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11-09-2010

Una calle corta de larga historia

En nuestra sección "Mi Barrio era así", Sara Garfinkel reconstruye la historia de su calle: la Diágonal Antonio Alvarez.

Soy la diagonal Antonio Alvarez, una si no la única de las más cortas vías de tránsito de la ciudad. 86 metros 50 centímetros, más exactamente, es mi longitud desde la esquina de la Av. Independencia y Bolívar hasta la casi intersección de las calle Salta con la Av. Colón.

Fue el 30 de mayo de 1910 cuando dos vecinos de esta naciente ciudad, Fernando y Constantino Vaira, solicitaron permiso municipal para construir en la manzana 171 del ejido marplatense. ¿Cómo puedo estar tan segura de mis orígenes? Pues porque en un instrumento público escritura número 358, fechada el 3/11/1925, firmada por el escribano D. Alfredo L. Bertone - aparecen varios nombres de vecinos marplatenses relacionados con la historia de la diagonal Antonio Alvarez. De todos estos nombres destaco dos: el primero, los hermanos Vaira, Fernando y Constantino y el último, la familia Garfinkel. Los Vaira celebraron ante escribano público en el año 1912 un documento en el que figura "?la venta del lote Nº 3 de forma irregular con una superficie total de trescientos catorce metros, novecientos ochenta y ocho milímetros cuadrados, lindando por el Nor-Este con la calle Bolívar; por el Sud-Este con el lote Nº 2, por el Nor-Oeste con el lote cuatro y fondos de los lotes seis y siete? por el contrafrente del lote Nº 3 al Sud con la avenida Pueyrredon" (hoy diagonal Antonio Alvarez). Es decir que este contrafrente llegaría hasta la diagonal Pueyrredon enfrentando al mismo puente de La Carolina. Debería ser así, pues de lo contrario el contrafrente del lote en cuestión lindaría con? ¡la nada!

Pero la realidad es bien diferente a las especificaciones técnicas de agrimensores y legales de escribanos. La manzana 171 es un triángulo rectángulo en el cual su hipotenusa daba hacia el Sur. En este contrafrente de la propiedad de los Hermanos Vaira se había formado, por el paso cotidiano de los vecinos, un pequeño pasaje que era muy útil para poder llegar hasta el bulevar Colón sin tener que sortear el emblemático puente de La Carolina. Además era una salida natural de los productos del aserradero de los Vaira y así la sabiduría popular y la costumbre del uso bautizaron a ese atajo como Pasaje Vaira, realidad ignorada por la fría burocracia y la tozuda estadía en la inopia de los munícipes quienes por varios años me desconocerán. Legalmente se me negará un nombre y se seguirá mencionando en todos los documentos públicos, ya sea privado o gubernamental, a la diagonal Pueyrredon como el lindero Sur del contrafrente del lote 3 de la manzana 171. En 1916. Un joven concejal marplatense, Teodoro Bronzini, preocupado por la situación complicada en el cruce de los bulevares Colón y Londres (hoy Av. Independencia), presentó un proyecto para arreglar dicho cruce y pavimentar la zona, previo entubamiento del arroyo vecino conocido como Las Chacras.*. Corría el año 1917. Se inició un primer tramo del entubamiento del arroyo en la zona que va desde la esquina Bolívar y bulevar Londres vereda par continuando derecho desde el este al oeste hasta la zona del bulevar Colón alcanzando la calle Salta. Se hablaba de la posible desaparición de ese pasaje que la gente llama "Vaira". Los Vaira sostenían que de cerrarse el pasaje ellos perderían un frente, ya que sus terrenos sólo tendrían frentes sobre Bolívar y Salta. Defendieron sus derechos adquiridos por uso de suelo y costumbre cotidiana en los estrados judiciales. Fueron a juicio. Es obvio que ganaron este pleito, ya que de haber triunfado el Municipio hoy yo no existiría.

En 1923 por la Ordenanza General de Pavimentación yo era una de las calles a pavimentar en el ejido de la ciudad. Seis años más tarde, - 29/10/1932 - por ordenanza municipal, artículo 5°, se me reconoció y otorgó nombre y apellido: diagonal Antonio Alvarez. Cesé de ser nombrada con una exasperante porfía como diagonal Pueyrredon. Obtuve mi verdadera identidad. Sé que siempre fui importante en el desarrollo del barrio pero desde ese momento gocé no sólo del reconocimiento popular, que siempre lo tuve, sino del municipio de General Pueyrredon. Fui asfaltada, identificada e iluminada nocturnamente con pocas bujías pero iluminada al fin. Desde ese lejano 1930 a este presente 2010 ha corrido mucha agua por mis veredas. De ser una calle usada como el portón trasero de los negocios cuyos frentes se abrían sobre las Av. Independencia y Colón o las calles Bolívar y Salta a ser lo que soy hoy ¡han pasado tantas cosas! Por eso no es de asombrar que yo sea una calle capaz de contar sus vivencias y, mejor aún, escribirlas. Especialmente para aquellos que me atraviesan velozmente, transeúntes y automovilistas, y me usan simplemente como camino útil para acortar la distancia hacia la Av. Colón o evitar el cruce de ésta con la Av. Independencia. Pasan sobre mi trocha con total indiferencia. No saben cómo me llamo y ni les interesa averiguarlo. Hasta hubo un intento de convertirme en una calle temática. Algún día les voy a contar algo sobre ese fallido proyecto. Mientras tanto sólo deseo seguir siendo lo que soy: una calle que no es ni la más larga, ni la más ancha y no figura en el catastro municipal como calle porque soy una diagonal. Soy la diagonal Antonio Alvarez., una de las más cortas vías de tránsito de la ciudad, una vía de comunicación que comienza acá y termina allá. Menos de 100 metros separan el "acá" del "allá". Además ni siquiera fui dibujada en el trazado original de la planta urbana. Antes de despedirme les cuento que D. Antonio Alvarez nació en el año 1848 en Dolores. Estaba radicado en la zona del sudeste de la provincia de Buenos Aires y contaba 32 años cuando fue nombrado Juez de Paz del recientemente creado Partido de General Pueyrredon.

La autora

Sara Garfinkel es autora de cinco libros, en varios de los cuales aborda la historia y el folklore de su calle. Las mencionadas obras se titulan: "Garfinkeleando por Mar del Plata" (2005); "La Temporada cuando nos visitó la Fórmula 1" (2005, en coautoría con su hijo, profesor Edgardo Berg),

"Historia de una maestra marplatense, la señorita Edith" (2006), "Batones y bigudíes marplatenses" (2009) y "Anécdotas de una calle corta de Mar del Plata" (2009).

(*): Del libro Mar del Plata, El Barrio del Oeste, 1876-1940, Arq. Roberto Osvaldo Cova.