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16-04-2011

La oposición sigue mirando su propio ombligo

por Hugo E. Grimaldi (*)

El Gobierno gobierna, no se inmuta, avanza, firma Decretos de Necesidad y Urgencia para meter la cuchara en las empresas y hacer caja o reglamenta la Reforma Política de acuerdo a su conveniencia, aún cambiando el articulado de la Ley. Todo gira a su alrededor, marca el compás, impone el discurso y fija la agenda mientras que la oposición, con sus engranajes trabados, sólo da penosas vueltas sobre sí misma, ignorando caminos de concertación, dinamitando acuerdos o buscando atajos personales.

Los líos del radicalismo, para adentro primero y luego con algunos de sus socios del Acuerdo Cívico que le cuentan las costillas de sus propias debilidades, la papelonera explosión en el Peronismo Federal o hasta las rencillas de Proyecto Sur son ejemplos elocuentes de la desorientación opositora y hasta se ha notado entre ellos quienes parecen haber tirado la toalla con un "y bueno, que gane Cristina y que le explote a ella".

En medio del tobogán, el rumor que se esparció sobre Carlos Reutemann, presuntamente interesado esta vez en anotarse en la carrera tras una cena con Mauricio Macri, se parece por ahora más a una expresión de deseos que a una posibilidad que tenga chances ciertas de concretarse.

Más allá de ese encuentro, sólo el jefe de Gobierno porteño logró convertirse, aunque por poquísimo tiempo, en el referente más arriesgado de la vereda de enfrente, con el simple expediente de haber tirado públicamente sobre la mesa media docena de títulos (Educación, Trabajo, Seguridad, Pobreza, Infraestructura y Pacto Fiscal) para que los demás opositores se calcen un chaleco salvavidas en común para salir a navegar.

Pero, así como se mostró, en 24 horas le llegó el deshielo. Más allá de que casi nadie quiso interpretar que se trataba de sumar ideas para contemporizar primero y para oponerle al Gobierno después, en general hubo desde descalificaciones cuasifascistas hacia su persona, hasta ninguneo a la propuesta o simplemente silencio.

Otro personaje de la semana fue Juan Manuel Urtubey, reelecto en Salta con 60 por ciento de los sufragios, quien armó un lío descomunal hacia la interna del propio Gobierno, cuando llamó "piantavotos" a Hugo Moyano, mentor de otro candidato salteño junto al ministro Julio De Vido. Gremialistas y familiares del líder de la CGT hicieron cola para tirarle con munición gruesa al joven gobernador.

En la interpretación de un allegado al mandatario provincial, el avance frontal de Urtubey hacia el ala sindical marca una advertencia para la Presidenta en cuanto a la atadura obligada que tiene con Moyano, pero de algún modo representa una señal hacia el llamado peronismo sub 45, donde generacionalmente se ubican también Daniel Scioli, Sergio Massa y Jorge Capitanich, una fracción que está desprendida del ahora escaso soporte pejotista de Olivos y que busca acomodarse entre el sindicalismo más rancio y las juventudes kirchneristas que hoy entornan y tironean más que nadie a la Presidenta para que se presente a la reelección, como lo hace todo el ala izquierda del Gobierno.

Justamente a este espacio pertenece Iván Heyn, un destacado profesional K, otro de los protagonistas de la semana.

Economista, de 32 años, ex dirigente universitario que presidió la FUBA, titular de la Corporación Puerto Madero y también director por el Estado en la empresa Aluar, es hoy un militante activo de La Cámpora, un cuadro de palabra sencilla, muy buen comunicador y alguien convencido de las bondades del modelo económico ahora "dominante". Según le dijo a DyN una fuente oficial, Heyn ha sido, junto al titular de la ANSeS, Diego Bossio, uno de los autores intelectuales del Decreto 441 que elevó el margen de injerencia estatal en las empresas privadas, a partir del derecho que le otorga la tenencia de acciones que recibió de las AFJP.

El viernes pasado fue un día de fallidos radiales extraordinarios. En uno de ellos, el ministro Florencio Randazzo admitió que los medios estatales "están al servicio del Gobierno" y un rato más tarde Heyn aseguró una cosa que llamó mucho la atención: "El caso de Siderar es el caso que dispara la necesidad de hacerlo por Decreto. Hay alguna decisión que no tiene que ver ya específicamente con los intereses objetivos de la empresa y tiene que ver más una cuestión política y por eso había que darle un margen institucional a esto y por eso se sacó un Decreto".

A la media hora, el ministro de Economía, Amado Boudou decía lo suyo desde Washington, refiriéndose también a la empresa del Grupo Techint, una de las que se resiste a incorporar directores del Estado: "No se trata de controlar ni de cambiar las cosas, sino de tener los mismos derechos que tiene cualquier accionista. Lo que necesita la ANSeS es que a la empresa le vaya muy bien, que gane mucha plata, que valgan más sus acciones, porque así vale más el Fondo de Sustentabilidad".

En medio de la polémica, ¿a quién creerle? ¿Todo se precipitó de modo tan desprolijo porque se venía encima la Asamblea de Siderar y había que castigar políticamente al empresario Paolo Rocca, para meterse en un holding de impresionante proyección mundial como es el Grupo Techint con "Necesidad y Urgencia" o ha sido la lógica de la Ley de Sociedades que defiende el ministro, para evitar que con las ganancias las empresas constituyan reservas para futuras inversiones que nunca se concretan y no le distribuyan dividendos a la ANSeS?

Desde lo técnico, éste último ha sido el fundamento que los autores de la iniciativa le explicaron a la Presidenta para avanzar en la decisión que tanto revuelo causó en la semana, algo que para los hombres de negocios va más allá del poder de auditoría que hoy tiene el Estado sobre las empresas y otro tanto en la aprobación de los balances. Ellos temen que los nuevos directores se interesen también en meterse en el día a día o en tener mayor cercanía en las decisiones del management. En tiempos en que se cuestiona la capacidad estatal para atender de modo efectivo situaciones más que delicadas, como la educación, la salud o especialmente la seguridad, estiman que apuntar a la administración de las negocios privados no parece ser una buena asignación de recursos. Un hombre ligado al negocio bancario definió para DyN el avance del Gobierno en la materia como la "pasión por el Estado okupa".

Quizás para calmar los ánimos, también el viernes, en la Asamblea de Siderar y de modo imprevisto, los accionistas mayoritarios decidieron aprobar una distribución de dividendos tres veces y media más allá de lo anunciado y muy por encima de la media del sector, con lo que se comprometieron hacia el futuro algunos planes de inversión, aunque aún quedaron como reserva para ese menester unos 6.500 millones de pesos que no fueron tocados, pese al zapateo de los representantes de la ANSeS. Luego, la reunión societaria pasó a un cuarto intermedio para no efectuar la incorporación de director alguno.

En paralelo, la acción de la empresa bajó primero en la Bolsa y luego saltó hasta casi 9 por ciento al ritmo de las noticias que llegaban vía Twitter al recinto, aunque para perjuicio de los inversores esa Asamblea fue anulada por la dócil Comisión Nacional de Valores como una forma de mostrar que si no se hace lo que el Estado quiere, se echará mano a todos los resortes posibles para que se cumpla la voluntad del accionista minoritario.

De esta manera, las flagrantes contradicciones del elenco oficial que se notaron en el discurso se saldaron a favor de verificar que la movida se inscribe netamente en el terreno político, lo que le ha dado pasto a la visión empresaria, que supone que la ofensiva estatal no terminará aquí. En línea parecida, aunque anteponiendo sus posturas tradicionales a favor del tutelaje estatal, buena parte del Congreso mantuvo la tesitura de criticar de modo primordial las formas.

Como era de esperar, los legisladores expusieron argumentos de inseguridad jurídica, debido a que un DNU acaba de modificar una Ley discutida y votada en ambas Cámaras, aunque fueron contemplativos a la hora de comprar el argumento de la defensa del Fondo de Sustentabilidad Previsional, una masa que hoy tiene más de 50 por ciento de su dinero prestado al Tesoro, algo que Heyn defiende como un modo de restituirle al Fisco los fondos que por Ley recibe la ANSeS, es decir la porción impositiva destinada a atender el pago completo de las jubilaciones.

Por su parte, los hombres de empresa agitaron además la incertidumbre que genera el cambio de reglas de juego permanentes, ya que esta ofensiva afecta decisivamente el valor de las compañías y aleja a potenciales inversores, debido a que una medida de este tipo "reduce de inmediato la exposición en la Argentina", dicen.

Desde un punto de vista ideológico y hasta de contexto electoral en la búsqueda de votos, en la lógica que ha mantenido siempre el Gobierno de imponer la dualidad amigo-enemigo, el mundo de las empresas resulta ser campo fértil, ya que las compañías no parecen ser demasiado apreciadas por el conjunto social. En un concepto ya bastante arraigado, en general se las percibe como máquinas de hacer dinero sin límites, a costa de la explotación de los trabajadores y ni siquiera se les reconoce el rol de crear empleo, a partir del riesgo de la inversión.

Tampoco los hombres de negocios más notorios o quienes han conducido las cámaras sectoriales desde décadas para acá, en general han hecho mucho para convencer a la opinión pública de las bondades del espíritu empresario, porque culturalmente han preferido succionar siempre de la teta del Estado, bajo gobiernos de todo tipo, apostando al aplauso fácil hacia los conductores de turno con el argumento de que hay que subsistir y proteger las fuentes de trabajo.

En la interna gubernamental, La Cámpora es un grupo de mucho peso, bastante misterioso en su manera de accionar, pero que genera decisiones políticas todo el tiempo, tanto que muchos adjudicaron esta movida únicamente a la necesidad de acomodar a sus cuadros en las empresas. Para no quedarse afuera, Moyano también reclamó lugar para los sindicalistas en la treintena de empresas que, dependiendo del grado de calidad de acciones que dispone en su cartera la ANSeS, tienen posibilidades de recibir delegados del Estado.

El propio Heyn se quejaba, cuando dijo lo que dijo sobre del Decreto 441, del modo en que se critica a los integrantes del grupo que lidera Máximo Kirchner: "Decían que éramos las facciones kirchneristas radicalizadas que golpeaban a la gente, que no teníamos títulos secundarios, después que éramos yuppies y ahora que somos intelectuales marxistas. Me parece que (las críticas) tienen que ver con un miedo a la participación de la juventud en este período de ocho años. Venimos con ideas nuevas y tenemos experiencias de trabajo, profesionalmente y con independencia de nuestra vocación política", justificó.

En cuanto a la Reforma Política, aquí también la primereada del Gobierno fue notable. No sólo porque con la reglamentación torció algunos artículos de la Ley, sino porque, sin nombrar a las colectoras, las reemplazó por los "acuerdos de adhesión" o digitó que, para difundir las campañas, todos los partidos puedan usar 10 por ciento de los espacios de radio y TV, lo que dejó a la oposición una vez más descolocada y a los gritos porque el oficialismo podrá disponer de la grilla in extenso para hacer, fuera de lo asignado a la competencia electoral, propaganda de las obras de gobierno.

(*): DyN.