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24-05-2015

Mucho más que una derrota

Ferro se impuso por la mínima diferencia con justicia. Fue más que un equipo voluntarioso y poco claro. Los dirigentes le comunicaron al DT en los vestuarios que prescindían de sus servicios.

Por Sebastián Arana

Alvarado perdió el partido y a su técnico. La racha maldita sin triunfos de local no tiene fin y ayer Ferro Carril Oeste de General Pico se impuso, bien, por la mínima diferencia con tanto de Cocchi. Y después del partido los dirigentes en el vestuario despidieron a Luis Nicoletti y su cuerpo técnico (ver aparte).

Era una buena oportunidad de corregir el rumbo para el equipo marplatense. Pero cuajó uno de sus peores partidos del certamen. Sin elaboración por el medio, dependió de la precisión -prácticamente inexistente- del centro desde los costados. Por momentos, jugó con mucho empuje. Pero el fervor no lo llevó a sitio alguno.

Ferro se defendió con orden y seguramente con más comodidad de lo que sospechaba. En pocos momentos se lo vio apretado. Aunque tampoco fue profundo en la primera parte, con la claridad de Nicolás Rinaldi -el ?enganche? que brilló ante Kimberley en el último Federal B jugando para Rivadavia de Lincoln- manejó con mayor fluidez la pelota en el sector central.

El equipo pampeano llegó con mucho peligro en un par de oportunidades. Pero como consecuencia de sendas fallas defensivas. A los 2', luego de un córner, un defensor falló en su intento de despejar y Hermida llegó libre a su espalda. Pero el delantero, desde gran posición, remató al cuerpo de Pucheta, quien dio rebote y luego se rehízo para tapar otro disparo ?calcado?.

Pasados los veinte minutos, Ferro contó con otra chance aún más importante. Desbordó Hermida y envió un centro, Alfonso intentó rechazar de cabeza y dejó el rebote corto y Rinaldi remató con todo el arco para él. Pero Pucheta tapó con las piernas.

Del otro lado, sólo el fervor de Tello para encender la chispa del equipo. Muy poco más. Y también apenas un par de chances en toda la etapa. Un cabezazo desviado de Luengo a los 6?. Más un desborde muy profundo de Tello, cuyo centro fue rematado por Castillo, quien molestado por Quiroz no le pudo dar dirección a su disparo.

Si lo de Alvarado fue flojo en el primer tiempo, en el complemento fue peor. Esta vez fue superado con claridad por un adversario siempre ordenado, prolijo, astuto y ahora más profundo.

Ferro no abrió el marcador a los 5' sólo por el mal estado de la cancha. Blanco fue a buscar un despeje largo, superó en carrera a Madrid, enfrentó a Pucheta y lo eliminó con una gambeta. Pero no logró afirmarse y definió débil, permitiendo la recuperación de Madrid, quien rechazó sobre la línea.

La inacción de Alvarado permitió crecer a los pampeanos, quienes la vieron posible y se animaron a tocar y a jugar. Un enganche como Rinaldi, con libertad para pendular a su antojo por todo el ancho de la cancha, favoreció los encuentros y las sociedades.

A los 14', luego de una muy buena jugada colectiva gestada entre Rinaldi y Hermida, Bazán sacó un remate apenas desviado desde la puerta del área.

Un minuto después llegó el gol. Cocchi recibió un pase largo, ingresó por la derecha del área y se sacó de encima con un caño el cruce de Ramiro Jorge para terminar definiendo con un zurdazo cruzado al segundo palo.

Tras el gol, la impaciencia. El unánime pedido de ?huevos? a los jugadores, que duró unos pocos minutos. Pero ese no fue el problema. A Alvarado le faltó juego. El que sí tuvo la visita. Al menos, mientras hubo paridad numérica.

Recién después de la expulsión de Bazán -por una fuerte falta sobre Tello-, Alvarado se hizo dueño del partido y se fue encima de Pontet. Para terminar brindando la engañosa sensación de haber merecido el empate.

Esa igualdad estuvo cerca en el final con una ?palomita? desviada de Tello, luego de un pase atrás de Roda, quien se había quedado sin ángulo después de eludir a Pontet. Y en tiempo agregado con un remate de Madrid desde buena posición, pero a las manos del arquero.

Fue derrota. Con el agregado del final del ciclo de Luis Nicoletti. No tenía las urgencias de otros tiempos. Y, sin embargo, terminó agotado en nada más que nueve fechas por los malos resultados y por la inconsistencia de su localía.