La duda entre una construcción política y una alianza electoral
por Walter Schmidt (DyN)
La oposición quedó inmersa en una nueva discusión en la que refleja la dicotomía entre quienes le dan prioridad a una construcción con fuerzas afines ideológicamente y los que pretenden la conformación de un frente con chances de pelear algun distrito o a nivel nacional.
En el primer grupo se ubican los socialistas con Hermes Binner a la cabeza, junto con la titular del GEN Margarita Stolbizer, y el espacio de Proyecto Sur con Fernando "Pino" Solanas y otros dirigentes de centroizquierda.
El triunfo de Binner en las internas socialistas de Santa Fe, catapultó al gobernador santafesino al escenario nacional, incluso, a una postulación presidencial.
En el segundo grupo, con el tibio antecedente -2007- de una fórmula encabezada por el peronista Roberto Lavagna y secundada por el radical Gerardo Morales, se ubica Ricardo Alfonsin. La lógica de la UCR es construir en función de dirigentes que midan bien en algunos distritos: allí entra en juego el acuerdo con Francisco de Narváez.
A los ojos de los radicales, De Narváez le asegura a Alfonsin lo que no le asegura Stolbizer: votos. Incluso con la probabilidad, se ilusionan en la UCR, de poder ganar la provincia de Buenos Aires.
Sin embargo, mas allá de la validez de las dos alternativas, hay un dato que no debe ser pasado por alto. Ningún opositor cree a ciegas que puede arañarle, hoy, un triunfo al oficialismo si Cristina Fernández decide buscar su reelección. En ese esquema, el dilema se focaliza en: ¿construcción o pragmatismo? ¿conformar una fuerza a mediano y largo plazo o para ganar las elecciones o, al menos, hacer un buen papel?
Una ruptura entre radicales y socialistas haría mas sencillo aún al kirchnerismo, una victoria en los comicios generales.
La otro opción que se baraja es un espacio entre el duhaldismo y el macrismo. Ambos se necesitan para generar algo mínimamente sustentable. De lo contrario, deberán conformarse con armados distritales o con una candidatura testimonial, en el caso de Duhalde.
En tanto Elisa Carrió se presenta, todavía en soledad, como una alternativa al kirchnerismo. No obstante, salvo su figura, la Coalición Cívica carece de una sólida construcción en provincias clave como Capital Federal, provincia de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba. La chaqueña apuesta a que su sola imagen y los devaneos del resto de la oposición, atraigan los votos antikirchneristas. No sería raro.
Si bien los desatinos del antikirchnerismo ocuparon la atención de los últimos días, subyace la puja entre el gobierno nacional y la CGT, por espacios de poder a través de las listas de candidatos.
Por el momento, el PJ nacional con el protagonismo de Daniel Scioli, se mostró homogéneo a la hora del manifestar su apoyo a la reelección de Cristina Fernández y de reclamar "responsabilidad", tal vez, al sindicalismo.
No obstante ahora, a partir de la reunión del Congreso peronista, llegará el momento de negociar y de repartir lugares. La juventud K tiene los suyos asegurados. Pero esos lugares que ganen, significarán que otro sector -PJ bonaerense, CGT, organizaciones sociales, aliados- los pierda.
