BUENOS AIRES.- La referente en derechos humanos Graciela Fernández Meijide juzgó hoy que la presidenta Cristina Férnandez, a quien definió como el "símbolo de la crispación", se "retira molesta y enojada" de su cargo, en tanto anunció que el lunes se reunirá con la gobernadora bonaerense electa, María Eugenia Vidal, quien podría sumarla a sus equipos en el área.

"La Presidenta se retira enojada, molesta por tener que abandonar el poder. Es como si no pudiera tolerarlo y eso se trasluce en sus gestos: el poder es de ella, el Estado es ella y (Mauricio) Macri sería un intruso", evaluó y adjudicó al oficialismo "un retorcido sistema de perversión donde aquellos que reclamaban democracia en una época, terminan hoy no aceptando la democracia".

Fernández Meijide puso como ejemplo de esta actitud de "intolerancia" la "marcha de la resistencia" convocada por la titular de Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, en la Plaza de Mayo para el 10 diciembre cuando asume Macri.

"Yo no imagino a una Hebe de Bonafini llamando a renovar la marcha por la resistencia si alguien no le hubiera garantizado 100, 200 personas", deslizó la ex funcionaria del gobierno de Fernando de la Rúa, por radio América.

La dirigente, quien formó parte de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP) desde 1983, puntualizó que no "tiene una oferta" para conducir el área de derechos humanos en la provincia de Buenos Aires, como trascendió, aunque anticipó que el próximo lunes mantendrá una reunión con Vidal.

"Voy a charlar, después les cuento", señaló, para evitar avanzar en esta cuestión, aunque al preguntársele si podría formar "parte activa" del área de derechos humanos en el gobierno bonaerense, recordó que está próxima a cumplir 85 años y ya tiene "una serie de cuestiones propias de la edad".

Añadió que "el tema de los derechos humanos tiene que estar apoyado sobre gente nueva, joven que son capaces de todas las áreas".

"El tema de los DDHH no es propiedad de las victimas, tiene que ser propiedad del pueblo argentino", afirmó la dirigente, madre de un desaparecido, víctima del terrorismo de Estado.

En otro orden, dijo haberse "alegrado" del cambio de signo político del próximo gobierno porque dijo apostar a la "alternancia".

Y, en tal sentido, confió que al concluir el mandato de Cristina Fernández, a quien definió como el "símbolo de la crispación" de los últimos años en el país, "se irá diluyendo" el clima de división o la llamada "grieta" en la sociedad.

"Soy optimista por naturaleza; el nuevo gobierno va a tener que consensuar, porque no ha ganado por mayoría aplastante y me alegro enormemente, no por Macri, sino porque ya pasamos demasiado con un gobierno de mayoría absoluta y aplastante en el Parlamento. Eso supone más participación de la sociedad", se entusiasmó.