A treinta años de la caída del dictador Idi Amin Dada de Uganda
La única calle transitable es la que rodea el pequeño pueblo, porque el resto están bloqueadas por los deshechos de las pocas decenas de casas que tenía hasta el lunes.
"La carne humana tiene gusto salado", decía el dictador ugandés Idi Amin Dada, a quien llamaban "el Hitler de Africa" por su responsabilidad en el asesinato de entre 200 mil y medio millón de personas.
Cuando su régimen de terror cayó el 11 de abril de 1979, el mundo y especialmente Uganda respiraron tranquilos, ya que estaba acusado de asesinar personalmente a varios de sus enemigos y reírse un minuto después, o de coleccionar cabezas humanas en un refrigerador.
Amin, quien también arrojaba a sus víctimas a los cocodrilos, era considerado una pesadilla por el gobierno británico, hasta tal punto que el ex ministro de Relaciones Exteriores Lord Owen declaró a la BBC que su país había considerado la posibilidad de asesinar al dictador africano.
Era un hombre corpulento, de más un metro noventa de estatura, casi analfabeto, de religión musulmana y miembro del grupo étnico Kakwa, minoritario en el país.
Fue campeón de boxeo durante diez años en Uganda, y se casó con cinco mujeres con las que tuvo entre 20 y 25 hijos. Vivía en lujosas mansiones y coleccionaba automóviles, mientras el pueblo se moría de hambre.
El futuro dictador fue policía en la vecina Kenia tras servir en las fuerzas coloniales británicas y luego de que Uganda se independizara del Reino Unido en 1962, se alistó en el Ejército de su país y dos años más tarde alcanzó el grado de coronel.
Su carrera política se inició cuando como comandante en jefe destituyó al rey Mutesa II, en 1966, y puso en la presidencia al primer ministro Milton Obote, a quien derrocaría cinco años después para convertirse en el dueño y señor de Uganda.
En 1972, Amin expulsó a todos los asiáticos del país, y a fines de julio de 1976 estuvo involucrado en las negociaciones para liberar un avión francés que aterrizó en Entebbe, tras ser secuestrado por parte de un grupo palestino que pedía la liberación de presos en Israel.
El hecho dio lugar a llamada "Operación Entebbe", en la que la mayoría de los pasajeros israelíes o judíos fueron liberados por comandos israelíes con el apoyo del gobierno keniano, opuesto al dictador ugandés.
El ex ministro de Sanidad de Uganda Henry Kyemba afirmaba que Amin era caníbal, ya que en muchas oportunidades le escuchó decir que la carne humana tenía un "gusto salado".
El ex funcionario contó que el dictador, cuando hizo asesinar al general de Brigada Charles Arube, en 1974, pidió entrar en la morgue de Mulago, para reconocer el cadáver.
"Quiero estar solo", dijo Amin, y cuando salió de allí los médicos comprobaron que al cuerpo de Arube le faltaban varios dedos de las manos y de los pies, según informó la revista New African, citada por el periodista peruano Manuel Jesús Orbegozo.
El 11 de abril de 1979, el Frente de Liberación de Uganda, apoyado por el entonces presidente de Tanzania, Julius Nyerere, encabezó un golpe de Estado que derrocó a Amin, poniendo fin a su régimen de terror y excentricidades que según la prensa de aquella época provocó entre 200.000 y medio millón de muertos.
Amin se exilió temporalmente en Libia, y desde entonces poco se supo de su vida, hasta que se conoció la noticia de que estaba internado en un hospital de Arabia Saudita, afectado de un problema renal.
El 16 de agosto de 2003, Amin murió en una cama limpia, inconsciente, conectado a un respirador artificial, rodeado de un séquito de familiares y amigos que lo idolatraban. Tenía 78 años.
Su sanguinaria vida inspiró la película "El último rey de Escocia", en la que el actor Forest Whitaker encarna el papel de Amin, un dictador africano cuyos crímenes permanecen impunes.
