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06-04-2009

La artista que eligió el vino como material para pintar cuadros

Nancy Grasso y una técnica novedosa. Descubrió, por casualidad, las virtudes del jugo de vid para plasmar sus imágenes interiores. La pintora nacida en Mendoza dice que es mejor que la acuarela. Y ya planea una muestra para septiembre.

Acostumbrada a jugar con los pigmentos no convencionales, la artista plástica Nancy Grasso redobló su propia apuesta y se atrevió a experimentar con un elemento poco utilizado para pintar cuadros: el vino tinto.

De manera fortuita llegó a usar el jugo de buena vid para plasmar sus imágenes de viñedos o paisajes interiores. "Fue por iniciativa de un restorán especializado en vinos que me propuso pintar durante una presentación, pero no se puede pintar con cualquier vino, sólo con uno de buena calidad", adelanta la artista, que nació justamente en Mendoza, la tierra donde reina esta bebida, y a la que le gusta cenar con una copa del llamado "Elixir de los Dioses".

Radicada en Mar del Plata desde hace 28 años, Grasso cuenta que hace cuatro que viene depurando la técnica, cuyo secreto para dotar al vino de un cuerpo más espeso prefiere no develar. Sí comenta que sus cuadros utilizan un soporte en un papel especial que le permite al vino penetrar la trama y no resbalar. Tras pasar varias capas, obtiene imágenes que se mueven siempre dentro de las tonalidades de los rosas, borgoñas y de los colores tierra.

"Sólo pinto con vino tinto, el cabernet y el malbec roble son de los mejores", indica y alaba lo rendidor que resulta el material, a pesar de su costo.

Para ella, la virtud del vino es permitirle "trabajar sin boceto, a la manera de una acuarela". E improvisar sobre el papel una vez que la mancha se formó. "(El vino) es mejor que una acuarela, porque es más espeso", aclara esta licenciada y profesora de Artes Plásticas por la Universidad de Cuyo.

"Lo hago por divertimento, porque implica una experimentación constante -señala-. Ahora estoy en una etapa en la que me gustaría empezar a mezclar el vino con otras sustancias naturales". Y recuerda que el entrenamiento para trabajar diversos materiales lo recibió en sus años de estudiante universitaria.

Con alguna de estas obras vendidas y otras expuestas en cafés y bares de la calle Güemes y en un espacio de la ciudad de Cariló, Grasso prepara ahora una muestra para setiembre en una sala marplatense.

Amante de la abstracción y de la pintura metafísica, la pintora cuenta que sus nuevas imágenes tienen que ver con el momento que vive, de plena transición. Es que esta docente que dio clases hasta no hace mucho en universidades locales y escuelas secundarias decidió dejar las aulas y dedicarse de lleno a la pintura.

Ese cambio, dice, se ve en el papel. "Estoy en una serie de creación de nuevos mundos, por eso me surgen nuevos planteos, nuevos diseños de búsquedas internas".

Lejos de asustarla, la nueva etapa la entusiasma. Grasso recuerda siempre las palabras de su maestro en la pintura, el pintor croata Zdravco Ducmelic, cuyo taller transitó en la Universidad (su tesis de graduación estuvo dedicada a este artista). "El siempre me decía, 'Nancy, nunca dejes de pintar"', rememora. Feliz, dice que recién ahora podrá dedicar todo su tiempo a esa enorme pasión que, experimentación mediante, la vincula a la espiritualidad.