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25-03-2012

El Sinatra canadiense ya tiene doble ciudadanía

Michael Bublé mostró su gran maduración profesional. Llena varias veces el Luna Park, se muestra como gran showman y le confesó a este medio que se debía un espectáculo así en el país.

por Gabriel Imparato

Hay que decirlo con todas las palabras: Michael Bublé ofreció el mejor concierto del primer trimestre en Argentina. Un artista que tras su casamiento con la joven actriz Luisana Lopilato ya juega de local y no vacila en mostrar su deslumbrante talento.

Oriundo de Vancouver, Canadá, es la versión 2012 de Frank Sinatra: canta con personalidad y picardía, baila fantástico y su humor demuele fronteras en pocos segundos.

Un par de horas antes, el cantante dialogó brevemente con LA CAPITAL y fue rotundo: "me debía venir con un show contundente, esta es nuestra mejor carta".

Una promesa que cumplió en dos inolvidables horas. En los primeros veinte minutos, descorchó brutales hits, cantó con una afinada y audaz fan un extracto de "Feeling Good" y bromeó diciendo "¿qué te pasa Buenos Aires? ¡Esta es mi casa!, mi nombre es Michael Lopilato, esta noche no es un concierto, es una fiesta!". Postura que mantuvo sin vacilar mientras la audiencia le regalaba largas ovaciones de pie.

Con su elegante traje, Bublé le reveló honesto a este medio que en su show en Rosario debió lidiar con mucha tibieza del público santafesino, todo lo contrario de lo sucedido en el Luna Park, lugar que se rindió a sus pies con un front-man increíble que seduce con humor, una garganta fantástica y toda una puesta escénica homenajeando a "La voz".

Mostrando todas sus armas histriónicas, imitó a Michael Jackson con una genial versión de "Billie Jean", evocó a Ray Charles con "Georgia on my mind" y se trasladó a otra dársena para cantar varios temas cerca de la popular, ante el delirio general.

La paliza culminó a toda adrenalina con "Haven met you yet", el tema que compuso a su esposa argentina y otros clásicos, pero dejó para el final un golpe de escena deslumbrante con "A song for you": paró todos los instrumentos y cantó el desenlace de la canción a capella sin micrófono, logrando que su voz sonara hasta el último pasillo del estadio, desenlace que motivó una brutal ovación y el único momento donde lo pudo la emoción, mientras firmaba algunos autógrafos en la primera fila.

Michael Bublé derrochó calidad y talento a borbotones, perfilándose como el gran cantante que la escena pop venía pidiendo para elevarlo al mejor plano mundial.