No resulta complicado ser donante de órganos, sólo basta con expresar la voluntad de hacerlo o bien frente a la familia (que sin dudas respetará la decisión) o acercándose a un centro de información habilitado en donde luego de completar los datos necesarios, se entregará un carnet para llevar junto a los documentos personales.

Así y todo, las estadísticas marcan que tenemos más posibilidades de convertirnos en receptor de un órgano, que en donante. Dadas estas circunstancias y ante la pregunta ¿usted se negaría a recibir un órgano para continuar viviendo?, resulta difícil contemplar la posibilidad de no expresar voluntad de hacerlo en caso contrario.

Los números dicen que 80 de cada millón de personas pueden ser donantes, y de esa cantidad se puede derivar fehacientemente que es más sencillo llegar a la lista de espera por un órgano que convertirse en donante efectivo después de la muerte. Esta cifra se debe a que solamente los fallecidos por muerte encefálica, que se encuentran en áreas de emergencias de un hospital con mantenimiento médico artificial, pueden donar sus órganos.

El presidente del Cucaiba, doctor Clemente Raimondi, explicó a LA CAPITAL cómo se diagnostica la muerte en un paciente al que se le pueden extraer órganos para salvar otras vidas. "Desde la Convención de Harvard, la muerte dejó de ser un instante, para pasar a ser un proceso. Como todo proceso, tiene un tiempo definido de acuerdo a las circunstancias. Pero muerte hay una sola y hoy la podemos diagnosticar en sus distintas etapas, que en el caso del trasplante, se denomina bajo criterios neurológicos. Para este caso, los especialistas, con el examen clínico y métodos complementarios de diagnóstico, certifican que la situación cerebral y del tronco cerebral del paciente es 100% irreversible".

Sobre este punto, Raimondi aclaró que "está la seguridad de que no se puede revertir la situación, por lo que no es un estado vegetativo persistente ya que su cerebro no tiene irrigación sanguínea".

Consultado por la cifra que arrojó 2008 respecto de la cantidad de donantes que en Mar del Plata se duplicaron, el titular del Cucaiba aseguró que "no solamente la población de una ciudad modifica estos valores (se supone que mientras más grandes son, más donantes tendrán), sino que existen otros factores como la derivación. Mar del Plata tiene una derivación menor que la ciudad de La Plata, pero tiene un dato positivo que es que hoy, Mar del Plata duplicó el número de donantes".

Y justificó este aumento al declarar que "esto tiene que ver con la intensificación de las actividades educativas, que permiten tener mayor número de expresiones de voluntad de donación para después de la muerte".

Sobre las mismas, afirmó que "en 2008 realizamos en el interior de la provincia (incluyendo Mar del Plata) unas 10 actividades educativas, además de cursos por videoconferencia para médicos y difusión por medios de comunicación".

Además aclaró que "el control de una gestión en trasplantes se expresa por el numero de donantes por millón de habitantes, por el numero de trasplantes por millón de habitantes y por la supervivencia del injerto y del paciente; son los tres índices con lo que internacionalmente se evalúa un programa de este tipo".

En Mar del Plata

Según los datos que arroja la Región Sanitaria VIII, con cabecera en la ciudad de Mar del Plata, durante el año 2008 se registraron 11 donantes reales de órganos, lo cual refleja un aumento considerable del 120 % comparado con el año 2007. Este número de donantes se traduce en un índice de 9.6 donantes por millón de habitantes.

De estos 11 donantes se implantaron 14 riñones, 3 hígados, 1 corazón y 1 bloca renopancreático,  permitiendo salvar  o mejorar la calidad de vida de 20 pacientes en lista espera. El equipo de salud del Hospital Interzonal General de Agudos "Dr. Oscar Alende", fue responsable de casi la mitad de los donantes marplatenses.

La importancia de contar con un equipo médico capacitado aumenta la posibilidad de éxito en una intervención de este tipo, en donde la celeridad se convierte en un factor determinante, ya que un órgano puede conservarse para su posterior trasplante entre 4 y 36 horas, dependiendo de cual sea.

En términos meramente legales, nuestro país regula la donación y el trasplante a través de la ley 24193, que establece la igualdad de oportunidades a este respecto. Sobre este punto, la legislación instituye que "nadie puede donar con otras intenciones o medios que no sea por solidaridad" y especifica que "todos los ciudadanos tenemos el mismo derecho y las mismas posibilidades de recibir un trasplante, independientemente de la condición social y económica".