por Vito Amalfitano

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En el Día de la Patria León Gieco no dio sólo un concierto en Mar del Plata. También trazó un relato autobiográfico, que interpeló su propia argentinidad, y la nuestra. E hizo una catarsis intimista, con el teatro Auditorium repleto de testigos, en la que apeló a la memoria, claro, pero en la que además se hizo preguntas sobre su propio rol y el de su generación en los años de plomo, en la transición democrática y en este tiempo bien diferente que vive el país.

Siempre a partir de nuestras prendas de identidad, lo que nos une, a él con nosotros, y que son prueba de coherencia más allá de las banderías políticas. Prendas de identidad a las que le cantó tanto en un clásico como Los Salieris de Charly ("compramos el Página, leemos a Galeano...") como en uno de los temas de su nueva obra que hizo en el Auditorium, "Desembarco", ("Hay alguien que bendiga esta hermosa comunión / De los que pensamos parecido (...) No matamos ni morimos por ganar / Mas bien estamos vivos por andar").

De la nueva placa también hizo "Ella" (homenaje a su madre fallecida), "El Argentinito", "Fachos" y la deliciosa "Hoy Bailaré", con el video de la danza con Estela de Carlotto.

El encuentro arrancó con el clip "Para la vida", de Iluminados por el Fuego. Y enseguida sobrevino el diálogo con el público para matizar las canciones. Lo primero que hizo León fue homenajear a una periodista marplatense, muy querida en el ambiente de los medios y artístico, Marta Abachian. La carta que recibió fue una sorpresa de María José Laguarda y sus amigas, a partir de la cual León hizo subir al escenario a Marta para regalarle un CD y el DVD de "Mundo Alas". "Ejemplo de lucha ya desde el apellido armenio, por el genocidio nunca reconocido ni por Turquía ni por Estados Unidos. Pero además de trabajar en prensa y difusión de todos nosotros, de los espectáculos que pasan por Mar del Plata, hace la difusión de Hijos, de Madres y Abuelas, de los organismos de derechos humanos, en forma desinteresada, y además declaró en los Juicios por la Verdad porque desde los 14 años padece la ausencia de su hermano, víctima de la dictadura militar", detalló Gieco.

Desde ese tributo a Marta llegó el homenaje a las mujeres argentinas con tres canciones: "La Cigarra", "Canción de amor para Francisca" y "La Memoria" ("la que todos los 24 de marzo dedicamos a la lucha de Madres, Abuelas e Hijos").

Y continuó León alternando su relato autobiográfico con una parte importante de la historia argentina. "Tengo 60 años y lo digo con el orgullo de ser parte de una cultura...", después de hacer alusiones a Charly y Luis Alberto Spinetta. Al hacer "La mamá de Jimmy" recordó a Porsuigieco ("Lo volví a unir ahora para la canción del Bicentenario, lo habíamos hecho porque creíamos que íbamos a morir en dos discos y ya llevo 47").

"No siempre me puse la escarapela, pero en este tiempo de Argentina da para ponérsela con orgullo", remarcó León sobre La Historia Esta que atraviesa su propia historia. "Me la puse con Raúl Alfonsín, que fue un gran presidente, aunque no recibió nunca a las Madres y a Julio Cortázar, graves errores, como eso que me quedé con las ganas de preguntarle, cuando dijo que quería trasladar la capital a Viedma porque hasta allí había llegado Roca... La verdad, eso fue poco feliz, y estuve dos veces con él y no se lo pregunté", se criticó.

"No me puse la escarapela nunca con la dictadura ni con la dictadura neoliberal de Menem", agregó. Y amplió su explicación sobre por qué sí ahora se la pone con orgullo, con canciones y palabras. Las canciones: "De Igual a Igual", "El Embudo", y "Cinco Siglos Igual", en alusión a la expropiación de YPF (dedicadas "a Rajoy") con las que se autoelogió por las letras: "Fui premonitorio". Las palabras: "Estuve junto a Serrat y Víctor Heredia en la inauguración del Espacio de la Memoria en la ex ESMA, con Néstor Kirchner, que también fue muy valiente en bajar el cuadro de Videla".

Y completó con un contraste de este tiempo con aquellos años de plomo al hacer con su banda una lograda versión de "Malas condiciones", de Claudio Gabis.

Las condiciones, afortunadamente, son otras. León es el mismo. Y esa es su bandera, más allá de las preguntas, las respuestas y la catarsis a los 60.