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09-12-2009

Casas sociales y polos siderúrgicos argentinos para Venezuela

La Argentina fabricará barcazas, remolcadores y barcos de alije para Venezuela por 500 millones de dólares en los próximos cinco años, en base a un convenio que firmaron ayer la presidenta Cristina Fernández y su par de Venezuela, Hugo Chávez.

BUENOS AIRES ? El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, dedicó las últimas horas de su breve paso por la Argentina a interiorizarse de los avances de un proyecto para construir viviendas sociales en su país armadas con una técnica que recicla los caños de descarte de la industria petrolera y a escuchar la propuesta de una empresa argentina para instalar minipolos siderúrgicos.

Ambos proyectos, el primero ya en etapa de ejecución, están a cargo de la empresa argentina Imanar, y forman parte de los acuerdos de cooperación bilateral entre los gobiernos de Argentina y Venezuela que, en este rubro, son monitoreados por el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), en cuyas instalaciones se realizó la exposición.

Chávez llegó al predio de General Paz y Constituyentes para cumplir con el último punto de una ajustadísima agenda y desde allí partir hacia el Aeroparque Jorge Newbery a tomar el avión de regreso, y dedicó un cuarto de hora a saludar a los técnicos argentinos que trabajan en los acuerdos de cooperación.

"Canciller -le dijo a Nicolás Maduro, que lo acompañaba junto a una nutrida comitiva ministerial-: tenme informado de cada viaje, de cada paso de esta gente por Venezuela, porque no podemos perder tiempo", dijo Chávez.

Tras una breve presentación a cargo del titular del INTI, Enrique Martínez, el empresario Mario Erlij, presidente de Imanar, se dedicó a las explicaciones y Chávez a las preguntas.

Valiéndose de maquetas, planos y fotos, Erlij explicó al mandatario y sus ministros la técnica empleada para reciclar los caños de descarte de la industria petrolera y utilizarlos para armar estructuras de las casas, en las que luego se arman las paredes con bloque de cemento de encastre perfecto.

Un prototipo de esas casas, de 70 metros cuadrados la más sencilla y de 110 metros cuadrados la de dos plantas, está ya armado en la localidad venezolana de El Tigre, donde la empresa argentina tiene montadas las primeras dos máquinas que reciclan los caños.

Otras tres máquinas ya están camino a Venezuela, por lo que el empresario se comprometió ante Chávez a inaugurar la primera fábrica de estos perfiles reciclados para fines de enero.

El valor de la menor de estas viviendas, en las que el mandatario se mostró muy interesado "porque tenemos tantos caños en el fondo del lago Maracaibo que parece un plazo de spaguettis", fue estimado en unos 60.000 bolívares fuertes, lo que al cambio oficial representan unos 27.000 dólares.

Chávez preguntó repetidas veces si estas estructuras pueden proyectarse para edificios de tres o cuatro pisos "porque tenemos un enorme déficit de viviendas, que alcanza a 2,2 millones", dijo. La respuesta fue positiva.

La segunda exposición, también a cargo de Erlij, fue la del polo siderúrgico, que se basa en la instalación de un minialto horno para reciclar los desechos ferrosos de las grandes siderurgias.

Ese pequeño alto horno se alimenta con carbón de coque, un derivado de la industria petrolera que abunda en Venezuela, y tiene la particularidad de reciclar los vapores que genera la combustión para hacer funcionar una turbina capaz de generar 10 megavatios.

Esta generación permite alimentar la planta del alto horno, que requiere de 2 megavatios para producir acero laminado, y con el excedente utilizarlo en industrias asociadas para convertir la escoria que producen las grandes acerías en cemento de alta calidad y otros elementos, "y todo con un nivel cero de contaminación del medio ambiente, porque no libera dióxido de carbono", explicó Erlij.

"Esta idea hay que ponerla ya en marcha", dijo Chávez, quien planteó la posibilidad de "armar estos polos siderúrgicos a lo largo de un eje, de modo que sea un esquema de producción que lleve el progreso a las zonas que lo necesitan".

"Vamos a trabajar este proyecto que es realmente virtuoso, y estoy pensando que puede ser en el norte del (río) Orinoco", agregó Chávez, excitado con la idea, y encargó a la embajadora argentina en Venezuela, Alicia Castro, y al canciller Maduro que lo mantengan "permanentemente informado" sobre estos trabajos, "porque ya el imperialismo hizo perder demasiado tiempo a nuestros países".