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19-12-2011

Acefalía presidencial

por Natalia Leiva (Télam)

A diez años del estallido social de diciembre de 2001, recordamos los cacerolazos, los saqueos y la represión de aquellos momentos de descontrol en todo el país. Episodios que marcaron el punto de credibilidad más bajo en la política representado en la consigna ?que se vayan todos?.

La reacción de la población frente a la crisis que tuvo su punto máximo entre el 19 y 20 de diciembre de 2001 se dio a partir de que el entonces ministro de economía Domingo Cavallo pusiera en vigencia el decreto 1570 que creó el ?corralito?, un mecanismo bancario que restringió a los ahorristas la extracción de dinero en efectivo.

Un cacerolazo espontáneo de la clase media, saqueos en los barrios, enfrentamientos entre civiles y uniformados que tuvieron la orden de reprimir, es el lamentable retrato que quedó de esos días.

La inestabilidad económica se percibía por los constantes cambios en el Ministerio de Economía: José Luis Machinea (1999- marzo de 2001), Ricardo López Murphy (marzo ? abril de 2001) y, por último, Domingo Cavallo, que ya había sido ministro de economía entre 1991-1996.

La posición de De la Rúa se tornó inestable. Miles de ciudadanos comenzaron a reunirse espontáneamente en la plaza de Mayo, en las puertas de la quinta presidencial de Olivos y frente a la residencia de Cavallo, mientras los cacerolazos se extendían por toda la ciudad y el conurbano bonaerense.

Esa noche se difundió la renuncia del ministro de Economía pero la multitud se mantuvo firme exigiendo el cambio de la política económica y la renuncia de los miembros de la Corte Suprema, entre otros reclamos.

En un contexto de profundo retraimiento económico e inequidad social, se produjeron en todo el territorio encendidas manifestaciones de protesta. Contra ellas, el Estado desplegó una fuerte represión que incluyó la declaración del Estado de sitio en toda la Nación.

Dada la situación, De la Rúa presentó su dimisión saliendo de la Casa Rosada mediante un helicóptero. El eje central de las preocupaciones de la clase dominante era garantizar una transición política ordenada pero el estallido social hizo saltar por el aire las especulaciones de las cúpulas.

Ramón Puerta, titular provisional del Senado, fue designado como nuevo presidente interino. Dos días después, la Asamblea Legislativa le asignó ese cargo al gobernador de San Luis, Adolfo Rodríguez Saá, quien renunció siete días más tarde alegando falta de apoyo político, lo que desencadenó una nueva ola de inestabilidad.

Luego de varias negociaciones entre los partidos mayoritarios, la Asamblea Legislativa proclamó el 1º de enero de 2002 a Eduardo Duhalde como presidente provisional, quien asumió el 2 y fue recibido con cacerolazos y manifestaciones en señal de repudio.

Fue el ex presidente Néstor Kirchner, primer mandatario elegido democráticamente después de la crisis, quien mejor interpretó la situación y en mayo de 2003 inició un gobierno que comenzó a cambiar el panorama político de nuestra Patria. El país modificó favorablemente y consolidó su situación económica, se anularon las leyes de impunidad, se dieron pasos significativos en la integración latinoamericana. El pueblo volvió a encontrar formas de participación y representación.

El mejor modo de conmemorar este año a los 39 muertos como consecuencia de la represión del 19 y 20 de diciembre de 2001 es recordarlos para que nunca más el país vuelva a pasar por semejante represión política.

Será nuestro deber como ciudadanos hacer valer nuestros derechos y exigir la pena correspondiente para cada uno de los responsables de los asesinatos de la crisis política que vivió el país en diciembre de 2001.