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15-09-2013

Eastwood: avatares del último cineasta clásico

A lo largo de los años resulta difícil de encasillar y sus pares reconocen en él una mirada singular, imposible de imitar.

por Mora Cordeu (*)

BUENOS AIRES.- "Clint Eastwood. Avatares del último cineasta clásico", es el título de un libro publicado en 2003, reeditado en 2008 y que ha vuelto a aparecer en las librerías argentinas con las actualizaciones realizadas por el crítico español Quim Casas sobre el recorrido artístico y personal de este estadounidense multifacético y único en Hollywood.

"Eastwood (1930) -actor, director, productor y compositor- ha sido capaz de desorientar a detractores y exégetas con una habilidad de la que pocos están dotados", señala Casas en la completa publicación de Ediciones Jaguar.

Thriller, western, filmes bélicos, melodramas y representante de cine de autor, Eastwood a lo largo de los años resulta difícil de encasillar y sus pares reconocen en él una mirada singular, imposible de imitar.

Con una participación en más de cincuenta películas, según la página web que tiene los datos de recaudación, el cineasta alcanzó una cifra superior a los 680 millones de dólares sólo en los Estados Unidos, es decir, una media de 37 millones por película.

El californiano de andar desgarbado en su metro ochenta y ocho de estatura, y un rostro que evita cualquier tipo de gestualidad, es analizado en sus múltiples roles pero además el libro se adentra en su personalidad contradictoria y fascinante.

Para Casas, el director de "Million Dollar Baby" (por la que recibió el Oscar a mejor película, director, actriz y actor secundario) ha sido el heredero del lenguaje y los modos de contar de grandes maestros del género como John Ford o Howard Hawks.

Clinton Eastwood Jr. nació el 31 de mayo de 1930 en San Francisco y su familia se trasladó a Oakland, donde su padre trabajaba en una empresa acerera. Su madre Frances Ruth se ocupaba de cuidar a Clint y a su hermana menor Jean.

De adolescente, sintió atracción por el jazz y el blues, tocó el piano en diferentes clubes de Los Angeles y trabajó como leñador e instructor de natación para el ejército. David Janssen (famoso por protagonizar la mítica serie de televisión "El fugitivo") fue uno de quienes lo animaron a cursar estudios de interpretación en la Universidad de Los Angeles.

Cuando en 1954 asistía a la escuela de interpretación de los estudios Universal, recibió en el aula al célebre actor Marlon Brando, que dijo a los alumnos: "El truco está no en actuar sino en ser", un consejo que el californiano se empeñó en poner en práctica.

Luego de sus primeras apariciones en Hollywood, Eastwood alcanzó la popularidad en televisión con el personaje de Rowdy Yates, protagonista de "Rawhide", una serie del Oeste que permaneció en el aire durante siete años.

El italiano Sergio Leone al ver su papel en la serie lo eligió para una trilogía: "Por un puñado de dólares", "Por unos dólares más", "Lo bueno, lo feo y lo malo", obras canónicas del spaghetti western (producciones de bajo presupuesto basadas en el western americano realizadas en Europa).

A partir del primer filme sobre el inspector Harry Callahan, "Harry el sucio", que dirigió Don Siegel en 1971, el cineasta alcanzó un lugar de privilegio en Hollywood, donde se erigió en una de las figuras más taquilleras del cine estadounidense.

Desde el principio como actor de serie B y luego como integrante del 'star system', tuvo que batallar para ser reconocido por la crítica, como bien señala el autor del libro y dice que ese momento comienza con el filme "El jinete pálido".

"Durante varios años -apunta Casas- se dio en su obra como director y como actor una clara diferenciación entre los proyectos que teóricamente debían satisfacer al mayor número posible de espectadores (como "El guerrero solitario" o "El cadillac rosa") y los que le resultaban mucho más interesantes a Eastwood que al estudio con el que estaba asociado, Warner Bros" ("Bird", "Cazador blanco, corazón negro", "Los imperdonables").

Más adelante, esa diferencia se diluye en filmes como "Un mundo perfecto", "Los puentes de Madison" y "Jinetes del espacio", "situación de la que sobre todo se ha beneficiado el cineasta, que puede volcar temas y sugerencias personales sin tener la sensación de que se está haciendo el harakiri comercial, como le sucedió con 'Bird'".

Y precisa: "Para poder realizar su biografía sobre Charlie Parker, considerada casi unánimemente como la mejor película de jazz de la historia, Eastwood debió interpretar en la misma época "Sala de espera al infierno" (quinta de la serie de Harry el sucio).

En 2003, con "Río Místico" ganó dos premios Oscar: mejor actor para Sean Penn y mejor actor secundario para Tim Robbins), además de otras dos nominaciones, a mejor director y mejor película. Y ese mismo año fue nombrado mejor director del año por el Círculo de Críticos de Londres y por la Sociedad Nacional de Críticos de Cine de Estados Unidos.

El año siguiente le tocó el turno a "Million Dollar Baby", calificada por The New York Times como la mejor película del año y dirigida, producida y protagonizada por Eastwood, que además compuso la banda sonora. Tuvo un éxito rotundo y cuatro premios de la Academia.

"Cartas desde Iwo Jima", es una de las dos películas que dirigió en 2006 sobre esa batalla de la Segunda Guerra Mundial, en la que muestra los preparativos japoneses para defender la pequeña isla y las cartas que enviaron a casa a sus seres queridos. Es una perspectiva diferente a las acostumbradas en el género, ya que la guerra se ve desde los ojos del enemigo. Y a esta le siguieron, entre otras, "Gran Torino" e "Invictus".

"Todo el mundo se pregunta por qué sigo trabajando a esta edad. Sigo trabajando porque siempre hay nuevas historias... Mientras la gente quiera que se las cuente, lo seguiré haciendo", opinó Eastwood sobre una carrera que todavía no tiene fin.

(*): Télam.