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13-03-2015

"Las mujeres guerreras de Haarlem", dentro de lo mejor de Pantalla Pinamar

Ambientada en el siglo XVI en los Países Bajos, es la historia de un grupo de mujeres que se rebelaron contra el invasor español. Con la actuación de Monic Hendrickx.

La coproducción entre Holanda, Hungría y Bélgica "Las mujeres guerreras de Haarlem" (o "Kenau"), de Maartin Treurniet, fue exhibida en el marco de Pantalla Pinamar 2015 y se destacó por su fuerza y emotividad acerca de las mujeres de un pueblito de los Países Bajos que en el siglo XVI se rebelaron contra el invasor español.

Es una pena que ningún distribuidor argentino se haya interesado hasta el momento en exhibir este título en pantallas locales, porque sus valores sobrepasan holgadamente a muchos filmes que llegan a estrenarse, aunque ya se sabe que nunca es tarde para enmendar errores.

La protagonista, Kenau (Monic Hendrickx), es la viuda de un constructor de barcos y proveedor de maderas en el poblado de Haarlem, y se dice que su ferocidad era tal que en el habla actual holandesa, "Kenau" refiere a una mujer despiadada, monstruosa, irracional y fea en extremo.

Pero como se sabe, la historia la escriben los que ganan y eso quiere decir que hay otra historia, y a buscarla se dedican el director Treurniet y las guionistas Marnie Block y Karin van Holst Pellekaan, quienes le dan a esa mujer una carnadura creíble y de sensata reivindicación.

Kenau no es lo que el mito reaccionario describe sino una simple burguesa que al mismo tiempo que tiene un diálogo difícil con sus jóvenes hijas, que en algún caso llega a la tragedia, se convierte sin quererlo en una líder natural y ética para los suyos.

Con una población masculina diezmada por las guerras, se pone al frente de un grupo de mujeres que defienden su tierra y sus pertenencias a sangre y fuego, en algún caso con herramientas domésticas al estilo de lo que hicieron, se dice, las mujeres criollas ante las invasiones inglesas.

En el medio hay amores complicados, celos, competencias y traiciones de los burócratas de aquel tiempo, la Inquisición a todo galope, soberbia en el invasor español y un sentido de la narración cinematográfica ejemplar, que no olvida el gran espectáculo alrededor del drama humano.

Es difícil olvidar la máscara de Monic Hendrickx, su drama interior casi lorquiano en el que luchan un pensamiento arcaico sobre la moral de sus hijas con arranques de una pasión patriótica que no elude lo empírico, así como la potencia de Treurniet para plantar su narrativa.

Fue una de las películas que mayor adhesión logró en este encuentro cinematográfico que se desarrolla en la localidad balnearia.