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24-03-2009

Historia de un corto gestado en veinte días que ganó un premio en México

Los marplatenses Franco Carlesimo y Damián Celiberti se desafiaron a ellos mismos. Idearon a toda velocidad un cortometraje de animación en tono de parodia (Toma 22), que resultó elegido en el concurso "Animasivo".

"Toma 22", un cortometraje de animación hecho sólo en veinte días por los jóvenes marplatenses Franco Carlesimo (25) y Damián Celiberti (26) y con música de la banda local "The smoking kids", resultó ganador del concurso "Animasivo", que se desarrolla en el marco del Festival de México en el Centro Histórico. Se trata de un vasto  programa cultural con 25 años de antigüedad, organizado en el poderoso Distrito Federal de México.

Desde su oficina en las afueras locales y de madrugada, a horarios poco frecuentes para la mayoría de los mortales, Franco y Damián le dieron forma a esta historia de tres minutos en la que se cuenta el desembarco de una expedición de astronautas argentinos a algún planeta del gran cosmos, mientras los extraterrestres observan absortos la presencia de los nuevos visitantes.

Con la parodia siempre presente -los astronautas llegan en una nave que luce la firma de Diego Maradona, bajan con una pelota de fútbol bajo el brazo y lo primero que hacen es ponerse a tomar sol-, el corto cumplió con los requisitos que planteó el concurso: abordar el tema de la astronomía, ya que 2009 es el año internacional de esa disciplina.

"Cuando nos enteramos de que el tema era la astronomía, lo primero que se nos vino a la mente fue el alunizaje estadounidense", dijo Damián. "Para nosotros no fue real, sino filmado en un estudio", acotó Franco. "Es que hay cuestiones de fotografía y de iluminación que son muy básicas, se usaron dos focos para la escena, hay muchas cosas que no cuajan para la época en la que se hizo y aparte ya tendría que estar Larry King transmitiendo desde la luna o la misma CNN y no se avanzó", agregó el primero.

Con ese disparador en la cabeza, lo que hicieron los jóvenes fue dar vuelta la idea: en su ficción son los extraterrestres los que siguen esta particular misión interplanetaria.

"No sabíamos demasiado de astronomía, pero hicimos lo que hacemos para cada trabajo que nos llega: buscar información, documentarnos", se sinceró Franco. "Por suerte está internet, pusimos la palabra 'astronomía' y apareció de todo. Bajamos un montón de fotos de astronautas, de naves y de planetas, para poder crear ese mundo: las botas, el telescopio, el casco, el planeta y otras cosas que se ven", acotó su socio.

Estos dos amigos que se conocieron estudiando en la Escuela de Artes Visuales "Martín Malharro" son los primeros sorprendidos por la repercusión que, hasta ahora, tuvo el corto. "Fuimos elegidos entre 115 cortometrajes y quedamos entre los tres primeros, fue increíble porque nunca lo hicimos con la expectativa de ganar nada, fue sobre todo un desafío. Queríamos saber si lográbamos algo de buena calidad en veinte días. Y tuvo todo más

repercusión de la que pensamos: ahora estamos hablando con la prensa y ya hicimos notas para la televisión", dijeron, entre risas, mientras disfrutaban de los preparativos del viaje al DF.

Autodidactas, inquietos, ¿exitosos?

Antes de tomar el avión que los pondrá en suelo azteca, los chicos recordaron que el corto no salió de la nada. Desde hace un año, son los responsables de "Locoturbina", una pequeña empresa que se dedica a realizar trabajos de animación en dos y tres dimensiones para diferentes firmas del país y del mundo. Canales como AXN de Alemania, la Disney o incluso televisoras de Panamá están entre sus clientes.

Inquietos, autodidactas, locos por la tecnología y siempre dispuestos a los desafíos -representan a la nueva generación de jóvenes criados frente a la computadora-, Damián y Franco se olvidaron de la playa durante el último verano. "Dormimos una hora por día", contaron y se definieron como "dos flacos en una oficina sentados 24 horas al día, trabajando".

Pero lejos del sacrificio, ellos dicen que lo hacen con pasión. "Yo amo la animación, de hecho es lo único que sé hacer. Me encanta poder crear un mundo y contar una historia, crear cosas que no existen, amo dibujar y hacer animación en 2D y 3D", aseguró Franco, un egresado de la carrera de ilustración de la Malharro.

Damián, por su parte, adora otras cuestiones. "A mí se me ocurren las historias, los personajes, donde va a ir la cámara, cuál va a ser la estética, cosas más de un director de cine", comentó el chico que estudió fotografía y que abandonó derecho después del primer año. Juntos, hasta se animan a colocarle música propia a los productos que hacen, aunque en el caso del cortometraje premiado contaron con los sonidos de la banda marplatense "The Smoking Kids" y con el apoyo de una marca de ropa local.

"En principio hacemos esto porque nos gusta y siempre buscamos la forma de poder vivir, pero nuestra meta es hacer plata para hacer más animación y no hacer animación para hacer plata, la plata que generamos siempre va para reinvertirla en equipos y para todo lo que nos ayude a mejorar la calidad de trabajo", explicaron.

¿Ejemplo de chicos exitosos? "La semana pasada no teníamos para pagar el alquiler, ni para un sandwich, pero nos íbamos a México", comparó Damián. "Es que somos free lance, a veces cobramos mucho por una semana de trabajo y otros meses nada. Y todo se complica porque en Mar del Plata no tenemos clientes, casi no hay mercado para lo que hacemos", contó Franco. Por esta causa, ambos ya piensan en emigrar a Buenos Aires.

¿Y sus familias, cómo los ven? "No entienden demasiado lo que hacemos", dijo Damián. "Yo les sigo diciendo que hago dibujitos, que me gano la vida haciendo dibujitos. Y mi abuela mi insiste en que tengo que estudiar economía. Yo le digo 'mirá que me gané un premio en México', pero ella insiste. Igual, siempre nos apoyaron", concluyó Franco.

El avance de la animación

No sólo en cine o en cortometrajes, los amplios recursos de la animación digital (en dos y tres dimensiones) se están usando cada vez más en áreas como la publicidad, los diseños de imagen para marcas diversas o en ambientaciones para boliches o bares. "Es que tiene menores costos de producción que el cine con actores, no necesita de locaciones, todo lo tenés en un estudio de animación, donde podés generar lo que quieras: un ambiente con nieve, un desierto y los personajes que quieras", admitió Damián.

Para Franco, las posibilidades de crear mundos animados tienen como único límite la imaginación. "Aunque suene como frase trillada, es así", dijo. "Sale más barato".

Y los productores, además, se ahorran el "tener que lidiar con los actores o con la gente". "Somos dos flacos en una oficina sentados 24 horas al día, trabajando", reconocieron los chicos y contaron que muchas empresas internacionales tercerizan esos servicios debido a los menores costos que tiene la actividad en los países periféricos.