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23-08-2010

El hombre que mantiene vivo al teatro Colón

Director del Colón desde hace más de una década, "Willy Wullich fue quien logró que el teatro tuviera abiertas sus puertas todo el año, todos los días, cuando antes solamente abría en temporada. Un marplatense de esos que están acá no porque el destino los puso, sino por elección. Porque aquí, entre nosotros, encontró su lugar en el mundo.

por Susy Scándali

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Pensar que se puede tomar un café en una confitería cualquiera y dialogar con tranquilidad, cuando el acompañante es Willy Wullich, es algo que está a años luz de la realidad.

Todo el tiempo hay alguien que se acerca a saludar, alguien que golpea el vidrio de la confitería, alguien que pasa, lejos o cerca, haciendo señas que "Willy" responde con naturalidad.

El diálogo se corta muchas veces y tantas otras se retoma aunque cueste reencontrar el hilo, especialmente teniendo en cuenta la mala memoria de "Willy" y el pobre aporte de esta cronista en eso de reencontrar hilos perdidos.

La cita es en el café de la esquina de Yrigoyen y San Martín -¿y qué otro podría ser?-, al mediodía de un sábado tranquilo y soleado.

- Fuiste actor, contame.

- ¡Ay, qué vergüenza! (primero se lamenta, después, arranca). Nunca fui actor, ser actor es otra cosa. Yo fui un tío que duró poco arriba de las tablas porque era un inútil, me di cuenta que lo mío era una cosa muy dura para ofrecerle a la gente.

- ¿Pero estudiaste teatro?

- Perdón, (se agranda) con Agustín Alezzo...

- A quien no le estás haciendo ningún favor...

- (Se ríe), Tenés razón. A ver: principios de los '60, '61, '62, por ahí. Agustín llegaba de un viaje a Lima, donde quiso instalarse a dar clases y no le fue bien. Volvió a la Argentina y puso una escuelita. Yo no lo conocía. Lo conocía un amigo mío, actor también él, Miguel Bermúdez, éramos una barrita junto con Arturo Maly, ya fallecido, y Noemí Manzano, una enorme actriz que también falleció. Y junto a ellos empezamos a trabajar y convencerlo a Agustín de que se quedara. Alezzo se había formado con Hedy Crilla, a la cual seguía toda esta barra de actores que caminaban por otro andarivel que no fuera la foto de Radiolandia -que era lo mismo que caminar el andarivel de Tinelli hoy-. Juntaron gente y armaron un grupo para justificar que él se quedara. Y se quedó. Yo le ponía onda, a Nené Cascallar le encantaba porque decía que era un tipo que podía mostrar el smoking como si mostrara un saco azul o jeans y zapatillas.

- ¿En qué actuaste?

- Actué en Los Hermanos, donde Enrique Liporace era el protagonista, en El Amor Tiene Cara de Mujer, Cuatro Mujeres para Adán, en Cuatro Hombres para Eva, en esa con Iris Lainez, que siempre se acordaba de que yo había sido sobrino de ella en la novela.

- ¿Y por qué dejaste?

- Porque de verdad me di cuenta que no era lo mío. Yo era como soy hoy: me olvidaba de la letra. Me quedaba dormido en los ensayos, cuando había grabación todo el mundo llegaba una hora antes y yo llegaba tarde.

- Salías mucho a la noche.

- ¡También! Pero siempre que te pasan esas cosas es porque hay algo que no te termina de comprometer.

- ¿Y ahí fue que decidiste comenzar a producir obras?

- Ahí fue que decidí que esto era algo que tenía que ver conmigo en términos generales, pero tenía que buscar cómo y por dónde.

- Ahí arrancaste con la producción.

- Ahí va ("Willy" Wullich no sería él si no metiera algún "ahí va" en la charla). Ahí apareció el productor.

- Fuiste promotor y productor de muchos espectáculos. Pero quizás quien más te marcó fue José María Vilches con los suyos, ¿no?

- Sin dudas. Trabajé con Vilches hasta su muerte. Hicimos "El Bululú", "A las mil maravillas" y "Cuando madura el limonero". Cuando él falleció en el accidente que tuvimos, yo creí que había terminado todo. Pero empezó otra vez. Porque cuando salí de la clínica después de dos meses de estar recauchutándome, no habían pasado ni diez días y ahí estaba María Rosa Gallo para decirme si no le quería dar una mano con su espectáculo. Y ahí se fue enganchando todo. Y apareció Alfredo Alcón con "Final de Partida", "Yepeto" con Ulises Dumond y Darío Grandinetti que fueron tres, cuatro años, y apareció la Banda Elástica, que fueron otros tres años y aparecieron los Mosqueteros, yo no lo podía creer...

De productor a director del Colón

Estaba en lo mejor de su carrera como productor, cuando el gobierno de Elio Aprile, con Nino Ramella a la cabeza, le ofreció la dirección del Teatro Colón. La aceptó, después de varias idas y vueltas de Aprile y Ramella a Buenos Aires, donde Wullich vivía.

- Cuando finalmente aceptaste, ¿tenías en claro que dejabas totalmente la producción?

- Sí, sí, correcto. Porque siempre critiqué, inclusive a tipos que tengo como próceres como Juan Carlos Gené, por ejemplo, actor de actores si los hay, director de directores si los hay, pero dirigió el San Martín y en todas las obras se puso él como director y a su señora como protagonista. Y siempre me pareció un disparate.

- ¿Y a vos no te costó dejar la producción?

- No.

- ¿Por qué? ¿Sentías que era un ciclo cumplido o que esto era superador?

- Mira, yo estaba en lo mejor, mi última cosa en la actividad privada era "Gotán" con la "Tana" Rinaldi, Lavié, Copes, María Nieves, un excelente momento. Pero me parece que sentí que esto lo superaba, por varios motivos. Primero porque era encontrarse con los amigotes y porque esta es la ciudad que elijo como propia. Un lugar en el mundo. En un teatro donde ya había hecho varias producciones en los veranos y que amo y que es el único teatro parido como tal que tiene la ciudad. Y porque era probar un personaje nuevo en mi vida. Nunca había hecho esto de dirigir un teatro.

- Ante este homenaje que te hace el Concejo Deliberante, más de uno pensará que es porque te vas. Pero vos, ni miras de irte, ¿no?

- No, pero esto que es un mimo al alma y que me alegra profundamente por un lado -sería necio si dijera lo contrario-, por el otro lado también me asusta un poco, porque te hace sentir como que estás terminando definitivamente un ciclo. Desde los primeros tiempos, cuando los tacheros de la esquina me gritaban "¡Willy, a vos hay que hacerte un monolito!" porque el teatro empezaba a estar abierto todos los días y en esa esquina que estaba hasta entonces "muertita" empezaban a poder ganarse unos mangos, hasta este reconocimiento del Concejo hoy, pasó mucha agua bajo el puente. Y esto es, sí, es como si se estuviera terminando un ciclo...

- ¿Y qué creés que es lo que reconoce el Concejo?

- Yo te cuento lo que me pasa por la calle. Esa cosa espontánea de la gente que te cuenta lo que le pasó en el teatro, lo que vio, lo que no vio, lo que sintió. Es esa otra cosa que pasa en el Colón, no se por qué, ¿por los duendes?, que la gente entra en algo superador al texto, a la música, a todo, en un ida y vuelta amoroso entre el escenario y la platea. Algunos dicen que esas palabras que digo yo antes de que empiece el espectáculo, los relaja y los hace sentir como en su casa, y en eso de sentirse como en casa ya se disfruta desde un lugar desacartonado, no sé...Y creo que el Concejo también valora que el teatro esté abierto todos los días. Y que son muchos los marplatenses que ahora suben a su escenario.

- ¿Estás conforme con el resultado?

- Sí. Queda feo decirlo así tan rápido, ¿no? Pero sí, estoy conforme. De entrada andaba despacito y medio a los tropezones. Y hoy te puedo decir que pude construir desde ahí esta cosa de hacerle sentir a la gente que tenía un teatro propio, que lo tiene que querer, que tenía que empezar a acercarse. Un teatro que hoy está abierto siempre y con una programación mensual. Ojo, que tampoco me asiste la ley de las comparaciones porque no había con qué comparar, ni para bien ni para mal. Pero creo que el resultado fue bueno. Sí, decididamente, estoy conforme.

Reconocimiento del Concejo Deliberante

En un acto a llevarse a cabo hoy a las 10.30 en el recinto de sesiones, el Concejo Deliberante realizará un reconocimiento al director del teatro Colón, Guillermo Eduardo "Willy" Wullich por "su extensa y fructífera trayectoria propiciando y difundiendo la cultura".

El acto será con entrada libre.