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31-01-2012

"No necesité de los escándalos para llegar"

Sasha Arregui está convencida de que el escenario se gana "gastando taco". Le huye a la palabra mediática y recuerda a su padre artístico, Eber Lobato, con quien trabajó en Estados Unidos. "Me enseñó a ser una vedette", dice.

Los primeros dineros que le dio el teatro los invirtió en una casa y un auto, porque "vos sabés cómo es este ambiente", desliza Sasha Arregui. Asegura que, aún, no se hizo cirugías y que no necesitó de los líos mediáticos para llegar adonde llegó. Y se emociona varias veces al recordar que, después de catorce años de trabajo, es la primera vez que encabeza un espectáculo. Este año la eligió Jorge Corona para acompañarlo en "Risas al portador" (teatro Santa Fe).

Salida de las huestes del music hall, Sasha canta en este espectáculo "Y tu te vas", de Américo, y "Soy feliz", de Ricardo Montaner. También baila y hasta se desempeña como la productora ejecutiva de esta obra de humor.

"Soy del 'persevera y triunfarás'", insiste Sasha, que habla apurada y se muestra siempre como una actriz de revistas que tiene los pies bien fijos en la tierra. "No soy mediática, pero he estado en espectáculos de primeras figuras", reflexiona.

- Dejar de lado la televisión para promocionarte ¿implica recorrer un camino más lento para llegar?

- Cuesta más, es un camino más lento, pero soy de las que cree que el escenario se gana pisándolo y gastando taco. Anoté mis granitos de arena y en cada espectáculo me fui destacando. Soy primera figura femenina sin estar en todos los medios y los programas de televisión, que sé que te ayudan, pero no necesité de los escándalos para estar donde llegué. Quizá doña Rosa no me tiene muy identificada pero los productores y los empresarios me conocen todos.

Al lado de Eber Lobato

Viene de una familia de artistas. Su papá, Tito Arregui, que murió a los 32 años, lideraba el grupo El combo de oro. Sus abuelos eran bailarines de tango y "mi manmá creo que soñó toda la vida con ser vedette", confiesa. "Ella me apoyó en este trabajo, es mi gran pilar, porque hay que estar bien sentado en este medio", sigue, ya repuesta de la emoción que le hizo quebrar la voz.

A los 16 años formó parte del recordado grupo musical "Nancy y las guerreras", que integraban cinco chicas de cuerpo escultural. Pero fue Eber Lobato el que la descubrió y le enseñó los secretos del oficio de vedette. "Me enseñó el misterio de lo que implica ser una vedette", recuerda.

- ¿Y cuál es ese misterio?

- Te tenés que olvidar del traje de plumas. Eber me decía que yo tenía verdad y que esa verdad la tenía que mostrar arriba del escenario. Con él ensayábamos desde las 8 de la mañana, tenía una disciplina absoluta. Me enseñó que ser una vedette no es sólo bajar las escaleras sino que es importante el contenido que tenga el espectáculo. El me eligió porque me dijo que yo era muy parecida a Nélida Lobato, cuando lo conocí por primera vez se quedó sorprendido. Y el hijo de Nélida me dijo que yo era igual a su vieja.

Trabajó con Eber en Rosario y, luego, en Miami, donde el legendario coreógrafo y productor se desempeñó como director del teatro del hotel Fontainebleau. "Los espectáculos de Estados Unidos no son como las revistas de acá, allá hay un cuerpo de baile, y yo cantaba, pero quería irme a Buenos Aires y ver mi foto en una marquesina. El music hall es más para los turistas", cuenta.

Y recuerda con cariño que Eber la bautizó Sasha, en honor al cantante francés Sasha Distel. "Eber me dijo que yo era tan revoltosa que me parecía a Distel", dice. Desde entonces, abandonó el nombre Adriana, con el que nació.

Luego vinieron trabajos en televisión y nuevamente el teatro. Estuvo en "What pass", la revista que protagonizaron Moria Casán y Nazarena Velez durante 2009 en Carlos Paz. Pero el ambiente generado no fue de su agrado y no dudó en abandonar la obra. "No creo que el espectáculo tenga que continuar cuando uno no se siente cómoda, para nada, uno se tiene que ir de los lugares en los que no se siente bien. Es más importante tu salud mental", reflexiona esta artista que también formó parte de espectáculos de Nito Artaza y trabajó junto a Beatriz Salomón.

Feliz de que Corona la haya elegido este año, entiende que él es el "único capocómico" de la Argentina. Y cuenta que este espectáculo tiene una yapa: quienes lo vean podrán canjear el valor de la entrada por productos de primera marca en una serie de farmacias adheridas. Es que la obra "Risas al portador" está auspiciada por un importante laboratorio nacional.