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26-07-2014

El discurso de Etchevehere hizo blanco en la debilidades manifiestas del modelo

por Miguel Angel Rouco (*)

La fría mañana de Palermo mostró la riqueza y el potencial de la ganadería del país. Casi podría decirse que lo visto en la arena es una parte de las verdaderas reservas internacionales que tiene la Argentina. La otra permanece plantada en el campo y se trata de lo que va a producir mañana las divisas necesarias para atender los requerimientos de la sociedad argentina.

En cambio, el palco oficial y las tribunas mostraron no sólo el descontento del sector con la administración Kirchner, sino que se observó, tal cómo no se palpaba desde la crisis de la 125, que los problemas del campo son similares a los del resto de la sociedad.

Tras hacer un repaso por todos los problemas del sector, el titular de la Sociedad Rural, Luis Etchevehere, dejó en claro que pese a los muchos inconvenientes que tienen los hombres de campo para la producción, el agro aún se encuentra en condiciones de motorizar la recuperación de la economía, más allá de 2015.

"Pese a todo, el sector está vivo", patentizó Etchevehere, lo cual no equivale a decir que no esté herido, tras once años de falta de políticas agropecuarias y económicas.

El ruralista apuntó varias veces a marcar los errores de la Casa Rosada. Hizo un balance de la gestión (menos cabezas de ganado, frigoríficos, lana, cuota Hilton, etc.), pero puso énfasis en marcar asuntos que van más allá de los meros problemas sectoriales.

Y entonces puntualizó, en general, que "si se sigue aplicando lo que no funciona, no podemos esperar resultados diferentes. No se afianzara el federalismo. No habrá sustentabilidad. No habrá empleo digno ni desarrollo armónico de las provincias".

El presidente de la SRA no ahorró en críticas por reclamos del sector, pero fue conduciendo el discurso hacia un mensaje integrador.

Por momentos, y a pesar del frío palermitano, Etchevehere encendió su alocución y a las tribunas con los reclamos de buena parte de la sociedad, si es que no hay cambios desde la Casa Rosada: "prosperará el narcotráfico, la inseguridad seguirá cosechando víctimas, se extenderá el desarraigo de quienes no pueden vivir en su propio suelo", que remató con un "animémonos a descartar lo que no funciona".

Sin embargo, el dirigente rural disparó su bala de plata sobre las patas flacas de la gestión kirchnerista: "el miedo podrá más que la alegría de ser argentino; la corrupción seguirá riéndose en nuestra cara. Responsabilidad, siempre; cobardía, nunca. Menos aún corrupción".

Y allí, sin nombrarlo, expresó el sentimiento del sector, personalizándolo en el caso que involucra nada menos que al vicepresidente de la Nación: "El corrupto es un hombre que se aprovecha del poder político o económico para robar los dineros públicos y para conspirar contra el orden democrático como dice la Constitución Nacional. Eso es intolerable para todos que se levantan al alba para trabajar y no para fabricar billetes o apropiarse de empresas ajenas".

Entonces, cargó nuevamente y disparó: "sentimos angustia e inquietud por la inflación y la inseguridad que no paran. Por el fantasma de un default que nadie quiere", definió.

El mensaje de Etchevehere seguramente habrá molestado al oficialismo, le habrá agradado a la oposición, pero también ha dejado seguramente algún margen para reflexionar sobre el país que habrá que construir cuando el kirchnerismo se haya convertido en una mueca trágica de la historia económica argentina.

(*): DyN