¡Hasta siempre, Beto!
por Julio Melgarejo
La fría información periodística dice "murió Juan Alberto Badía".
Mi "bendita profesión de periodista" me permitió conocerlo en el verano de 1987, cuando coincidimos en LU6 Radio Atlántica de Mar del Plata.
Yo trabajaba por la mañana con Julio Lagos y Juan hacía la franja entre el mediodía y la primera hora de la tarde.
Beto llegó para hacer Teatro en el Colón, con Lambetain y el grupo Vocal Cinco.
Fue un verano muy divertido y un privilegio trabajar con él.
Juntos nos iniciamos en el pádel, en las canchas de la calle Alvarado y cada día lo venían a ver sus oyentes de toda la vida.
Firmaba autógrafos, sonreía y no dejaba de mencionar ante los comentarios de la gente, anécdotas de Los Beatles y su pasión por River.
Todavía recuerdo el día que respetuosamente "un admirador suyo", en una pausa de nuestro apasionante partido juntos contra los chicos de Vocal Cinco... se acercó y con respeto le dijo "Sr. Badía, usted perdone, pero la pelotita puede picar sólo una sola vez". ¡Ja, ja, ja!, todavía recuerdo nuestra mirada de asombro, ese calor que te sube cuando acabas de hacer el ridículo... y luego soltamos una carcajada interminable.
Nosotros jugábamos hasta que ya no podíamos pegarle más a la pelotita... una vez... cinco... diez.... y este señor acababa de enseñarnos el verdadero reglamento del pádel.
Siempre recordábamos aquella anécdota.
Con una sonrisa, así te despido, Beto.
Y te agradezco -como millones de argentinos- tu capacidad profesional, tu honestidad y la rectitud para mantener el pulso firme en una profesión muy especial.
Querido Beto, ya ta dejo con tus cosas: un vinilo de Los Beatles, un micrófono junto a la playa en Pinamar, una gastada camiseta de tu amigo Beto Alonso y esas ganas de seguir cada día, reinventándote y dando lo mejor de vos.
¡Grande Beto! Como ese efusivo grito al pasar que tantas veces te gritaron en "El Monumental", en una transmisión radial desde Bariloche, a las salida del canal luego de Badía y Cia o en un calle cualquiera de cualquier lugar.
¡Grande Beto! Hasta siempre.
