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06-03-2011

"Pedraza estaba convencido de que la Justicia no iba a llegar hasta él"

El periodista Diego Rojas reafirma que el líder ferroviario "estaba al tanto de los acontecimientos" que terminaron con la muerte del militante Mariano Ferreyra.

BUENOS AIRES.- El secretario general de la Unión Ferroviaria, José Pedraza, detenido junto a otros integrantes del gremio por el asesinato del militante Mariano Ferreyra, "estaba convencido de que la Justicia" no iba a llegar hasta él, expresó el periodista Diego Rojas, autor de un libro sobre el tema.

La editorial Norma publicó el viernes pasado "¿Quién mató a Mariano Ferreyra?", una investigación en la que Rojas, periodista de la revista Veintitrés, entre otros medios, reafirma que Pedraza "estaba al tanto de los acontecimientos" que terminaron, el 20 de octubre pasado, con el homicidio del militante del Partido Obrero.

"Según él mismo reconoció, en el mismo momento del crimen participaba de un congreso ferroviario en el que, paradójicamente o no, compartió coffee breaks y lunchs con ejecutivos de las empresas tercerizadas contra las que protestaban en Avellaneda", resaltó Rojas.

- ¿Qué tipo de militante era Ferreyra? ¿Cómo era reconocido entre sus compañeros?

- Era un cuadro político. Empezó a militar en el Partido Obrero a los 14 años. Militó en el movimiento secundario, participó de la toma de Sasetru -una fábrica abandonada en zona sur que el Polo Obrero puso a funcionar-, cuando comenzó la carrera de Historia en el CBC de Avellaneda, se transformó en un dirigente estudiantil. En el libro, y a través de muchas entrevistas, sus compañeros lo describen como un militante estudioso del marxismo y preciso en sus intervenciones. En el último período lo habían comenzado a llamar "El Jefe", sobrenombre dado un poco en broma, pero que también expresa una serie de cualidades como dirigente que le eran reconocidas.

- ¿Cómo llega ese día a la protesta? ¿Ya había participado en otras movilizaciones de los tercerizados?

- La movilización había sido decidida en una asamblea de tercerizados. Ferreyra había militado con el grupo ferroviario durante el último período y se involucró en la realización de la marcha. Diego Cardías, dirigente de los tercerizados, cuenta que durante el último mes de su vida caminó junto a Ferreyra las estaciones y talleres del ferrocarril para convocar a la movilización. El primer corte de vía de los tercerizados, en junio de 2010, contó con su participación. Le daba una especial importancia al trabajo ferroviario, a tal punto que había empezado a participar de modo habitual de las reuniones del equipo de trabajadores del ferrocarril del PO para darles un impulso político. Se podría decir que, como responsable político de Avellaneda, su participación era una especie de 'intervención' en ese equipo.

- ¿Quién reunió y convocó a los supuestos sindicalistas de la UF? ¿Pedraza estaba al tanto del ataque?

- La patota ya había sido reunida anteriormente para impedir un acto de los tercerizados en el hall de la estación Constitución. El 20 de octubre, Pedraza estaba al tanto de los acontecimientos, según él mismo reconoció en su declaración judicial: participaba de un congreso ferroviario en el que, paradójicamente o no, compartió coffee breaks y lunchs con ejecutivos de las empresas tercerizadas contra las que protestaban en ese mismo instante en Avellaneda, según pude comprobar en la investigación que realicé para el libro. Juan Carlos "El Gallego" Fernández lo mantenía al tanto de la situación en Avellaneda, informado a la vez por Pablo Díaz, delegado del ferrocarril, que lo llamaba constantemente, según se comprobó mediante los análisis de las llamadas de sus celulares.

-¿La determinación de atacar a los tercerizados tiene como único objetivo defender el negocio de las empresas? ¿Cuánto ganaba Pedraza?

- En octubre de 2007, Pedraza y Fernández concurrieron al Ministerio de Trabajo para firmar el acta de ingreso de las empresas tercerizadas al ferrocarril. En agosto de ese año, previsores, habían creado la Cooperativa de Trabajo Unión del Mercosur, una tercerizada que llegó a emplear a 200 trabajadores precarizados y en condiciones de hiperexplotación. Dirigentes de la Unión Ferroviaria ocupan cargos directivos en esa "cooperativa", a la vez que se comprobó que Maximiliano Pedraza tenía una oficina permanente en su sede. Esa es una de las patas del negocio de los sindicalistas en el ferrocarril. La otra fue denunciada en el libro por un ex gerente de UGOFE, la empresa en la que se asoció el Estado a las ex concesionarias para administrar el ferrocarril, quien señaló que de las partidas enviadas por el Estado para pagar los sueldos de los trabajadores alrededor de un 30 por ciento se perdía en el camino y no llegaba a los bolsillos de los trabajadores. El ferrocarril sigue mostrando la misma postal que en los noventa: empresarios y sindicalistas haciendo negocios en base al fraude al Estado y parados sobre los hombros de los trabajadores.

- ¿Pedraza temía la posibilidad de terminar preso?

- Pedraza estaba convencido de que eso no iba a ocurrir. Acostumbrado a la impunidad con la que atravesó la década menemista y los años kirchneristas, en los que se plegó a las políticas oficiales, estaba seguro de que la Justicia no iba a avanzar.

- El nombre del libro refiere a títulos como "Quién mató a Rosendo" y "Quién mató a Diego Duarte", dos casos que terminaron impunes ¿Cómo se imagina que finalizará el de Ferreyra?

- Es la primera vez que se avanza contra los autores intelectuales de un crimen de esta naturaleza. El empeño de la familia de Mariano Ferreyra y la movilización permanente reclamando justicia fueron dos factores fundamentales a la hora de lograr el encarcelamiento de Pedraza. Espero que ese camino continúe.

- En su opinión, ¿una eventual condena a Pedraza puede ser el principio del final de un tipo de sindicalismo como el que representa?

- Muchas veces nuestra sociedad convirtió el signo negativo de la tragedia de la muerte en un resultado positivo. Pasó con María Soledad Morales, con el caso (Omar) Carrasco, incluso con los asesinatos de (Maximiliano) Kosteki y (Darío) Santillán, que impidieron un giro autoritario del gobierno de (Eduardo) Duhalde. La sociedad tiene la oportunidad de replantearse qué clase de sindicalismo necesita, ya que los negocios empresariales, las patotas y los vínculos con los barrabravas no son una exclusividad del gremio de Pedraza, sino que son un signo generalizado en toda la CGT moyanista, que (el jefe de Gabinete) Aníbal Fernández caracterizó como "la columna vertebral" del proyecto kirchnerista. De la sociedad, y en particular de su clase laboriosa, depende que este estado de cosas cambie radicalmente. Estamos frente a una oportunidad histórica.