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02-01-2014

Lía Jelín, la artista sensible detrás de una máquina de crear

La actriz y directora se refiere a las dos producciones que trajo a la ciudad: "El placard" y "Dios mío". Considera que "el ser humano sufre de ansiedad permanente".

Lía Jelín está en Mar del Plata como directora de "El placard", con Diego Peretti, Alejandro Awada y elenco, y "Dios mío", obra que protagonizan Juan Leyrado y Thelma Biral. Inteligente, sensible y afable en el trato, en un diálogo con LA CAPITAL, Lía brindó parte de su pensamiento sobre el teatro, en el cruce entre espectáculo y filosofía, y se refirió en particular al proceso de creación de sus obras en cartel.

Conocida en Mar del Plata por su labor como directora de "Confesiones de mujeres de 30", "Aryentains", "Monólogos de la vagina" y, más recientemente, por el suceso "Toc Toc", además de actriz y directora de teatro y cine, Jelín es bailarina y coreógrafa. A eso obedece que sus puestas suelan caracterizarse por la importancia del lenguaje físico.

-¿Cómo encaró la adaptación de una película tan vista como "El placard"?

- Lo más difícil era que no se trata de una obra teatral, tiene la impronta, los cortes y la rapidez de una película. En teatro tenés que cambiar la escenografía, hacer un apagón para mover cosas. Y yo pensé: "eso va a dilatar muchísimo toda la acción". Entonces, a partir de una idea que me dio Jorge Schussheim, le dije a la escenógrafa que pensara en un cuadro de Mondrian, por la geometría, por la posibilidad de dividir las zonas, por los colores, por la definición. Con unas luces divinas, acá, aunque no es todo geométrico, hay dos escenografías, la que se ve y otra la que no se ve, en paralelo. Los actores corren como locos y eso le da un ritmo, una rapidez y una resolución acorde a la obra.

-¿Y en cuanto al texto, que funcionó muy bien con actores franceses y parece que funciona muy bien con argentinos también?

-Por supuesto, fijate que "Toc Toc" también es francesa, "El cabaret de los hombres perdidos", también. Hay cierta cosa de empatía con las obras francesas, más que con las americanas.

-¿Cuáles son los temas que le interesan a la hora de elegir una obra?

-Las historias en las cuales el hombre puede sentirse modificado, aquello que realmente lo conmueve. En "Toc Toc" hay personas que están realmente preocupadas por lo que les pasa. Acá también hay personas comunes, oficinistas de una fábrica de preservativos y también están preocupadas por su vida y por lo que son, por el posible despido y todas las intrigas que hay en una oficina.

-En "Toc Toc", quienes acuden al consultorio del psiquiatra están preocupados porque el trastorno que padecen les complica la vida. En "El placard", Bermúdez es un homofóbico que no es consciente de su enfermedad. ¿Quién tiene más problemas?

-Tienen problemas igual, no hay diferencias. El ser humano sufre de ansiedad permanente frente a la vida, frente a la muerte, frente a los cambios, los avatares. El filósofo francés Baudrillard (Jean) dice que tenemos tres destinos: uno es el de la manzana de Newton que, indefectiblemente, cae, ¡pum! El segundo es circunstancial. De acuerdo a lo que pasa alrededor de esa persona, en una determinada situación, el destino puede cambiar. Y el tercero y definitivo es el que viene en el ADN, de la semilla. Según donde se plante, crece. No tiene que ver tanto el talento, la vocación, el carácter. ¿Cómo puede ser que circunstancias tremendas a unos los destruye y a otros los lleva para adelante? Algunos podemos luchar y otros no.

-Al igual que en "Toc Toc", en "El placard" hay situaciones trágicas y, en los momentos más inesperados, la gente se ríe. ¿Preveía esta reacción?

-Bueno, "Toc Toc" es una obra muy muy cartesiana. Son muy cerebrales los franceses. Está todo armado de tal manera que viene, viene, viene y resuelve con un chiste. No nos olvidemos que a "Toc Toc" la trabajé como si fuese "Esperando a Godot" o "A puerta cerrada", de Sartre, no como una comedia, sino con la angustia que implica atravesar esa situación. Pero, apenas la leí tuve una visión y, al estrenarla acá sabía que la gente se iba a reír a carcajadas porque ya la había hecho en México.

-Y estrena otra obra, "Dios mío", con un tono muy distinto, mucho más íntimo.

-Es una obra de una delicadeza, tan amorosa. Y los actores están espléndidos. Es inesperado lo que se habla. Se trata de las eternas preguntas que uno se hace en torno de la vida, ¿por qué a mí? ¿por qué no a otro? Y llega un Dios realmente destruido, agotado, sin fuerza de nada. Y ella le pregunta: "¿Por qué a mí?", y el le contesta: "Porque usted no es de mis más grandes admiradoras". Al final, ella acepta que si no hubiese sido por la inspiración de Dios, ella quizá no hubiese seguido viviendo. La obra es israelí, así que ese Dios es el del Antiguo Testamento, no el cristiano, misericordioso, sino el vengativo de Sodoma y Gomorra.

-Entonces, originalmente, es mayor el impacto de ese Dios que recurre a la psicóloga como un hombre más.

-¡Claro! ¡Es un Dios terrible! Ese Dios que, de golpe y porrazo, deja de hablar con los hombres y desaparece, y llega tan destruido a la terapia, es un impacto. En realidad, la Biblia no es religión, es historia. Nosotros la confundimos y nos creamos la historia de Adán y Eva y la creación para darle un contexto. Esta obra es divertida, llena de humor. Es una propuesta muy inteligente de una autora que murió hará un año de cáncer y escribió una comedia musical sobre el cáncer.

Jelín + Schussheim: la fórmula del éxito

Desde hace 50 años, Lía Jelín y Jorge Schussheim conforman una dupla artística imbatible en el amor, el humor y la creatividad.

Schussheim, quien estuvo a cargo de la adaptación de "Toc Toc", del francés Laurent Baffie, cumplió el mismo rol con "Dios mío", de la irlaelí Anat Gov.

En "El placard", con el asesoramiento extraoficial de su marido, Lía fue la encargada de crear un montaje al estilo cine, mediante una escenografía de tres pisos que remeda la posibilidad que tenía el filme de Veber de presentar varias situaciones en simultáneo, en distintos escenarios.