BUENOS AIRES, - El jefe de la CGT Azul y Blanca, el gastronómico Luis Barrionuevo, volvió a rechazar ayer las acusaciones del gobierno nacional al advertir que "ellos viven de amenaza en amenaza", denunció que tiene "los teléfonos pinchados" y anunció que el martes se reunirá con su colega de la CGT Azopardo, Hugo Moyano, para analizar nuevas protestas.

En medio de la polémica por posibles protestas sociales para fin de año, el jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri, también se refirió a eventuales crisis y apuntó contra un "grupo de vivos" que "ha hecho del fin de año un momento para agitar y para producir desordenes".

En tanto, el ex presidente Eduardo Duhalde criticó las acusaciones de la Casa Rosada contra Barrionuevo que lo acusan de promover un "estallido" social y recordó que el Gobierno "ha incurrido en bastantes oportunidades" en esa teoría.

"Debe haber cinco mil servicios de inteligencia. Lo menos que tienen que hacer ellos es realmente saber, lo saben, en qué andamos cada uno de nosotros porque tenemos todos los teléfonos tomados, pinchados, nos controlan, nos vigilan, entonces no pueden inventarnos algo que nosotros estamos conspirando", alertó Barrionuevo.

El referente del sindicalismo opositor replicó así las acusaciones del Gobierno y planteó que "ellos viven de amenaza en amenaza, pero no te dan respuestas" a los reclamos gremiales.

El jefe del gremio gastronómico reiteró que la situación social "es delicada" y señaló que "seguramente va a haber más conflicto" por parte de los gremios.

"La semana que viene seguramente va a haber anuncios de paros de ferroviarios. Empiezan los problemas sectoriales de aquellos que firmaron convenios a la baja de la inflación y que están en problemas porque no le alcanza. Y nosotros el martes vamos a resolver la continuidad del plan de lucha porque no nos dio (la Presidenta Cristina Fernández) ninguna respuesta", adelantó.

Macri, en tanto, aseguró que trabaja "para evitar cualquier tipo de alteración de la convivencia porque siempre detrás de algún reclamo legítimo hay muchos vivos que buscan sacar partido".

El aspirante presidencial del PRO denunció que un "grupo de vivos ha hecho del fin de año un momento para agitar y para producir desordenes" y detalló que ese sector está integrado por "grupos sociales y no sociales que se han ido armando alrededor de la intermediación de la ayuda social".

Por su parte, Duhalde recordó que el gobierno nacional "en la teoría del estallido ha incurrido en bastantes oportunidades" y aclaró que "Barrionuevo repitió algo que la Presidenta ya había dicho", cuando en 2012 calculó que "si la inflación fuera del 25 por ciento, el país estallaría".

Sin embargo, Duhalde reconoció que detrás de las revueltas sociales "siempre hay organizadores", aunque manifestó que "no necesariamente responden a un interés político".

La diputada nacional por el massista Frente Renovador Graciela Camaño se diferenció de su esposo, Barrionuevo, aunque criticó las acusaciones del gobierno contra el referente del sindicalismo opositor.

"No tengo que contestar por Barrionuevo, el es un hombre grande, tiene sus responsabilidades, sabe lo que dice y lo que provoca lo que él dice. Yo tengo una vida, es mía, propia y milito desde los 17 años. No necesite conocerlo a Barrionuevo para que me ponga en ningún cargo", aclaró.