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29-06-2015

A un año de crear su "Califato", el EI sigue fuerte en Siria e Irak

A lo largo de estos doce meses, esta milicia islamista, que nació durante la ocupación estadounidense como un desprendimiento de Al Qaeda en Irak, avanzó rápidamente a ambos lados de la frontera siria-iraquí y logró conquistar una enorme superficie.

El "califato" de la milicia extremista Estado Islámico (EI) cumple hoy un año, marcado por un crecimiento territorial en Siria e Irak y de seguidores en todo el mundo, y por el protagonismo global que le otorgó el convertirse en el enemigo número uno de las potencias occidentales y sus aliados en Medio Oriente.

A lo largo de estos doce meses, esta milicia islamista, que nació durante la ocupación estadounidense como un desprendimiento de Al Qaeda en Irak, avanzó rápidamente a ambos lados de la frontera siria-iraquí y logró conquistar una enorme superficie, que va desde la provincia siria de Alepo hasta la iraquí de Diyala.

A pesar del acoso aéreo de la ofensiva lanzada por la alianza internacional encabezada por Washington, que apoya a las distintas fuerzas que lo combaten sobre el terreno, el EI se mantuvo firme, y logró su financiación gracias a la venta de petróleo, al cobro de impuestos, a los secuestros, principalmente.

EL EI logró crecer al calor anti imperialista de muchos jóvenes durante la ocupación estadounidense, que comenzó en 2003 y terminó en 2011, y ganó aún más fuerza en la vecina Siria, gracias a una compleja guerra civil, en la que países vecinos y potencias occidentales terminaron financiando y apoyando a milicias extremistas radicales, como el EI, para derrocar al presidente Bashar al Assad.

Como destacó el profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Americana de Beirut Hilal Jashan a la agencia de noticias EFE esta milicia "no emergió en mitad de la oscuridad sino a plena luz del día, a la vista de todos y con apoyos regionales".

Un ejemplo de ello es que el Ejército iraquí apenas dio pelea cuando los radicales tomaron el año pasado Mosul. Tampoco hubo una resistencia popular o un pedido masivo de los habitantes de que volviera el Ejército, una institución creada y entrenada por Estados Unidos desde 2003, que se caracterizó por su represión, especialmente contra los sunnitas y los kurdos.

Tras la toma de Mosul, el máximo líder del EI, Abu Bakr al Bagdadi, estableció allí, en la provincia de Nínive, la capital iraquí de su "califato" en Mosul, mientras que en Siria establecieron su principal bastión en Al Raqa, norte del país, tras arrebatársela al Frente al Nusra, la rama de Al Qaeda en ese país, y otras facciones islamistas que luchan por el derrocamiento de Al Assad.

A pesar de que a lo largo de este último año muchos grupos radicales de diferentes partes de África y Asia juraron lealtad al Estado Islámico, los combatientes del EI se concentran en controlar el territorio ganado en Irak y Siria, expandirlo a las provincias vecinas y construir allí un verdadero Estado.

En Siria, estos extremistas combaten contra el Ejército nacional y las milicias pro Al Assad, pero también con grupos insurgentes que supieron ser sus aliados al principio de la guerra civil siria, como el Frente al Nusra, el Frente Islamista.

Además, se convirtió en un enemigo acérrimo de las las milicias kurdo turcas del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) y de las Unidades de Protección del Pueblo kurdo sirio, con quienes pelea por el control de gran parte del norte sirio, especialmente en la frontera con Turquía.

El EI domina actualmente 95.000 kilómetros cuadrados de las provincias sirias de Homs, Al Raqa, Deir al Zur, Al Hasaka, Hama, Alepo, Damasco y Rif Damasco; mientras que se ha constatado su presencia en Deraa y Sueida, según los últimos informes del Observatorio Sirio de Derechos Humanos, una organización pro opositora que monitorea el conflicto desde Londres.

Una de sus últimas conquistas en territorio sirio ha sido la emblemática y monumental ciudad de Palmira, en donde se encuentran una de las ruinas antiguas más importantes del país, protegidas por la UNESCO como patrimonio de la humanidad.

En tanto en Irak, los yihadistas del EI luchan contra grupos tribales, las milicias chiitas, el Ejército nacional y las fuerzas kurdas, más conocidas como los peshmerga. Todos ellos, además, cuentan con el apoyo aéreo de la campaña de bombardeos que lanzó en agosto pasado la coalición internacional, liderada por Washington.

El norte de Irak ha sido su principal bastión desde que dominó Mosul el 10 de junio del pasado año y entró en Tikrit, capital de Saladino, un día después.

No obstante, también mantiene en jaque a las fuerzas iraquíes en la provincia occidental de Al Anbar, en donde en mayo pasado se hizo con el control de su capital, Ramadi, ubicada a poco más de 100 kilómetros de la capital del país, Bagdad.

Además de su avance territorial inédito, el EI captó la atención de las potencias y de la opinión pública mundial por sus métodos crueles.

En este año asesinaron a cientos de personas en ejecuciones masivas. Todas fueron filmadas e incluyeron métodos como la decapitación, el degollamiento, la lapidación, el ahogo, y otros más extremos como tirar a sus víctimas de un edificio de varios pisos o colocar un explosivo en su cuello.

La crueldad de los yihadistas también se vio reflejada en su ofensiva contra la localidad de Sinyar y sus alrededores, un avance que desencadenó una grave crisis humanitaria entre la población civil, que tuvo que huir en medio del fuego cruzado.

Más de 120.000 kurdos yazidíes y cristianos tuvieron que abandonar sus casas en sólo unos días. Otros miles quedaron atrapados en las montañas y murieron de sed y hambre.