Hace veinte años, el bandoneón soltó su queja más lastimera
Hoy se cumplen 20 años de la muerte de Astor Piazzolla, ese hijo dilecto de Mar del Plata que se definió siempre como "marplatense, argentino y porteño". Compuso temas que ya son clásicos, como "Libertango", "Balada por un loco" y "Adiós Nonino".
Astor Pantaleón Piazzolla nació el 11 de marzo de 1921 en Mar del Plata; vivió 71 años en los que modeló una obra con alrededor de mil composiciones originales.
A los 6 años, cuando todavía estaba en la casa donde había nacido, en Rivadavia al 2527 -hoy allí hay dos placas que lo recuerdan- su padre le regaló un bandoneón e inició sus estudios, que tuvieron una etapa esencial en Nueva York (donde su familia se radicó entre 1925 y 1936) bajo las enseñanzas del pianista húngaro Bela Wilda, discípulo de Rachmaninov.
La historiografía del tango se complace en destacar su temprano encuentro con Carlos Gardel en Manhattan, en 1934.
Fue durante la filmación de la película "El día que me quieras", donde Piazzolla interpretó a un canillita.
Detrás de escena, el joven Astor le mostró a Gardel su pericia con el bandoneón. "Vas a ser grande, pibe, pero el tango lo tocás como un gallego", sentenció el cantor.
La biografía novelada de Diana Piazzolla -hija del bandoneonista- completa el diálogo. "Al tango todavía no lo entiendo", confiesa el joven Astor, y Gardel retruca: "Cuando lo entiendas, no lo vas a dejar".
Astor tendría que esperar hasta los 16 años para que se reanudara su vínculo con Mar del Plata. A esa edad lo conoció al músico Luis Savastano, que vivía en el 3431 de la calle Rivadavia, una casona que se mantiene fiel a la de aquellos días. Savastano era un pianista y compositor que tenía una orquesta, la primera formación en la que participó el joven.
Su participación en la orquesta de Savastano significó el empuje para que se instalara en Buenos Aires, donde inició en 1941 una etapa de estudio decisiva: teórica con Alberto Ginastera y práctica con la orquesta de Troilo, donde fue bandoneonista primero y arreglador, después.
A menudo Troilo debía moderar sus composiciones para no espantar a la ortodoxia tanguera y, sobre todo, para aplacar las quejas de sus propios músicos, que necesitaban horas de estudio para llevar al escenario las partituras del bandoneonista.
En 1944 abandonó la orquesta de Troilo para formar una propia, que acompañó al cantor Francisco Fiorentino, pero la experiencia sólo duró hasta 1949 cuando Piazzolla, decidido a investigar nuevos horizontes artísticos, abandonó el tango y el bandoneón para estudiar otras sonoridades. Tenía 28 años.
En París, mientras estudiaba con la prestigiosa pedagoga Nadia Boulanger (la misma que también le enseñó a Miguel Angel Estrella) encontró su estilo personal y se reconcilió con el tango.
Volvió a la Argentina en 1955 y formó el Octeto Buenos Aires (dos bandoneones, dos violines, contrabajo, cello, piano y guitarra eléctrica), que fue motor de innovaciones compositivas y significó la ruptura definitiva con el formato tradicional.
La revulsiva experiencia del Octeto continuó apenas hasta 1958, cuando Piazzolla lo disolvió para emprender un viaje a Nueva York donde trabajó como arreglador. De esa etapa surgió el célebre "Adiós Nonino", escrito para su padre con el nombre de "Nonino" y transformado en el "Adiós Nonino" que hoy conocemos a raíz de su muerte, poco después de haberle dedicado esa composición.
De nuevo en Buenos Aires, ya en los '60, Piazzolla conformó el Quinteto Nuevo Tango que fue, acaso, la formación que mejor expresó sus ambiciosas ideas musicales (bandoneón, violín, bajo, piano y guitarra eléctrica).
Con esta formación también generó polémicas. A tal punto que se recuerda la escandalosa pelea entre universitarios y profesores, después de un recital en la Facultad de Derecho, cuando incluyó redoblantes y tambores en su obra de tres movimientos sinfónicos. "Tuve la feliz idea de cambiar el tango" dijo entonces ante felices muchachos y enojadísimos docentes.
Inauguró un nuevo ciclo musical en 1968, asociado al tango canción, en conjunto con el poeta Horacio Ferrer y la cantante Amelita Baltar, que fue su pareja (en 1966 se había separado de su primera esposa, Dedé Wolff, con quien había tenido dos hijos).
Y el año 1969 fue sin dudas el que le trajo la popularidad, ya que fue en ese año cuando junto a Horacio Ferrer compuso "Balada para un loco", a fin de presentarla en el Primer Festival Iberoamericano de la Canción, donde se le concedió un polémico segundo premio. Esta obra resultó su primer impacto realmente masivo, en tanto la obra que ganó, "Hoy la vi pasar a María", ya no la recuerda nadie...
En 1972 había hecho su primera actuación en el Teatro Colón de Buenos Aires, compartida con otras orquestas de tango. En 1973, luego de un período de gran producción como compositor, sufrió un infarto que lo obligó a reducir su actividad artística. Ese mismo año decidió instalarse en Italia, donde inició una serie de grabaciones, entre ellas "Libertango", con las que se ganó el prestigio del público europeo, con un registro menos tanguero y con mayor arraigo comercial.
En sus últimos años, acaso los de mayor difusión de su música, intensificó su exploración en la música sinfónica
En 1976 conoció a la que sería su última mujer, Laura Escalada, con quien se instaló en París, donde enfermó gravemente.
Murió en Buenos Aires el 4 de julio de 1992, afectado por una trombosis cerebral, por la cual lo habían trasladado a su país.
Una bóveda con puertas de cedro ubicada en el Cementerio de la Loma guarda en la actualidad los restos de sus padres. Vicente murió en 1959 y Asunta en la década del '80. Los restos de Astor, no se encuentran aquí.
