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30-12-2013

Mariano Echeverría, el flaco que pegó otro estirón

"Fue un año excelente", le dijo el defensor marplatense a LA CAPITAL. El defensor jugó la Copa Libertadores con Tigre y en el segundo semestre pasó a Arsenal, club en el que ganó la Copa Argentina de fútbol.

Por Juan Miguel Alvarez

[email protected]

Twitter: @jmalvarezmdq

Mariano Echeverría es uno de esos tipos que no parece una figura de un deporte tan popular en Argentina como el fútbol. Al contrario, al primer contacto se percibe la humildad y sencillez de alguien que hoy es reconocido por muchos fanáticos, pero que poco tiempo atrás debió pelear como tantos otros para poder subsistir en categorías menores de este deporte.

El espigado defensor de Arsenal de Sarandí llegó ayer por la mañana a la redacción de LA CAPITAL, hizo la sesión de fotos y charló casi una hora sobre fútbol. Después, partió para buscar a su mujer y sus tres hijos e ir rumbo a las playas de La Perla, las que visitó desde chico. Porque, como dijo en la nota, las vacaciones son casi siempre en Mar del Plata, su lugar de origen. Para él, disfrutar de la familia y las amistades de toda la vida es mucho más valioso que cualquier otro gusto material que puede darse hoy, ya consolidado en un lugar de privilegio.

Elegido como uno de los deportistas marplatenses del año, el futbolista de 32 años habló de la experiencia con Tigre en el primer semestre, en el que jugó Copa Libertadores, y de sus primeros meses en Arsenal, club con que el ya cosechó un título de Copa Argentina, gracias a un gol propio en una final que terminó 3 a 0 frente a San Lorenzo.

- ¿Qué balance hacés del año que para vos se dividió en una primera parte en Tigre y un segundo semestre con un título incluído con Arsenal?

- En lo personal fue un año excelente en lo deportivo. El primer semestre jugamos Copa Libertadores después de haber llegado a la final en la Sudamericana en 2012. Poder jugar el máximo torneo continental a nivel clubes con un club que nunca lo había hecho en su historia fue muy lindo, porque tuvimos un apoyo muy grande de la gente. Y superamos las expectativas, ya que pasamos un grupo muy difícil y quedamos eliminados en octavos ante el finalista (Olimpia de Paraguay). Y después me sumé a un club que venía con un funcionamiento de años y que le había dado resultados. A los dos meses ser campeón de la Copa Argentina fue bárbaro. Nos dio la posibilidad de jugar la Libertadores 2014 y también nos habilitó para disputar la Supercopa Argentina con Vélez, en el primer partido del año.

- ¿Con qué te encontraste cuando llegaste a Arsenal?

- Mi metáfora es que es un rompecabezas al que le sacan una pieza que venden a un equipo más grande y traen otra pieza que se tiene que moldear a lo que ya está armado.

Cuando se pueden lograr, los trabajos a largo plazo dan resultados. Llegué a un club en el que el técnico hacía cuatro años que estaba y que ya había tenido la intención de llevarme cuando yo fui a Tigre. Entrar a un grupo nuevo que venía ganador no es fácil. Uno tiene que encontrar su lugar y seguir con un proceso que fue efectivo.

- ¿Te ves beneficiado por el estilo de juego de Arsenal?

- Sí. Quizá con lo que yo me encontré fue con jugadores que saben lo que tienen que hacer en la cancha. Desde el vamos tienen un trabajo táctico en el que en la parte defensiva no hay desorden. A mi me gusta trabajar de esa manera. Que tu compañero sepa lo que tiene que hacer sin que uno tenga que decírselo facilita el juego de todos.

- Arsenal no tiene un plantel rico como el de otras instituciones, pero sí una línea de juego definida y un entrenador que lleva el ciclo más largo del fútbol argentino en la actualidad. ¿Esa va a ser la gran ventaja de ustedes en un semestre con varias competencias?

- Sí, el jugador tiene que ser inteligente y saber que lo que está armado dio resultado, más allá de que a la vista pueda ser lindo o no. Nosotros no tenemos los jugadores para implementar el mismo juego que Vélez, Newell's o el Lanús de los últimos partidos. Acá se priorizó una forma de juego distinta que dio un resultado parecido o mejor.

- ¿Y a nivel institucional es muy distinto Arsenal al resto de los clubes?

- Yo sabía que llegaba a un equipo sin la gente a la que estaba habituado en Chacarita y Tigre. Lo primero que me dijeron fue que se trabajaba con tranquilidad, sin medios de comunicación en la semana. Es la primera vez que veo un presidente (Julio Ricardo Grondona) a diario en un club, que disfruta del fútbol y que lo vive como un hincha que es. Cuando un jugador ve a la cabeza de una institución hombro a hombro con el resto de los integrantes del equipo es importante. Si el número "1" lo defiende como lo hacen los futbolistas, es imposible que los resultados no se den.

- ¿Qué piensan cuando se dice que Arsenal juega con ventaja por la presencia de Julio Ricardo Grondona (hijo del presidente de AFA) al frente del club?

- Yo enfrenté a Arsenal con otros clubes y fui beneficiado y perjudicado. Cuando llegué al club noté que los chicos tenían mucha molestia por eso. No tanto por lo que se habla, sino porque no se valoraba el trabajo que ellos hacían. Por eso fue importante la manera en que ganamos la Copa Argentina. Era la única forma para que no se hable de cuestiones externas. Ganar con un 3 a 0, superando a San Lorenzo de principio a fin. Nosotros dentro de la cancha cuando hicimos dos o tres goles queríamos hacer más para que no se hable de otras cosas. Fue la primera vez que los chicos sintieron que se valoró su trabajo deportivo.

- ¿Cómo vivieron esa final, en la que la mayoría esperaba el título de San Lorenzo, sobre todo por el marco en Catamarca?

- Fue hermoso. San Lorenzo tenía una fiesta armada. Pero como tenían la expectativa ellos, también la tenía la gente de Arsenal que llenó las tribunas, con menos capacidad pero la misma ilusión. Equipos como Arsenal ante determinado marco se agranda.

- ¿Qué opinión tenés del nivel del fútbol argentino en la actualidad?

- No comparto con los que dicen que es mediocre. Me parece que evolucionó diferente a lo que estuvimos acostumbrados los que crecimos en los '80' o '90, cuando tres o cuatro equipos dominaban el fútbol. Los grandes eran intocables, hacían lo que querían en la parte futbolística y económica. Hoy los clubes chicos entendieron que a partir de una estructura sólida, un orden, de manejar una economía como si fuera tu propia casa, se puede crecer. Hoy un Lanús, Vélez, Arsenal, que hicieron las cosas bien de la línea de cal para afuera, son los que se llevan los mejores jugadores, los que juegan copas internacionales y ganan campeonatos. A los equipos grandes se les hace más complicado porque tienen las mismas presiones que antes, pero no pueden mantenerse. Entonces, para mí fue un torneo que creció y que se emparejó.

"El fútbol me dio a mí más de lo que yo le he dado"

La carrera deportiva de Echeverría fue en forma ascendente y creció exponencialmente en los últimos tiempos. Desde los 7 años hizo inferiores en Independiente de esta ciudad, club en el que llegó a jugar la Liga Marplatense. Ya con 21 años, decidió viajar con dos amigos a Honduras, donde jugó dos temporadas en Municipal Valencia, con el que ascendió de la B a la A. Disputó algunos partidos en el San Lorenzo local y después de un pase fallido a Azerbaiján regresó al país y, como el libro de pases estaba cerrado, recaló en Atlético Villa Atuel, de San Rafael, Mendoza, con el que jugó seis meses el Argentino B. Después fichó para Luján de Cuyo y finalmente jugó en Deportivo Maipú, ambos de la misma provincia cuyana. En el 2008 dio el gran salto, ya que tras consumar el ascenso al Argentino A (con un triunfo en la final sobre Alvarado), Chacarita lo incorporó para la B Nacional. En el "funebrero" se convirtió en ídolo, ya que jugó casi todos los partidos de titular y marcó el gol del ascenso a la Primera División. Siguió un año más en Chacarita, que perdió la categoría, y pasó nada menos que a Tigre. En el 2010, un año y medio después de pisar el Minella para jugar una final de Argentino B, volvió al mismo escenario para disputar un partido como defensor titular de la Selección Argentina dirigida por Diego Maradona. En su club, Tigre, las cosas también le salieron muy bien: jugó una final de Copa Sudamericana, clasificó a la institución por primera vez en su historia a la Libertadores y, antes de irse, lo dejó en Primera tras una temporada muy complicada. Y después llegó lo más reciente, que fue su llegada a Arsenal, el rápido título de Copa Argentina, con la consiguiente clasificación a la Supercopa Argentina y Libertadores.

- Llegaste de grande a la Primera División. ¿Creés que seguiste el camino indicado? Estuviste en el ascenso de Deportivo Maipú en el Argentino B, te vio Chacarita en enseguida lograrse subir de la B Nacional a la máxima categoría, después pasaste a Tigre en el mejor momento de su historia y ahora estás en Arsenal que también está muy bien posicionado...

- Muchas veces me dijeron que no elegí bien. Por ahora el 'diario del lunes' siempre me marcó que las decisiones fueron positivas. Como haberme quedado en esa histórica campaña de Tigre en la que todo el mundo me decía que tenía la posibilidad de irme a clubes grandes. Yo había tomado la decisión de involucrarme en algo complicado y siento que las cosas por el camino no las puedo dejar. Algo que me pone orgulloso es haber cumplido todos los contratos. En el momento más complicado trato de ser más protagonista, darle todo a los clubes y eso a la larga tiene réditos. Cuando estás en las difíciles después disfrutás las buenas y sentís que te lo ganaste.

- ¿Sos de parar la pelota y mirar todo lo que lograste en tan poco tiempo, los cambios que tuvo tu vida?

- Sí. Cada año que vengo de vacaciones me doy cuenta que hace mucho me fui de la ciudad. Partí con mi mujer siendo novios, tratando de viajar, conocer el mundo. Nunca pensé que me iba a encontrar con esto, jugando en Primera División, con una familia ya armada, viviendo en Buenos Aires, que era lo que menos esperábamos. El fútbol me dio a mí más de lo que yo le he dado. Pero en todos los lugares que estuve yo intenté ser el mejor en mi posición. Peleé para que se me abran las puertas.

- Si hay algo que representa tu evolución fue que en 2008 viniste al Minella a jugar la final del Argentino B con Deportivo Maipú ante Alvarado y al año y medio pisaste el mismo estadio con la camiseta número 2 de la Selección. ¿Reparás en eso?

- Es lo que me permite seguir soñando pero con los pies sobre la tierra. Para valorar lo que tengo hoy no me puedo olvidar lo que viví. Ahora mi primer desafío es jugar la Supercopa Argentina y hace dos días estuve jugando en la cancha de Independiente de Mar del Plata. Debo mirar hacia atrás, pero no por melancolía, sino para que sea el trampolín que me permita seguir proyectando y buscando objetivos más altos. Y en mi carrera el salto más alto fue ese. De una final del Argentino B a jugar con la camiseta de la Selección Argentina con Maradona en el banco de suplentes. En el medio hay un trabajo que es al que yo le doy valor, el del día a día, con una familia que acompaña, siendo profesional, ordenado, tratando de sobresalir en un medio en el que que hay muchísimos jugadores. Yo siempre digo que mejores que yo hay diez mil pero después juegan otras cosas. Si a mí se me dio, cualquier chico que quiere vivir de esto puede ver que las cosas son posibles.

- ¿Esa forma de pensar fue lo que te permitió adaptarte rápido a las distintas categorías y desafíos que se te presentaron en el fútbol?

- Sí, a los distintos clubes, porque no todas las instituciones son iguales. El 'Moncho' (Pedro) Monzón me decía que tenía que sacar una foto de la jugada; bueno en la carrera uno tiene que sacar una foto de la situación en la que está parado. Tenés que ver de qué manera te tenés que manejar en cada club. Por algo los jugadores no rinden de la misma forma en cada institución. Yo trato de ubicarme, encontrar mi lugar y ser importante para el equipo. En mi caso estoy en una posición en la que veo a todos, tengo que ordenar, doy muchas indicaciones. Entonces quiero sentir que mi compañero me tiene confianza. y eso no se genera a partir de un pase o saltar a cabecear, sino a través de las relaciones humanas. Si me conocés como persona va a ser más fácil que, si te doy una indicación, no la tomes como un reto y sí como una ayuda; de la misma manera que vos tengas la confianza, a pesar de que seas más chico, de hablarme y que me hagas ver cosas diferentes.

- ¿Proyectás tu futuro en un club grande? ¿Soñás con volver a vestir la camiseta de la Selección?

- La Selección la disfruté al máximo, desde las comidas, el vestuario. Pero también fui con la mentalidad de que era la primera oportunidad y que podía ser la última. Todos los jugadores soñaremos con jugar en la Selección hasta que abandonemos el fútbol. Pero yo ya tuve la oportunidad y el sueño lo cumplí. Encima con mi familia, mi gente, mis amigos, en esta ciudad. Fue el marco ideal.

- Lo del club grande lo digo porque ya tuviste la posibilidad de ir a San Lorenzo y River y Boca también tuvieron interés en llevarte. Además tu contrato con Arsenal termina en junio...

- Yo siempre seguiré peleando para tener las posibilidades. Estuve cerca así que espero que algún día se dé. En los momentos en que tuve la posibilidad de cambiar de clubes justo no fui elegido o no buscaban jugadores en mi posición. Hoy me encuentro en un club muy bueno así que intentaré ser importante en Arsenal para que los sueños sean cada vez más grandes.

El fútbol y los estudios, cuestión de prioridades

Cuando Mariano Echeverría era un joven de 17 años, Ricardo Enrique Bochini lo vio jugar y le ofreció irse a jugar a Independiente de Avellaneda, el sueño de cualquier pibe de esa edad. Sin embargo, el marplatense desechó la posibilidad porque, entonces, creía que el fútbol era secundario, un complemento a los estudios. De hecho cursó tres años Profesorado de Educación Física (le faltó uno para recibirse) y en el medio trabajó como repositor en Carrefour y como cartero.

- A los 17 años, cuando te negaste a ir a Independiente de Avellaneda, creías que el fútbol era un complemento a los estudios. Hace un tiempo que ya vivís de esto e incluso te proyectás como entrenador o al menos hiciste el curso. ¿Cuál es tu pensamiento ahora al respecto?

- Para mí es una alegría ver que chicos como los de Kimberley, Unión, Alvarado o Aldosivi tengan la posibilidad de que si son buenos o tienen condiciones pueden crecer, desarrollarse y soñar que se puede vivir de esto. Cuando yo tenía 17 años en Mar del Plata era muy difícil, a menos que jugaras en Aldosivi o Alvarado. Por eso no pensaba que podía desarrollarme en la vida teniendo como eje el fútbol. Entonces el estudio era el número 1 y el fútbol el número 2. Hoy, con la tecnología es más fácil. Vienen con una computadora, te muestran alguien que juega bien y Buenos Aires está cerca. Semana tras semana la gente ligada al fútbol te está mirando. Podés imaginarte una vida de futbolista. Como yo vi lo otro, lo difícil, no imaginarme viviendo de esto, hoy lo defiendo día a día como si fuera el último. Pero no hay que abandonar el estudio, sino cambiar las prioridades. Mi trabajo hoy es el fútbol y mi complemento el estudio. En el tiempo libre trato de proyectarme fuera del fútbol sabiendo que algún día se esto se va a terminar.

- Pero, por tu actualidad como futbolista, vas a tener el camino algo allanado si querés seguir vinculado al fútbol como entrenador...

- Sí, igual el curso no lo hice con la cabeza puesta en que algún día eso va a ser mi medio de vida. El tiempo libre que tengo, que es poco, trato de aprovecharlo para seguir haciendo cosas. Como ya siendo grande no tenía sueldo de esto, entonces sé qué es tener que priorizar el estudio. En Buenos Aires vi que muchos chicos arrancan de joven en esto y no saben el valor que tiene el estudio porque siempre se vieron como futbolistas. Yo en mi adolescencia me vi como estudiante, como trabajador, entonces sé con lo que me voy a encontrar cuando deje de jugar al fútbol. Lo que intento es tener a mano el estudio para que sea una herramienta o un sostén en el que apoyarme tanto si sigo como si no sigo ligado al fútbol.

Mar del Plata, Independiente, el mar y la familia

- ¿Seguís a los equipos de Mar del Plata?

- Sí, internet ayuda muchísimo. Yo me fui de la Liga hace más de diez años, así que a muchos de los chicos de ahora los conozco sólo de nombre. Siempre trato de buscar los más grandes que son los que jugaron conmigo o algunos amigos para seguirlos. Estoy al tanto. Después trato de venir para el clásico de Independiente con Deportivo Norte. Y si estoy en la ciudad y hay algún otro partido de Independiente voy a la cancha seguro.

- Está lindo el clásico Independiente-Norte en los últimos años...

- Para la Liga Marplatense, que quizás es poco seguida por la gente o no tiene tanta trascendencia como en otros lugares del país, se arma algo lindo, un folklore de banderas. Que haya un sentido de pertenencia en los dos clubes a mí me gusta. Cuando me pregunta gente de afuera de quién soy yo digo de Independiente de Mar del Plata.

- ¿Seguís bastante ligado con la ciudad?

- Sí, porque mi familia es marplatense. No sólo los que se quedan, sino que mi mujer y mi hijo mayor nacieron acá. En diciembre, con el parate del fútbol y el escolar, casi siempre volvemos a la ciudad que es donde uno disfruta y se encuentra con los amigos. En el verano no planificamos vacaciones, sabemos que son en Mar del Plata. Yo disfruto mucho la playa. Los nenes también. Al varón, Galo, que cumple 6 años, le encanta el fútbol. Lo primero que quiere es ir a la playa a jugar un torneo de penales y de cabezas en la arena, es lo que yo hice desde que tenía 5 años.

- ¿Es el primer hincha tuyo?

- Sí, le encanta el fútbol. Planifica su vida como futbolista. Para mí es raro porque yo me encontré con esto de grande, no lo soñé toda mi vida. Para él es normal que el padre juegue al fútbol y salga por la tele.

- ¿Te dice si jugaste bien o mal?

- Sí, es bastante crítico. Siempre nos reímos porque marca bastante los errores así que tengo que hacer las cosas bien porque el primer periodista lo tengo en casa. Pero trato de que disfrute y que vea que esto no es fácil y hay que pelearla mucho.