El vivero dunícola, un lugar para disfrutar de la naturaleza en familia
La reserva forestal "Florentino Ameghino" sigue siendo uno de los principales puntos de atracción para el turismo en Miramar.
MIRAMAR (Corresponsal).- El vivero dunícola es, sin duda, el emblema turístico de Miramar que atrapa durante todo el año a una notoria cantidad de turistas que llegan desde diversas localidades de la región y también otros puntos geográficos del país, especialmente durante recesos especiales y vacaciones tanto invernales como estivales.
Sin duda es un sitio obligado para visitar, donde la naturaleza demuestra toda su majestuosidad dentro de unas 502 hectáreas que ofrecen actividades y servicios para toda la familia
Su nombre se lo debe al gran naturalista argentino, "Florentino Ameghino" que realizara innumerables investigaciones en el sudeste de la provincia. En cuanto a su origen, hay que remontarse a 1923, cuando el Ministerios de Asuntos Agrarios de la Provincia decidió su creación para el estudio y el afianzamiento de los médanos de la costa provincial. La antigua estación experimental pasó a ser productora de especies forestales y de esta manera se convirtió en un vivero, que con el paso del tiempo llegó a ser uno de los lugares con mayor cantidad de árboles madres en el país.
Actualmente, el vivero se encuentra en manos de la Municipalidad de General Alvarado, que al mismo tiempo determinó un sector para emplearlo como parque recreativo.
Allí se puede encontrar el museo, la Gruta de Lourdes y las zonas de los fogones donde se puede ir a almorzar en familia, hacer un "típico" asado, disfrutando de las ventajas de la vida al aire libre y los asombrosos sonidos de la naturaleza.
Además de su continua vegetación entremezclada con las dunas, existen innumerables sendas y caminos para recorrer e internarse en la tranquilidad del bosque, donde un bello paisaje permitirá observar varias especies arbóreas, especialmente pinos, acacias y eucaliptos en sus distintas variedades, acompañados por el incesante arrullo del mar que se potencia con el aroma de la vegetación.
Más allá de la tranquilidad que brinda el lugar, es importante mencionar que con el paso del tiempo se fue sectorizando el predio de acuerdo a las actividades que desee desarrollar el turista.
Es así que en el corazón del vivero está centralizada la actividad comercial, con restaurantes, fogones, puestos de comida rápida, juegos infantiles y espacios de alquiler de caballos para los tradicionales paseos.
Gruta de Lourdes
Constantemente los fieles concurren a observar la Gruta de Lourdes, inaugurada y bendecida el 20 de abril de 1980, año dedicado a la Virgen María. Su construcción a base de madera de pino del lugar y piedras cobija una replica de la imagen original de la Virgen que se presentara a los pastores en Lourdes, Francia.
Todos los 11 de febrero se celebra una misa en su honor a la que asisten gran cantidad de devotos.
Siguiendo una línea espiritual y religiosa que caracteriza al bosque, en el acceso por el sector costanero sur, se encuentra el Cristo de la Hermandad, tallado durante los días previos a la Semana Santa del 2006 por el artesano Luis Sissara, que realizara esculturas similares en distintos puntos del país, siendo ésta la primera en la provincia de Buenos Aires.
A base de eucalipto, la talla llevó unos 30 días, en los que primero se dio forma al Cristo de unos 9 metros y luego se lo colocó en la cruz.
Sus enormes dimensiones -20 metros de alto- y ubicación permitieron que rápidamente se transformara en una nueva postal de la ciudad.
Entre otro de los paseos que pueden disfrutarse en el interior del vivero dunícola se encuentra el Museo Histórico y Paleontológico, aunque para aquellos amantes de los deportes aventura el abanico de posibilidades también amplio, con caminatas, bicicleteadas y recorridas en cuatriciclos hacia la zona de médanos, otro paisaje emparentado y arraigado a la idiosincrasia miramarense.
