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16-06-2012

Leopoldo Federico toca por primera vez en Mar del Plata

Es uno de lo más trascendentes músicos de la historia del tango. Hoy, llega con su orquesta al Teatro Auditorium.

Conceptuado tempranamente entre los mejores bandoneonistas jóvenes, Leopoldo Federico, que esta noche estará en el Auditorium marplatense, transitó innumerables orquestas de los más diversos estilos. Entre otros, formó junto a Héctor Stamponi, Carlos Di Sarli, Miguel Caló, Lucio Demare, Mariano Mores, Florindo Sassone y Horacio Salgán.

Con gran cariño recuerda Federico esa época: "Tuve la suerte de formarme con músicos que eran grandes maestros. En toda mi carrera disfruté de la fortuna de estar junto a los directores que amaba, dándome el lujo de enriquecer mis metejones con una gran diversidad de estilos. Con Salgán fue con quien más estuve, cuatro años inolvidables, me volvía loco la sonoridad de esa orquesta. Para mí fue tocar el cielo con las manos, Horacio es el creador de la personalidad del tango más importante de la historia".

Convocado nuevamente por Astor Piazzolla, en 1955 se integra como miembro fundacional al mítico Octeto Buenos Aires, participando en todas las grabaciones, audiciones radiales y conciertos en Buenos Aires y Montevideo. Simultáneamente integró la orquesta de Carlos García.

Sobre fines de 1959, luego de una gira por Centro América con Mariano Mores, se hizo cargo de los arreglos musicales de Julio Sosa, y formaron un binomio de orquesta y cantor imbatible, hasta la trágica desaparición del "Varón del tango".

Lejos de generar un retroceso en su vida artística, la relación con Sosa lo ubica en el primer plano del espectáculo tanguero y él lo siente de ese modo cuando afirma que nunca tuvo tanta responsabilidad, tanto trabajo y tanto éxito. Grabaron 64 temas para el sello CBS Columbia. Federico continúa entonces con su orquesta como director independiente, convocando a los cantores Roberto Ayala y Carlos Gari (quien nunca más se alejaría de la agrupación, siendo el actual vocalista del conjunto).

- Cómo hace para mantener el fuego sagrado intacto en pleno siglo XXI mostrando el nivel de plenitud y vigencia que el público disfruta en sus conciertos, ¿hay algún secreto?

- La verdad es que por más que quisiera no te lo podría explicar, lo que me pasa a mí en lo personal es algo interior, que a veces pienso "no voy a poder tocar", y después estoy una hora y media o dos horas arriba del escenario, y pareciera que me dieron una "piccicata" para seguir tocando. Lo que pasa es que en la orquesta estoy rodeado por un grupo de grandes músicos que tienen una entrega absoluta, pero que antes que nada son amigos, y vos los conocés a todos. La orquesta no es de Leopoldo Federico, es de todos nosotros. Y cada vez que podemos reunirnos para subir a un escenario, junto a Carlos Gari es un disfrute tremendo y casi un desahogo, porque quizás tenemos un impasse de un mes o dos meses y de repente aparecemos como un fantasma para hacer un concierto. Sinceramente me enorgullece la permanencia de esta orquesta, que es la última formación de "aquellos años".

- A lo largo de su trayectoria usted ha tocado casi con todos los grandes directores del género. ¿Esto lo buscó o se fue dando naturalmente?

- Yo fui un afortunado, jamás pensé que iba a poder darme el gusto de tocar con todos los músicos que admiraba, dándome el lujo de enriquecer mis metejones con una gran diversidad de estilos. Con Piazzolla acepté sumarme a su orquesta del '46 recién cuando me lo ofreció por tercera vez. ¡Tenía miedo de enfrentar esa responsabilidad!, pero me decidí y fue maravilloso. Después, en el '55 Astor me convocó nuevamente para integrar el Octeto Buenos Aires. Carlos Di Sarli me enseñó el misterio de la sencillez en el tango, ni qué hablar cómo disfruté tocando al lado de Alfredo Gobbi, Miguel Caló, Florindo Sassone, Osmar Maderna y Héctor Stamponi, entre otros. ¡Y por Dios, cómo olvidarme!... con Salgán fue con quien más estuve, cuatro años inolvidables, me volvía loco la sonoridad de esa orquesta. Para mí fue tocar el cielo con las manos, Horacio es el creador de la personalidad del tango más importante de la historia.

- Si bien este sábado tocará por primera vez con orquesta en nuestra ciudad, sabemos que usted a hecho temporada en Mar del Plata, en los años '70 y '80, con formaciones más reducidas. ¿Cómo recuerda esas experiencias?

- Y... estoy recordando lo que fue Mar del Plata hace unos cuarenta años atrás, medio Buenos Aires estaba actuando aquí. Durante varias temporadas ocurrió el milagro que el tango fue rey y señor en Mar del Plata. Estaba haciendo memoria de los distintos lugares que había y la gran cantidad de artistas que actuábamos en un verano, Pugliese, Mores, Hugo del Carril, Tita Merello, Edmundo Rivero, el "Polaco" Goyeneche, el Sexteto Tango? Yo estuve casi siempre con Roberto Grela y el Cuarteto, después formé el Trío con Berlingieri y Cabarcos. Eran increíbles los refugios de tango que había, desde "Enterprisse" a "La Gayola", o "Trasnochando", pasando por "Horizonte", boite que inauguramos y donde compartí elenco con Alberto Castillo y Ruth Durante. También estaba "Del 40" y "Caño 14". Había más músicos de tango en Mar del Plata que en Buenos Aires durante el verano.

- Usted fundó su orquesta en 1958, y cincuenta y cuatro años después se va a producir el debut en Mar del Plata, en el teatro Auditorium, en un concierto histórico. Además la ciudad lo ha distinguido como "Visitante Notable". ¿Cómo recibe su corazón este hecho artístico y la demostración de cariño?

- Y la verdad es que para mí es como una revancha poder finalmente debutar con la orquesta en esta Mar del Plata que tanto quiero. Pensé que me iba morir sin poder lograrlo. Espero poder tener la suerte que siempre tuve, ya que en todas las temporadas que actué aquí, el público siempre respondió de manera formidable. Es una gran emoción este concierto. Soy un eterno agradecido de todo lo que he vivido. La verdad es que me gustaría ver el teatro Auditorium colmado, pero no por una cuestión comercial, sino por la alegría de reencontrarme con el público, ya que tal vez sea la única vez que pueda tocar con mi orquesta en Mar del Plata, por eso quiero en esta función llevarme un recuerdo de felicidad que me dure hasta el final de mis días.