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25-01-2009

"Soy una persona que se enamora profundamente de los libros"

Luisa Kuliok coprotagoniza "El hombre inesperado", habla de la levedad, del destino, de la paciencia y de la importancia del otro. Y explica por qué le cuesta decir que es feliz.

por Paola Galano

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Entre la clásica heroína de telenovelas y la actriz de prestigio flota otro perfil de Luisa Kuliok: el de lectora incansable, capaz de sentir cómo se convulsiona su cuerpo ante determinadas lecturas. Por suerte para ella, este verano le tocó una obra en la que habla de todos los temas que le interesan, incluido el de los libros. En "El hombre inesperado" (Teatro América) se luce como Martha, una fanática de las novelas de Paul Parsky, rol que lleva adelante Luis Brandoni.

Por esas casualidades de la vida -¿acaso será el destino?- su personaje se encuentra en un tren que viaja desde París a Frankfurt con el autor en persona. Y ambos comparten el mismo camarote.

Sentada en un parador de playa Varese, la actriz coincide en entender que se trata de una "obra exquisita". "Mi personaje, Martha, dice que se pasó toda la vida preparándose para poder entender a ese hombre y para poder disfrutar de esos libros y de esas historias que escribe y que son conmovedoras en tres líneas. Ella es una fan absoluta de él en el término absoluto de fanatismo, del más profundo amor. Y yo, Luisa, soy una persona que también se enamora profundamente de los libros", contó.

Acostumbrada a venir a Mar del Plata para trabajar en diversas piezas -una de las últimas fue la recordada "Porteñas"-, la intérprete cuenta que los temas que desfilan por esta obra que dirigió Luis Romero se relacionan con "el tiempo, el malhumor, los deseos, los sueños y lo inesperado". Y agrega: "En realidad, en esta obra se habla de todo lo que a mí me interesa hablar de un modo de absoluta levedad, con esa cosa de la gracia y de lo leve, no desde lo pesado o desde lo tortuoso. Es una comedia extraordinaria escrita por una cabeza como la de Yasmina Reza, dueña de una sensibilidad muy grande, autora que ya ha probado lo que es capaz de hacer, porque escribió  'Art'", comenta.

- Hablás de la levedad, que no es lo mismo que frivolidad.

- Yo hablo de la levedad de la que habla Italo Calvino, tal como la describe en su libro "Seis propuestas para el próximo milenio", que eran unas conferencias que iba a hacer en Harvard. El dice que la levedad es un bien, como las alas, como la posibilidad del vuelo, de lo leve, de lo que no pesa mal, porque las personas también tenemos una educación que nos viene de años de religiones y que nos crean peso y culpa respecto de lo que tenemos adentro. Me parece que esa levedad es la posibilidad de transitar por las cosas sin quedar mal pegado a ellas. No tiene que ver con la buena o la mala onda, es mucho más profundo, tiene que ver con poder transitar la vida con lo que ofrece e ir montándose en esas alegrías que hacen a lo cotidiano y desde ahí comprender que la vida y la muerte conviven, que estamos naciendo y muriendo todo el tiempo. Esto también está tocado en la obra desde un lugar de gracia y de levedad, como cuando vas a un entierro y te morís de risa y contás chistes, eso que somos y la pulsión permanente de vida. De modo que esta obra no es liviana, es leve, es una pluma con la belleza de una pluma: ves la pluma y también ves al pájaro.

- Se la nota satisfecha.

- Es maravilloso hacer una obra que habla de todo esto con tal sentido del humor, porque tiene la mirada interesante y sabia de aquellas personas que pueden reírse de sí mismas y de lo que la vida ofrece en sus contradicciones, así que estoy contenta, más que contenta, feliz. Sí, me animo a decirlo. 

- ¿Por qué no se animaría a decir que es feliz?

- Es que yo soy muy respetuosa de lo que la vida te ofrece, y de lo que por ahí no se les ofrece a otras personas, a otra gente. A veces a uno le da un poco de pudor el privilegio, aunque yo soy una trabajadora y una persona que ama esto (el oficio de actor) y que ha trabajado mucho. Sin embargo, sé que a mucha gente en la vida no se le dieron las mismas oportunidades. Por eso agradezco esto y agradezco que la vida me ayude a aprovechar lo que viene, porque esto es también una manera de vivir. A veces las personas tienen momentos formidables en las manos y están pendientes de lo que perdieron o de lo que les pasa, y se cargan de un montón de cosas que les hacen perder su propia vida. De esto también habla la obra.

- ¿Los dos personajes de "El hombre inesperado" se encuentran por casualidad o no? ¿Cree en las casualidades?

- Te estás metiendo con el destino y ojalá tuviera respuestas más certeras. Hay todo un momento importante de la pieza donde yo hablo de mi hermano y digo que él vive hace 25 años en un edificio en París y que el hall está cubierto de baldosas de tres colores diferentes: blancas, beige y negras y él ha vivido toda su vida pisando sólo las claras, las blancas y las beige, porque considera que de acuerdo a donde uno ponga el pie así van a suceder las cosas. Yo creo que la vida nos da muchas oportunidades, el problema es qué capacidad tiene uno para verlas y para tomarlas, sí creo que hay cosas que son causales, que uno las procura y las proyecta, y también hay algo que uno dice muchas veces, eso de que "los astros se ponen de acuerdo para otorgármelo". Por eso esta mujer dice que para poder seguir lo que el escritor escribía tuvo que ejercitarse toda la vida, tuvo que prepararse, cuando muchas veces queremos las cosas de inmediato. Yo siempre recuerdo una lección que me dio mi padre a los cinco años: la paciencia. He sido muy paciente y eso me ayudó mucho en los momentos difíciles.

- El tema con la paciencia es cómo no desesperarse.

- Con el tránsito, con el camino y con estar realmente presente, presente y atento a uno y al otro. Esta obra habla de algo más que es muy bello e interesante. El le dice que el escritor sólo vive en la mente de los demás. Y eso es un gran homenaje al otro, al existir del otro, a cuánto necesitamos del otro para tener la propia vida. Nosotros los artistas estamos en un escenario y si del otro lado no tenemos al público... y un autor puede escribir una maravilla pero en cuanto cerraste el libro no existís, sólo si lo has leído y te ha quedado. Los libros son la llave de lo que parece imposible para ser posible.

- ¿No habrá equivocado la profesión, no soñó en algún momento con ser escritora?

- No, no, no me atrevo a escribir, mi marido escribe novelas y teatro y escribe muy bien. Pero yo disfruto lo que hacen los grandes escritores, acá (a Mar del Plata) me lo traje a Borges para que me acompañe. Yo qué voy a escribir, hago la obra y hablo de todo eso.

- ¿Cuál cree que es el logro de la dramaturga Yasmina Reza, de quien se hicieron en Mar del Plata obras como "Art", "Tres versiones de la vida" y ahora "El hombre inesperado"?

- Capta una posibilidad expresiva que narra la eternidad. Son autores que te vinculan a la contradicción y a los lugares más verdaderos, no a la verdad a la que nunca accederemos, pero sí el lugar más verdadero. Propone no quedarse en las formas que a veces la sociedad ofrece, los rótulos, pero dicho todo con una imaginación extraordinaria. Siendo Yasmina Reza una gran intelectual, la obra no es para gente entendida, es una obra que al que la escuche le va a llegar por donde sea, porque está sostenida por la necesidad del otro, por el vivir del otro y saber que uno solo en la vida no es nadie ni nada.

Heroína rebelde y que ayude a pensar

Recordada por sus labores en telenovelas como "La extraña dama", "Venganza de mujer" y "Amo y señor", entre otras, Luisa Kuliok aprueba el cambio que en los últimos años experimentó el género. Aggiornadas, las nuevas telenovelas que se vieron por canales argentinos hablaron de los desaparecidos durante la última dictadura militar, de los experimentos genéticos y del robo de personas, entre otros temas actuales.

"Siempre que la telenovela pueda ayudar a abrir un caminito diferente a mí me parece que está bueno, por eso a mí siempre me gusta hacer novelas que tengan que ver con la posibilidad de rebelión,  me parece que la rebelión es importante -analiza-. Cuando hice Venganza de mujer interpreté a una mujer que se animaba a recrearse a partir de ser enormemente pobre, lo mismo que cuando hice La extraña dama".

La actriz considera apropiado que las telenovelas "planteen al espectador una manera de pensar". "A mí me gustan las cosas que te pueden ofrecer, en cualquier orden, una posibilidad de avance y reflexión en lo que habitualmente tenés como pensamiento definido, que te creen un interrogante, que pueda haber otra manera, otra mirada".

Y se opone a una visión sumisa de la mujer, sea ésta una heroína de televisión o una mujer de la calle. "Esa es una ficción de la ficción, las mujeres no son sumisas, afortunadamente están peleando por sus hijos, por su identidad, por su hombre o su pareja, la mujer sumisa es un invento. A veces se confunde sumisión con callar porque es necesario callar o no hacer porque es mejor no hacer en ese momento, pero adentro bullen permanentemente, la mujer es una creadora por excelencia", defiende.