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14-04-2010

Continúa con gran repercusión el "Club del Trueque" del barrio Aeroparque

"Es una salida fabulosa" asegura Ana, una de las asiduas asistentes al encuentro del club, que funciona martes y sábados, a partir de las 15.30.

Desde frutas y verduras, pasando por panificados caseros, ropa, zapatos, libros, golosinas, productos de la canasta básica, a veces pescado, hasta servicios -arreglos diversos- las posibilidades del trueque terminan, allí donde lo hace la imaginación de los socios de los clubes.

El mecanismo de economía solidaria, que cobró fuerza a fines de la década del 90, con la crisis que dejó sin empleo a millones de argentinos y que tuvo su mayor extensión luego del estallido económico, social y político del 2001, mantuvo su vigencia en algunos lugares y continúa desarrollándose con éxito hasta hoy.

Para algunos es una alternativa, una forma de hacer circular los productos de un microemprendimiento o de un hobby, o aprovechar los frutos del árbol de su patio y obtener otros productos que se venden en el los "nodos", para otros, es directamente una salida laboral ante una realidad del mercado formal que los excluye.

Así ocurre en el nodo del Barrio Aeroparque, del Club del Trueque iniciado en 1999 por la Red Solidaria Mar y Sierras.

Funciona todos los martes y viernes a partir de las 15.30 en invierno y a las 17.30 en verano, en el predio de Acevedo y Jovellanos, lindero a la sede de la sociedad de fomento del barrio Aeroparque.

"Es uno de los trueques más grande de los que quedan" destacaron los coordinadores, señalando que acude gente del barrio, pero también de los puntos más alejados de la ciudad o incluso de Santa Clara del Mar y Balcarce. "Una vez al mes viene la gente de Balcarce en un micro, traen productos de la zona, es muy interesante" señalaron Juan Carlos, Jorge y Mirta, tres de los cuatro coordinadores -junto a Liliana-. Ellos, con la colaboración del presidente de la Sociedad de Fomento, Roberto Urdiroz, organizan cada día de encuentro todos los detalles. "La gente se asocia, cuando ingresa se anotan los datos, se paga una pequeña contribución para el mantenimiento del predio, el pago del servicio de emergencias, el sonido, las mesas, la iluminación" explicaron los coordinadores. Y aclararon: "la idea es que las personas sean 'prosumidores' -tanto productores como consumidores- para que se logre la retroalimentación". Asimismo indicaron que se promueve el intercambio permanente. "Queremos evitar la especulación, esto es economía solidaria, la idea es que el que viene cambie por créditos lo que trae y se lleve otros productos que necesita".

"Es una salida fabulosa" aseguró Ana, que suele llevar al trueque prendas de vestir -nuevas y usadas- que compra en ferias y tortas. "Es bueno para gente grande y gente joven, es productivo" señaló, valorando la oportunidad, del intercambio "sin trampas".

Los puestos de frutas y verduras son de los más visitados, como así también los de los "pastelitos". Incluso la llegada de los pasteles recién hechos, es anunciada por micrófono.

El trueque utiliza créditos fabricados por la red solidaria mar y sierras. Un peso equivale a 100 créditos. Por ejemplo, media docena de pebetes o de facturas, o medio kilo de pan tiene un costo de 300 créditos. Se pueden conseguir 250 gramos de manzanas a 250 créditos y de pelones a 300 créditos. "Depende de la época, señala Alejandro, el vendedor, que se provee de la mercadería para intercambiar en el mercado concentrador de frutas. Pantalones o pulóveres rondan entre los 1.500 y 2.000 créditos, por mencionar algunos ejemplos.

Claudia y Carlos suelen llevar golosinas, productos de higiene personal que compran económicos. Con el resultado de la venta prefieren eligen prendas de vestir o zapatillas para sus hijos. "Se encuentran cosas lindas y de buena calidad" destacaron.

Gran cantidad de gente es habitué del club del trueque. Luego de un proceso de retracción a partir del 2004 -cuando había comenzado a mejorar la economía del país- lentamente está creciendo nuevamente. Para algunos resulta un recurso atractivo, posible o necesario. "Cuando esto no funcione más va a querer decir que estamos todos bien" reflexionaron los coordinadores.