?Todo me sale chacarera?, define su estilo Guille Cerrano, un cantautor que presentará hoy a las 21 en la sala A del centro cultural Osvaldo Soriano (25 de Mayo y Catamarca) su primer disco, que tituló "Copla que anda".

Nacido en una familia de santiagueños que adoptaron Mar del Plata a finales de los '70, Guille se crió escuchando folklore. "Ese origen me hizo musiquero", contó a LA CAPITAL el artista que supo rodearse de otros músicos marplatenses para llevar adelante su producción sonora.

"Mis viejos llegaron con su bagaje de sueños, sus costumbres, su música y poblaron como tantos provincianos los barrios periféricos de nuestra ciudad", agregó. "Recuerdo que durante las temporadas venían tíos a laburar y traían sus guitarras, domingos de guitarreadas interminables, en ese ambiente me he criado, con mucha música folklórica de Santiago del Estero, que es la que permanentemente sonaba en casa, y en todo el barrio".

Ese material sonoro quedó guardado, adentro. Más tarde vinieron muchos años de andar el camino y la suerte de recorrer Perú y Bolivia. "Este disco es el resultado de un proceso personal y musical de diez años", explicó.

Y las historias cosechadas, muchas de ellas vinculadas a la amistad, pidieron salir. "Se ha hecho necesario contarlas y cantarlas, por eso la necesidad de mi disco, la necesidad de compartir estas historias y hacerlas conocidas. Y una vez cantadas, ya dejarán de ser mías, serán de todos", dijo.

-¿Cómo definís tu sonido?

-Como me gusta decir, todo me sale chacarera. Ese es el ritmo que llevo en mis venas y el que más me influencia. Y de ahí, la chacarera en todas sus formas y diversas formas de expresarla, de manifestarla, de cantarla? hay grupos de rock que versionan y componen chacareras que suenan tremendas, o versiones orquestales que también me gustan mucho. Las canciones que son propiamente mías nacieron algunas en viajes que tuve la oportunidad de realizar durante el 2013 por Bolivia y Perú. En esas canciones el tema principal ha sido la amistad y la hermandad con nuestros pueblos latinoamericanos. Hay composiciones en coautoría como mi compadre Jorge Romero, quien a través de los años que llevamos de amistad me ha contado sus historias, que hablan de la amistad, de su origen y de la realidad que nos toca vivir. A esas poesías yo les he puesto música.

-Para este disco te rodeaste de muchos músicos, ¿qué te aportó cada uno?

-Este disco tiene dos pilares fundamentales que son Juan Sardi y Javier Canevari. Con ellos he hecho la producción general. Juan ha aportado toda su alegría, su color, su sonoridad tan particular desde la percusión y los coros. Y Javier, toda la maestría desde el piano, arreglando y componiendo también la música de uno de los temas. Sobre todo de ellos, su humildad puesta en el trabajo. También mi querido Pablo La Battaglia, quien ha cantado conmigo uno de los tema del disco, y tocando el saxo soprano en algunas canciones. Junto a él comencé mi camino solista en el año 2010 por eso su participación es tan significativa para mí. En la línea de vientos aparecen también Natalia Rodríguez Alvarez (saxo tenor) y Martín Crivello (flauta traversa), conformando junto a Pablo el trío de vientos que le aporta esa sonoridad distinta a las chacareras que yo venía buscando. Hay invitados especiales, que son Patricio Quinteros, que ha tocado el contrabajo en uno de los temas, dándole ese toque íntimo que quería para una zamba que interpretamos. En los viajes también he cosechado amigos y hay un gran músico y poeta sanjuanino, Nahuel Aciar, que ha grabado guitarras en una tonada que interpretamos, y sencillamente porque una tonada, que es un ritmo típico de Cuyo, tiene que tener la guitarra de un cuyano, y gran amigo. Claudio Solino ha trabajado como arreglador de vientos en tres de las canciones. Aparece la poética también, y ahí a puesto su voz el poeta Alejandro Moscato y por último Fabiana Ferreyra, quien desde los coros ha aportado toda su frescura a las canciones.