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25-07-2009

Evalúan daños por el temporal

El avance del mar provocó serios destrozos en playas y otros sectores de la costa. En muchos casos la arena "casi desapareció" de los balnearios. Las olas destrozaron instalaciones y se llevaron estructuras de carpas, decks y solariums.

Los recaudos adoptados horas antes de que se produjera una asombrosa pleamar acompañada de una fuerte tormenta de lluvia y viento no fueron suficientes para evitar que en la noche del jueves ocurrieran serios daños en los balnearios y edificaciones próximas a la costa marplatense.

Ayer por la mañana quedaron en evidencia los destrozos causados por el agua, que carcomió la arena de las playas, arrasó las estructuras de algunas  carpas, decks y solariums e incluso, dañó varias edificaciones expuestas al océano.

Uno de los puntos más afectados por la tormenta fue Playa Chica, donde el fuerte oleaje provocó roturas en buena parte del restaurante que funciona sobre el peñasco ubicado prácticamente al mismo nivel del mar.

El concesionario Gerardo Fernández explicó que el oleaje afectó la piscina y destrozó barandas de madera, vidrios y luminarias y aseguró que desde hacía tiempo no se registraba un daño semejante en ese lugar. "La pleamar llegó a alcanzar 1,40 metros por sobre el nivel habitual y hubo olas de hasta 4 metros", describió.

Otro lugar que se vio afectado fue el muelle donde funciona el Club de Pesca, ubicado a la altura de la avenida Luro. Allí las olas llegaron a tapar por completo al espigón e ingresaron al interior de algunos salones donde se advirtieron serios daños.

Algo similar sucedió en el Torreón del Monje, donde el agua invadió el subsuelo.

Jorge Riccillo, vicepresidente de Cebra, la cámara que nuclea a los balnearios marplatenses, explicó que la tormenta dejó sus huellas en casi todas las playas de la ciudad.

Según dijo, los principales daños ocurrieron entre las 20 y las 22 del jueves, cuando el mar comenzó a avanzar y las olas se estrellaron con fuerza contra la costa.

Semejante fenómeno provocó el desplazamiento de piedras y la pérdida de una gran cantidad de arena en la zona céntrica, Playa Grande, Varese y Punta Mogotes.

Riccillo sostuvo que la comuna les había pedido a los empresarios que tomaran recaudos, en base a los pronósticos meteorológicos que indicaban la llegada de una pronunciada pleamar. Y explicó que si bien hubo quienes intentaron poner a salvo la integridad de los balnearios, no hubo cómo evitar que la crecida dañara algunas instalaciones.

Luego comentó que los empresarios deberán dedicarse ahora a reparar los daños y a reacondicionar aquellas playas donde el mar se llevó una importante cantidad de arena, equipamiento e instalaciones. "Tendremos que hacer el mayor esfuerzo por reacomodar nuestras unidades", indicó. Asimismo planteó la necesidad de que sean ejecutadas obras de defensa costera para evitar que la erosión siga provocando la pérdida de superficie de playa.

Dijo que pese a que hay quienes se oponen a las escolleras de piedra,  su existencia fue lo que en esta ocasión permitió mitigar la magnitud de los destrozos en algunas zonas. "Si no hubiese sido por esta contención el problema hubiera sido más grave", sostuvo.

Los destrozos se extendieron por toda la costa y en las playas ubicadas al sur del faro fueron más que evidentes. Allí la furia del mar arrasó por completo las instalaciones de paradores como Abracadabra y La Caseta.

La destrucción fue tal que desaparecieron algunos chiringos dentro del agua y las tarimas de maderas utilizadas como solariums quedaron convertidas en tablones depositados sobre la arena o que flotaban en las agitadas aguas.