Campi habla del teatro y la televisión
Dice que, a pesar de la "temporada austera", a "Campi, el unipersonal" le está yendo muy bien. Actor de tiempo completo, se encuentra presente también en "Somos familia", por Telefé.
"El arte se hace en el teatro o en el cine, no en la televisión", manifestó Martín "Campi" Campilongo, el actor y humorista que esta temporada sube al teatro Bristol de martes a domingos a las 22 con "Campi, el unipersonal", nominado para el premio Estrella de Mar en Humor.
En este espectáculo en el que fue asistido por Antonio Gasalla, Campi, también artífice del vestuario y los títeres que utiliza en la puesta, interpreta seis monólogos de los más divertidos personajes de su barrio, Parque Patricios, algunos ya famosos por su aparición en la tele.
El actor que atraviesa su mejor momento profesional, el pasado año fue parte de "Tu cara me suena" con imitaciones de artistas como Gustavo Cordera, Cacho Castaña y María Marta Serra Lima. Mientras puede vérselo todas las noches en la novela "Somos familia" (Telefé) como Flores, un obsesivo editor periodístico, en los últimos días estuvo grabando junto al equipo de "Peligro sin codificar" programas de la nueva temporada, que estaría al aire el primer domingo de febrero.
De paseo con su familia por Sierra de los Padres, el actor, acompañado por su mujer, la modelo y conductora Denise Dumas, y los cuatro hijos de ambos, confesó que en su juventud no se hubiera imaginado este presente. "Antes de conocer a Denise, pensaba que no iba a tener hijos, que iba a ser un tío eterno. No me imaginaba esto. Después, la conocí y formamos un familionazo".
-¿Cómo estás transitando esta temporada?
-Estoy feliz de la vida. La estoy pasando bárbaro arriba y abajo del escenario. A la obra le está yendo bárbaro, venimos súper bien, teniendo en cuenta que es una temporada austerita. Dentro de esos números austeros, nos está yendo recontrabien y estamos hablando de llevarla a Buenos Aires, a una sala de Carlitos Rottemberg, a quien tengo que agradecerle toda la vida por esta recepción y ojalá que este sea un romance que dure para siempre.
-¿Cómo empieza el proceso de creación de un personaje, con una frase, un gesto, una ropa?
-Por lo general, nacen de alguna persona que me llama la atención o me causa cierta gracia y empiezo imitándola, por joder en familia o un grupo de amigos. Por lo general, los personajes que yo muestro en la obra son realmente de mi barrio. El "negro Mario", Jorge, mi abuela Chiquita, son de mi barrio. Después, el tachero es un surtido de choferes de taxis que fui encontrando y juntando texto, igual que el "pequeño Nacho", que es una mezcla de personajes parecidos a este que yo conocí.
-En el caso de las imitaciones, ¿qué observás, qué es lo primero que captás?
-Cuando tengo que imitar (habla pausado, mientras busca la respuesta), no tengo algo en especial. Yo era dibujante de caricaturas para revistas cuando era chico, entonces es como que tengo el ojo muy agudo. Cuando conozco a alguien, no tengo en claro si son las manos, la forma de hablar, los dientes o qué, a mí me entran a sonar alarmas por todos lados sobre cosas que se resaltan. El resto de la gente no las ve a simple vista y a mí me resultan muy obvias. Es medio natural. Enseguida notaba que ese tiene una oreja más grande que la otra y cuando la dibujaba, decían "oy, mirá, tiene una oreja más grande", y para mí era obvio.
-Además de los monólogos de tus personajes, ¿escribís otras cosas?
-Sí, en el 2013 Argentores me dio uno de los tres premios a escritores de televisión por un texto del programa infantil de Panam. Fue uno de los micros del programa, el de los hamsters Rita y Mateo, que los escribo, los guiono y los realizo yo. Escribí guiones para televisión para Puerto Rico, República Dominicana, para Estados Unidos.
-¿Tenés obras esperando ver la luz?
-Tengo cosas inconclusas, cuentos a los que les falta una lija final, programas de televisión, varias, comedias para teatro, pero nada que me muera de ganas de hacer. Ahora tengo ganas de hacer un clásico, "El rey se muere" de (Eugène) Ionesco. Estamos hablando con Rubén Schumacher, para que él me dirija. Es un proyecto muy tranquilo, ninguno de los dos tiene apuro. Pero hacer un clásico en unipersonal es algo que sueño desde los 20 años, y tengo 45. Mis tiempos son distintos a los del resto de la humanidad y no hago cosas perecederas, a corto plazo. Esta obra la estoy haciendo hace tres años y la ves ahora, con una proyección a dos años más, y la laburé un año y medio antes de estrenarla. Las obras me llevan un proceso artesanal, porque es mi estilo de laburo, estoy en el detalle de la costura de la ropa. Por ejemplo, las gallinas que se ven en el unipersonal las hice yo.
-¿Por qué querés tener todo bajo control y te cuesta delegar o cuál es la razón?
-No, la realidad es que yo vengo del under. Empecé ahí en los 90 y no había un mango. yo me hacía las pelucas con barba de choclo porque no había guita y el personaje tenía que tener pelo. La necesidad bien entendida te lleva a lugares bárbaros, de aprendizaje, de creatividad, de buscarte la vida de una forma distinta. Y ya llevo 25 años haciendo teatro desde mi primera peluca de barba de choclo hasta acá. Las máscaras de látex que uso en "Sin codificar" las hago yo, pero no por omnipotencia, sino por una cuestión de estilo. Seguramente, hay gente que lo hace mejor que yo y peor también, pero es mi forma de laburar.
-¿Cómo encontrás el trabajo del actor en televisión? ¿tiene nuevas exigencias en relación con el rating?
-Hace años que el minuto a minuto está instaladísimo. La televisión es un negocio y si dice que ahora hay que vender mayonesa y vos estás vendiendo peras, aguantalas dos meses porque ahora estamos vendiendo mayonesa. Si entendés así la televisión, vas a convivir muy bien con ella. Ahora, si lo ves como un espacio artístico, estamos errados, vamos todos a terapia. Porque el arte se hace en el teatro o en el cine, no en la televisión. Es raro, pero la tele no mide el arte. Sí podemos hablar de un negocio de entretenimiento que esté bien pulido, refinado, pero el arte y el rating no van de la mano. También hay otros tiempos de laburo. Yo en la tele compongo, me lleva mi laburo, pero no el mismo tiempo que en el teatro. Para esta obra, me preparé un año y, en la tele, como mucho tenés un mes para trabajar. En "Sin codificar", me daban un par de días, en "Tu cara me suena", una semana.
