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01-04-2012

La víspera del 2 de abril de 1982 en Ushuaia

por Diego Dulce (*)

En las últimas horas del 1 de abril de 1982 nadie en Ushuaia sospechaba nada. Los diarios y las radios dedicaban espacios a la dura represión de la marcha sindical del 30 marzo en Buenos Aires y las principales ciudades del país.

Los medios recogían con un poco de alarma pero como un eco lejano, las diferencias entre la Argentina y Gran Bretaña por las islas Georgias del Sur, mientras una tercera noticia iba ganando espacios de a poco: la participación del seleccionado de futbol, campeón mundial de 1978, a poco tiempo de debutar el 13 de junio en Barcelona.

A la postre, todo saldría mal para los argentinos en cualquiera de estos temas y en varios más también: la protesta gremial tuvo un muerto, muchos heridos y 2074 detenidos. Argentina iba a perder en su debut ante Bélgica, un día antes de la rendición final de las tropas en la capital de Malvinas el 14 de junio y se iba a ver obligado a retirarse pocos partidos después.

Los fueguinos se enteraron de la guerra en la mañana del 2 de abril cuando escucharon la oficialista Radio Nacional que volvía con marchas militares y los comunicados escritos en tonos de desfile. Ya nadie le dio importancia a la mañana gris y fría, ni a la helada de la noche anterior, ni al cielo encapotado y de pocos amigos que caía sobre la capital.

Tras la sorpresa y el estupor de la noticia, algunos salieron a festejar, en coincidencia con lo que sucedió en muchos puntos del país pero otros mostraron miedo y preocupación por la proximidad al escenario del conflicto y la cercanía de Puerto Williams, de un Chile sospechado de probritánico.

Sin embargo la secuencia de hechos que todavía no se conocían iba a darle un sesgo dramático y trágico a las últimas decisiones de una dictadura acorralada por sus propios errores y la creencia de que podría resolver con cuotas de violencia creciente a cualquier problema que se le presentara.

El 28 de marzo de 1982 zarpó de Puerto Belgrano en el mayor de los secretos la fuerza de desembarco de 911 hombres con destino a Malvinas. El 30 la flota redujo la velocidad de acceso por las malas condiciones del océano. Ese mismo día en las calles de Buenos Aires, fue apaleada una manifestación de miles de trabajadores agrupados en la CGT-Brasil que lideraba Saúl Ubaldini: se produjeron 2.074 detenciones y en Mendoza fue muerto un adherente a la marcha. Antes de la noche, Estados Unidos detectó con sus satélites los movimientos de los barcos.

El 31 también lo supo Gran Bretaña. El 1 de abril, Margaret Thatcher reclamó a Ronald Reagan que hiciera algo para detener la llegada de los argentinos. Reagan habló esa noche por teléfono con el presidente Leopoldo Galtieri. Ya era tarde. La operación de desembarco se había iniciado a las 21:15.

El gobernador británico se rindió a media mañana. Entonces, la Junta Militar emitió el primer comunicado de la guerra en el que dijo que a las 7 "las Fuerzas Armadas mediante la concreción exitosa de una operación conjunta han recuperado las islas Malvinas y Sándwich del Sur para el patrimonio nacional".

Ushuaia tenía en los primeros días de abril de 1982 poco más de 11.500 habitantes, era una ciudad de tamaño modesto, pero oficiaba de capital del Territorio Nacional de Tierra del Fuego, punto de paso obligado a la Antártida y control puntual de los buques que cruzaban por el Canal de Beagle.

Los momentos dramáticos apenas si habían comenzado.

La fueguina Susana Garnica dejó testimonio de su experiencia en su blog cuando recordó que la mañana anterior al hundimiento del crucero General Belgrano el buque hizo puerto en Ushuaia y la tripulación se acercó a la vidriera de la agencia de autos donde trabajaba para ver un último modelo francés.

"Los uniformes azules, impecables, muchos cruzados con cordones dorados e insignias inundaron calles como una marea. Los recuerdo parados frente a la vidriera", señaló la mujer y remarcó que llevaban "bolsas repletas de chocolates, cigarrillos y bebidas, productos importados que las franquicias impositivas les permitían comprar a precios nacionales. La gran mayoría de los rostros que recuerdo eran de gente muy joven".

"La mañana siguiente, la avenida Maipú fue cerrada para dar paso únicamente a los vehículos que llevaban a los heridos hasta el Hospital Regional. Volvieron a Ushuaia, no muchos. Un número nunca determinado de marinos murió de frío en medio de un rescate que hizo lo que pudo contra la hipotermia".

"Muchos de los rescatistas se desnudaban para abrigar los cuerpos aún vivos de los tripulantes que prácticamente pescaban en las aguas del mar. A la población civil se le prohibió acercarse o ayudar. Había que ocultar las pérdidas", acotó.

Hoy, Ushuaia, desde 1990 capital de Tierra del Fuego, Antártida e Islas Malvinas será el centro nacional del homenaje a los que murieron por alcanzar un deseo nacional de recuperar la soberanía de un territorio todavía colonizado.

(*): DyN.