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15-11-2010

Inflación y coimas

Aníbal Fernández puso la cara con dos "no" que tienen connotaciones diferentes.

por Hugo E. Grimaldi (*)

Aníbal Fernández ha expresado hoy dos "no" similares en cuanto a su contundencia, pero de diferente tenor. "No hubo amenazas ni propuestas indecentes" y "no hay inflación", dijo el Jefe de Gabinete con la vehemencia que suele utilizar para ir al frente con sus argumentos políticos, en relación a la sanción del Presupuesto y a los aumentos de precios, respectivamente.

El primer "no" entra en la nebulosa de la duda, ya que si bien desde la política el canje de favores legislativos tiene hasta una tradición que los abuena, no es posible saber por ahora si en esta oportunidad hubo alguien que se pasó de la raya o si todo se trata de una celada de la oposición para desgastar al Gobierno.

Ante la duda, lo más lógico es darle la derecha al ministro, hasta que algún juez pruebe las acusaciones o las deseche, ya que la tecnología le va a permitir cruzar llamados, verificar mensajes de texto y hasta comprobar los lugares desde dónde se hicieron los eventuales ofrecimientos.

El caso difícil para Fernández es sostener su segundo "no", ya que cualquier argentino que concurra habitualmente a un modesto almacén de barrio o a un supermercado de clase media podría cruzarlo de inmediato.

Hasta es posible que él mismo disponga de sus propios tickets familares como prueba de que le está pasando algo similar que al resto de los habitantes de la Argentina, lo que lo obligaría, de consentirlo, a refutarse a sí mismo.

Sin meterse en camisa de once varas y para correr un poco el eje de la discusión, en el caso de la carne, el precio que más se ha disparado, el jefe de los ministros eligió el camino de imputar a los productores por la falta de oferta, dejando de lado alguna responsabilidad que le cabe a Guillermo Moreno, pero sin considerar que la intocable cadena de comercialización le agrega mucha presión al mostrador.

Peronista de ley, Fernández cree a rajatabla en el consumo como gran motorizador del crecimiento, pero está claro que aunque todavía la economía conserva nichos de capacidad ociosa, en muchas industrias falta mayor enjundia productiva y se presentan cuellos de botellas en cuestiones de competencia que la importación -vade retro liberal- podría subsanar.

Hombre con esquina, si los hay, el ministro seguro que sabe de memoria que la falta de oferta tiene que ver con la falta de inversión y que ésta siempre se encuentra atada a las decisiones macro que toman los gobiernos, entre ellas dejar que los precios se eleven para mejorar los números fiscales.

Pero, además, la inflación lo ha metido a Aníbal F. en un brete del antimarketing ya que, si finalmente el Gobierno consigue algún éxito y logra domarla, tanto negar lo evidente lo privará de decir que lo ha conseguido.

Más delicado aún resulta que si se lo pesca en un renuncio justamente a él, siendo como es el más potente comunicador que tiene el Gobierno, qué quedará entonces para otros miembros del Gabinete que suelen declarar alegremente cosas sólo para quedar bien más arriba, meten la pata hasta el cuadril y lo dejan expuesto a Fernández a que saque la cara por ellos.

(*): DyN.