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10-04-2009

Onna, el pueblo símbolo del terremoto de los Abruzos

Cuarenta de sus poco más de 300 vecinos murieron por el simo.

ONNA, Italia.- El pueblo italiano de Onna, el más  devastado por el terremoto de los Abruzos, ha quedadintado y  por primera vez en cientos de años de historia, deshabitado, después de que 40 de sus poco más de 300 vecinos murieran en el seísmo.

En la larga historia del pueblo figura un hecho, también trágico,  que dio fama a esta pequeña localidad, situada en una ancha planicie a pocos kilómetros de L'Aquila, la capital de la región, y muy cerca de Paganica, otro de los pueblos más golpeados por el temblor.

En 1944 los nazis masacraron a 16 personas del pueblo.

La única calle transitable, que lo es sólo en un 50 por ciento,  es la que rodea el pequeño pueblo, porque el resto están bloqueadas  por los deshechos de las pocas decenas de casas que tenía, hasta el  lunes. En los alrededores merodean algunas gallinas.

Las fuerzas de rescate ya han cumplido su misión de recuperar  todos los cadáveres y aparcados en un prado han quedado camiones militares y furgonetas de transporte de las brigadas caninas especializadas en este tipo de catástrofes.

Encolerizados e impotentes, un fontanero que prefirió no dar su  nombre y su mujer son los dos únicos vecinos que pasean al mediodía por la única calle transitable.

"Le he dicho al presidente de la República que estamos en medio  de la mierda. He perdido una casa y dos coches. En los campos que han instalado no hay agua caliente. ¿A mí quien me paga mi casaó",  dice a Efe, sobrepasado por la impotencia.

Padre e hijo de muchas generaciones de habitantes de este pueblo, el fontanero camina junto a los hierros de los coches atrapados por  los escombros mientras explica las causas de su desgracia.

Entre los escombros de las casas que formaban la calle principal  del pueblo se pueden ver objetos de la vida cotidiana de sus  habitantes, como ropas.

En el prado donde se concentran las fuerzas de ayuda no hay filas de tiendas de campaña como en L'Aquila, la capital de la región de  los Abruzos y la población grande más intensamente golpeada por los temblores de tierra que azotan continuamente la zona desde la  madrugada del lunes.

Tampoco hay niños jugando al fútbol como en L'Aquila, ni una  capilla improvisada con materiales hinchables, ni payasos  voluntarios que repartan postres sicilianos, como en los campos de la capital.

Las casas que quedan de pie, de construcción reciente y  fabricadas con materiales modernos, se pueden contar con los dedos de una mano.

Un habitante de L'Aquila que visita la zona comenta al personal  de Protección Civil su curiosidad por que todas las casas se hayan  caído mientras las vías del paso a nivel que hace de entrada al  pueblo permanecen intactas.

"En mi casa ocurrió lo mismo, se cayeron los muros, los muebles y  el resto de las cosas, pero los cristales de las ventanas no se  rompieron", asegura.