por Sebastián Arana

Se dio vuelta la taba. O la tabla. Quilmes, que la pelea abajo, apabulló a un rival como Estudiantes de Concordia, cuyo ascenso parecía incontenible. Una notable gestión defensiva fue la base de todo. Pero ayer las actuaciones individuales de Baxley, Vildoza y Romero le sacaron brillo a una gran noche para los de Ramella, ganadores por 90 a 65 en una nueva jornada de la Liga Nacional de Básquetbol.

Baxley. Siempre Baxley y su poder de fuego. El tremendo anotador quilmeño fue el hombre del partido. Por dos motivos. Primero por esa capacidad tan suya de dejar atornillado en el piso a su marcador y llegar al gol, aún aguantando alguna carga en el aire. Pero anoche, además, por hacerse cargo en varios momentos con eficacia de la defensa de otro goleador temible como su connacional Darquavis Tucker.

Estudiantes fue oposición dura en los primeros minutos. Mientras el cubano Justiz Ferrer le ganó el duelo a Gallizzi. Hasta que Baxley empezó a atacar y atacar el aro. Y así el equipo de Ramella, el único dueño de una vía de gol confiable dentro de un contexto de defensas duras, paulatinamente empezó a tomar distancias y ganó 21 a 14 el cuarto inicial.

Los entrerrianos trabajaron mejor la defensa sobre Baxley en el segundo cuarto. Pero Tucker no anotó -apenas 2 en el primer tiempo- y Justiz Ferrer llegó a la tercera falta y fue sentado por Laginestra. Con esas limitaciones, hicieron lo que pudieron ante un Quilmes muy enfocado en defender. Llegaron a situarse sólo a cinco puntos: 25-30. Pero no pudieron romper esa barrera.

Luca Vildoza los detuvo. Con esa marca registrada en su juego que es la de amagar el ataque al aro, clavar los frenos y ejecutar de media distancia. El joven base fue el compañero ideal para Baxley y Quilmes metió un parcial de 8-0 para irse con trece de diferencia (40-27) al descanso.

Esos veintisiete puntos recibidos por los “tricolores” en la primera parte marcaron una superación defensiva evidente en relación a las últimas dos presentaciones en casa, cuando Atenas y Boca le habían anotado más de ochenta con alguna comodidad.

La confiabilidad defensiva local mantuvo a raya a Estudiantes en el arranque del complemento, más allá de que Tucker, por fin, dejó ver algo de su capacidad ofensiva. Pero Justiz Ferrer enseguida se puso con cuatro personales y esta vez, a diferencia de lo que ocurrió el viernes con Peñarol, no hubo vías anotadoras alternativas para los visitantes.

Quilmes, en el cuarto más normal de sus perimetrales, en cambio, encontró otra y muy importante. Casi decisiva. Y fue Diego Romero. El pivote fue permanentemente habilitado y respondió sacando una falta personal tras otra a sus marcadores para luego ganarse los puntos, metódicamente, desde la línea. La diferencia, así, llegó a los quince puntos. Enseguida a veinte. Y cuando el propio Romero, con la caña de pescar, aprovechó dos distracciones inadmisibles de la defensa “verde”, Quilmes aprovechó para casi definir la historia con el 67 a 44 con el que cerró el tercer parcial.

Esta vez no hubo retorno para Estudiantes. Quilmes, el más complicado con la permanencia de la Conferencia Sur, le ganó al equipo del momento con una autoridad increíble. Otra de las rarezas de esta loca, y competitiva, Liga Nacional.

Síntesis

Quilmes (90): L. Cequeira 7, W. Baxley 25, E. Ruiz 5, M. Maciel 7 y T. Gallizzi 4 (x) (FI); L. Vildoza 21, D. Romero 17, F. Calvi 0, A. Spalla 0, B. Sansimoni 2, A. Lecona 2 y E. Iñiguez 0. DT: Leandro Ramella.

Estudiantes (65): S. Orresta 0, D. Tucker 17, F. Marín 6, M. García 4 y J. Justiz Ferrer 12 (FI); J. Rivero 9, J. Slider 7, A. Eslava 4, M. Nocedal 2, F. Malara 4 y S. Cuelho 0. DT: Hernán Laginestra.

Estadio: Once Unidos.

Arbitros: Alejandro Chiti-Fabio Alaniz.

Parciales: 21-14, 40-27 y 67-44.