quilmes.
Pocos hoy toman nota de esos certámenes. No era así entonces. Antes de la Liga Nacional, eran muy importantes. Y la única oportunidad en el año de medir fuerzas fronteras hacia afuera.
Jugados ininterrumpidamente desde 1941, Mar del Plata nunca había ganado uno. Y jamás le había podido arrebatar ni un sólo partido a Bahía Blanca.
Como contrapartida, los representantes de la orgullosa Capital del Básquetbol habían cortado las redes en 22 de 41 torneos. Y se habían llevado quince de los últimos dieciocho.
Ganarle a Bahía Blanca, entonces, era la gran cuenta pendiente, casi una obsesión, para el básquetbol de la ciudad.
Pocos años antes de esa consagración, a comienzos de los setenta, todavía se estaba muy lejos. Muchos recuerdan un partido jugado en el Piso de Deportes entre Mar del Plata y Bahía Blanca con todos los monstruos, con Cabrera, Fruet, De Lizaso y Cortondo, entre otros.
Roberto Duc, emblemático base de Sporting, integraba ese equipo de Mar del Plata y todavía no lo olvida. "Fue la primera vez que veíamos a un equipo presionando zonalmente. Nos hicieron como doscientos puntos, no podíamos cruzar la mitad de la cancha. Jamás sufrí tanto en una cancha...", le dijo hace poco a LA CAPITAL.
Juan Rey, el hoy presidente de Unión, era juvenil por entonces y a ese partido asistió como espectador. "De golpe, nos encontramos con Cortondo presionando y te querías ir del mundo, no del estadio. Urciuoli y Dafnos, que eran los grandes jugadores de entonces, no podían pasar la mitad de la cancha...", recordó.
Pero los monstruos se retiraron y desde 1975 el básquetbol marplatense ingresó en un proceso muy dinámico -con la llegada de los primeros americanos y de buenos jugadores criollos- que le cambió la vida.
"Esos años fueron los mejores del básquetbol marplatense. No hubo nada parecido antes, ni después. A partir de 1975 la Selección se fue posicionando mejor. Con el correr de los años, ya nos dejaron de pintar la cara. Y en 1982 se marcó el quiebre". La frase es del "Ruso" Rubén Muñoz, uno de los bases de la selección campeona. Y pinta bien el momento.
"Aquel equipo -continuó el Ruso- eran 'Cachorro' Benítez, Ottón Jascowsky, Carlos Gagliardi, 'Nando' Díaz y la base de Kimberley, que era el dominador del momento de los torneos locales. 'Carloto' Mascitti estaba al frente de la conducción de la AMB. Era un tipo inteligente y fue uniendo a todos. Todos salían a buscar cheques, hacían la rifa, los asados, la revista...A todos nos daban una moneda por jugar en la Selección. No se sabía nada, pero era así. Jugábamos por orgullo, pero ellos nos pagaban por iniciativa propia".
Una preparación meticulosa
Como Muñoz refiere, Mar del Plata se preparó con mucha seriedad para su Provincial. Osvaldo Echevarría, el DT de ese Kimberley que ganó seis títulos seguidos entre 1981 y 1984, fue designado entrenador de la selección.
"Pedí seis meses de trabajo y seis meses de competencia al mejor nivel. Y Mascitti me los dio. Acá les ganábamos a todos. Me acuerdo que el 'Chino' Kubo lo invitó a Beto Cabrera a ver un partido amistoso que nosotros jugamos contra San Lorenzo reforzado por Romano y Perazzo. Les ganamos y hubo un lío terrible entre el Negro y Ottón Jascowsky. El Beto vio el equipo y le dijo a Kubo: 'Ninguna duda, Mar del Plata va a ser campeón del Provincial'. ¿Sabés lo que era entonces sacarle un Provincial a Bahía?", rememoró Echevarría.
Los ases de espada de ese equipo eran "Cachorro" Benítez y Ottón Jascowsky, los dos internos titulares. "Eran los líderes del equipo, ponían unos huevos bárbaros", definió Echevarría.
La importancia de "Cachorro" era vital para las selecciones marplatenses de aquellos años. Juan Rey, que integró varias -no la de aquel Provincial-, lo definió justo. "Hubo un antes y un después de Cachorro Benítez en la selección de Mar del Plata. ¿Por qué? Antes de su llegada, se atacaba con tres de afuera, el base y dos ayudas. Un cuatro, que podía ser, por ejemplo, Miguel Muñiz, que buscaba la línea de fondo, y el pivote era Nando Díaz, un magnífico jugador, pero que le gustaba abrirse para buscar el tiro exterior. Salvando la distancias, como hoy Leo Gutiérrez. Cuando viene Cachorro cambia completamente, Nando Díaz pasa a jugar de '4' y el equipo ya era más natural. Nunca habíamos tenido un grande como él", precisó.
La final esperada
Mar del Plata y Bahía Blanca, como se preveía, desfilaron en aquel certamen, que también jugaron La Plata, Junín, Pergamino y Chivilcoy. Y se enfrentaban en el último turno de la última fecha en la virtual final del torneo.
Quedó gente afuera del "José Martínez" la noche de aquel domingo 12 de diciembre. "Cortaron la avenida Luro y sacaron parlantes a la calle para que los que no habían podido ingresar escucharan el partido por la radio", recordó Echevarría.
El partido fue de hacha y tiza. Bahía Blanca ganó el primer tiempo. Pero, empujada por el público y con un tremendo partido de Jascowsky (31), Mar del Plata equilibró todo en el segundo tiempo. Y cuando empezó el desfile de faltas personales, la "Roja" quedó mejor posicionada pese a perder a su goleador.
"En el momento de definir, en los minutos finales, Echevarría advirtió que todo Bahía estaba al límite de faltas y entonces ordenó las mandadas de Eduardo Benítez. Y como muchos bahienses dudaban en bajar la mano, se consiguieron dobles fundamentales, trascendentes", escribió LA CAPITAL entonces sobre aquella definición.
En la mesa de control también se jugó un partido aparte. Corrían 19'43" del segundo tiempo y el reloj oficial se paró inexplicablemente. Según trascendió, como la bola la tenía Mar del Plata, el presidente de la Asociación Bahiense, Rubén Rábano, frenó desesperadamente para evitar que el local ganara. Inexplicablemente, tras muchos cabildeos, se agregaron doce segundos más. Repuso Gagliardi y el balón rebotó en un aro de práctica ubicado justo sobre la mesa de control. Entonces la bola final fue para Bahía Blanca y el título lo aseguró una tapa de Gustavo Fortete sobre un muy joven Marcelo Richotti.
Después vino la borrascosa premiación en el Hotel Tourbillón. "Vino el 'Gallego' Montero y nos pidió por favor que no vayamos a la fiesta en el hotel porque el ambiente estaba muy pesado y no se sabía cómo iba a terminar. Todas las delegaciones estaban cantando en contra de Mar del Plata. Ottón y Cachorro fueron quienes lo decidieron. 'Ahora vamos más que antes', dijeron. Y fue un escándalo", recordó Echevarría.
Casi se agarran a las piñas Roberto Otálvarez con el legendario Bill Américo Brusa, coordinador de la selección bahiense. Lo mismo Marcelo Allende, tipo de pocas pulgas si los hubo, con el Ruso Muñoz. Mar del Plata se coronó en medio de los insultos de casi todas las delegaciones. Los bahienses se fueron sin saludar. Así era el folklore de los Provinciales de entonces.
Esa noche Mar del Plata fue guapo adentro y afuera de la cancha y logró el primer gran triunfo de su historia. Esa noche, en definitiva, el básquetbol de la ciudad se puso los pantalones largos.
